Cuidado con lo que deseas por si te besan

Si ya antes del coronavirus los besos se cotizaban caros, ahora no os quiero ni contar… porque, como os decía en mi anterior post (https://roseapelton.com/el-amor-en-tiempos-del-coronavirus/), las oportunidades de un “aquí te pillo aquí te mato (de placer)” son escasitas y, si después del correspondiente PCR y medición de temperatura, decides lanzarte, corres el riesgo de que la otra persona no bese como a ti te gustaría y hayas quemado una oportunidad de oro con alguien que no cumple tus expectativas, así que si alguien puede decirme cómo reconocer la forma en la que el otro besa solo por la mirada, se lo agradecería eternamente…

 

¿Se puede saber cómo besa alguien solo por su forma de mirar?

Mientras trato de dar respuesta a eso y pido al guionista de mi vida que me mande a alguien que haya aprendido a besar de categoría, os dejo algunos de los tipos de besos más extraños que nos han dado a mi amiga Alis y a mí a lo largo de nuestra vida y que he recopilado en esta selección:

Beso boca pez, ese que te dan los que tienen unos labios gordos pero que no son muy proactivos que digamos, y lo máximo que hacen por ti es abrir su boca como lo hace un pez, dejándote esa cavidad abierta para que te encargues tú de hacer el resto.

En la otra cara, tenemos los Besos directos o colonizadores, aquellos de los que ignoran tus labios y, conforme abres la boca, su lengua va directamente al interior, como si no hubiera un mañana, como diciendo “lo único que quiero es una cavidad donde expandirme”.

Así que cuando se junta un “boca pez” con un “directo”, surge la pasión… pero cuando no eres de ninguno de esos tipos, las consecuencias son devastadoras… os lo digo por experiencia

Beso perforador, cuando la lengua del susodicho, una vez que ha conseguido entrar en tu boca, empieza a dar vueltas dentro de ella en busca de no se sabe qué, con tanta energía y potencia que corre el riesgo de que termine desincrustándote algún resto de comida que se quedó ahí después de un cepillado de dientes demasiado rápido, o, en el peor de los casos, que esa lengua vigorosa se lleve algún empaste por delante… Estos besos tenían que venir con el cartel de “yo no asumo la responsabilidad de lo que encuentres con tu lengua perforadora”.

Dentro de esta tipología, están los besos orejeros, cuando esa lengua perforadora entra en tu oreja mientras a ti lo único que se te ocurre hacer es rezar para que no encuentre trocitos de cera en su camino, y prometerte a ti misma que a partir de ese momento, vas a limpiarte, día sí día también, las orejas y los oídos a fondo fondísimo…

Besos babosos, con los que terminas con toda la barbilla llena de saliva, sin saber si quitártela rápidamente o dejártela ahí para evitar que el susodicho te envista de nuevo con semejante caudal de baba… Estos besos, por regla general, son súper ruidosos, por el efecto «ventosa» que produce tal cantidad de saliva compartida dentro de la boca, y suelen provocar un auténtico espectáculo sonoro cuando tratas de apretar los labios para evitar que esa baba se escape y te pongas perdida la ropa…

Beso Hollywood – también denominado beso quiropráctico -, cuando el susodicho te inclina el cuerpo para atrás mientras te besa en modo película, pero, como la flexibilidad no es uno de tus dones, lo más que consigue es que tu espalda cruja como si tu columna vertebral fuese la Falla de San Andrés a punto de reventar, y que, en el mejor de los casos, cuando te incorpores, tengas un tirón en alguna parte de tu cuerpo y pasarte dos semanas agradeciendo al cielo que solo haya sido un tirón… o recordándote que tienes que conectarte a esas clases de Pilates online que pagaste a precio de oro y para las que nunca has encontrado el momento de empezar.

Besos “lo último que voy a hacer en mi vida”, cuando estás resfriada y la otra persona insiste en alargar el beso y no puedes negarte, pero vas notando cómo, con la congestión que tienes, te va faltando cada vez más aire y crees que acabarás muriéndote si sigue unos segundos más.

Dentro de éstos, están los besos en apnea, los que te dan debajo del agua de la alcachofa de ducha, cuando el susodicho es más alto que tú y te coge la cara con sus manos para levantarte la barbilla y besarte; con lo que es inevitable que se te meta agua en la nariz, pero el otro, en pleno calentón, no se da ni cuenta y sigue y sigue besándote mientras tú crees que vas a terminar muriendo ahogada… o por el agua de la ducha o por su saliva… pero muerta por ahogamiento… ainssss…

• Y ¿qué me decís de esos besos sudorosos al estilo natación sincronizada, que te dan al ritmo del acto sexual y que te dejan pensando “ok, bueno, vale, te acompaño a ver si pillo tu ritmo mientras coordino mis movimientos sin perder la concentración ni la libido…».

Besos accidentados, cuando el ímpetu del momento provoca un choque frontal con la nariz, con los dientes, con tus gafas… o los besos tipo peeling, cuando el susodicho tiene una barbita de uno o dos días y acabas con la cara toda irritada en esa manera que todo el mundo sabe que ha sido cosa de un calentón…

Besos edad del pavo, como cuando éramos adolescentes y no teníamos dinero ni para chicles, y mientras te besaban te ibas pasándote el chicle con él. O los que te dan mientras deciden pasarte un trago de Coca Cola fresquita de boca a boca, pero que te pillan sin estar preparada y terminas espurreándolo todo en su cara o en su ropa.

Y, por último, están los besos cátame despacito: esos besos tiernos, en los que la participación es equitativa, saboreando lentamente los labios de la otra persona, incluyendo pequeños mordisquitos y con los movimientos de lengua acompasados y el nivel de saliva en su justa medida. Son los que se dan con la mandíbula relajada, escuchando la cadencia del otro, sintiendo. Estos besos son como el Santo Grial: los más codiciados, pero, a la vez, los más difíciles de encontrar…

Después de este análisis, he descubierto varias cosas, a saber:




Y tú, ¿cómo aprendiste a besar? ¿cuál es el beso más raro que te han dado en tu vida? ¿qué tipo de beso es tu preferido?

El amor en tiempos del coronavirus

Si antes ya estaba difícil eso de encontrar pareja, ahora el guionista de nuestra vida nos lo ha puesto más difícil todavía con esto del coronavirus, porque, entre tener que quedarnos en casa y todas las medidas que debemos respetar cuando ponemos un pie fuera de ella, no sé yo cómo vamos a hacer.

Sé que algun@s de vosotr@s ya creéis haber ubicado al amor de vuestra vida en el balcón de enfrente con alguno de esos vecin@s en los que nunca habíais reparado antes, y me consta que os preparáis todos los días para salir a aplaudir como si fuerais a la ópera o a recoger un Óscar. También me han llegado historias vuestras en las que habéis ligado online con algún compañero de trabajo al que no habríais visto de no haberse instaurado el teletrabajo y las innumerables reuniones de equipo o los webinars a los que asistimos –he de confesaros que yo miro todas las ventanitas abiertas en esos foros, tratando de descubrir si alguno de los chicos conectados me genera una vibra especial para poder chatear con él-.

Pero ahora que viene el desconfinamiento, esto de tener una cita con alguien se complica por momentos, ya que tendremos que salir con mascarillas y, como sabéis, soy miope, y soy de las que se le empañan las gafas cuando llevo mascarilla; así que no distingo objeto alguno delante de mí… Vamos, que me da igual que el chico que tengo a 2 metros sea un adonis o el tío más feo del mundo, que – conociéndome- le sonreiré igual. Y ahí viene el segundo problema de la mascarilla: para evitar que se me empañen las gafas tanto, me la coloco todo lo alta que puedo, casi al borde de los ojos, con lo que cada vez que sonrío, la mascarilla me roza el lagrimal y me hace llorar, con lo que se me empañan más las gafas y acabo hecha literalmente un cuadro, ya que, basta con que no podamos tocarnos la cara con las manos, para meter más presión a mi Rose responsable y conseguir que los movimientos que termine haciendo sean modo baile del Chiki – Chiki…



Y si tenemos que guardar metro y medio de distancia, ¿cómo vamos a ligar, a gritos?
No quiero imaginarme la de cosas íntimas que llegarán a nuestros oídos de los que están teniendo una cita a nuestro alrededor… El concepto de intimidad cambiará, eso seguro, porque, no sé si os habéis dado cuenta, pero cuando llevamos mascarilla el sonido de nuestras palabras sale más amortiguado y tendemos a levantar la voz unos tonos más, así que esto puede llegar a ser caótico en un espacio público. Y si a eso añadimos que en los espacios cerrados tengo que contener la respiración todo lo que puedo y respirar lo más lentamente posible, para evitar que se me empañen las gafas, mi cita lo único que verá será algo moviéndose detrás de unos cristales empañados en tono vapor blanco nuclear, tratando de ubicarlo mientras le hago señas con los brazos sin tocarlo. Eso sí que va a ser amor ciego en su sentido más literal.

¿Y qué me decís del tema acercamiento sexual? Si ya un simple beso con alguien con el que no convivas está prohibido, el hecho de dar un beso con lengua ha pasado a ser pecado o delito… Estoy por decir a mi amiga Tifanny – que es la reina de Amazon -, que pida un contenedor de tests rápidos de coronavirus para hacérselos a los candidatos a hombres de mi vida, como prueba de fe antes de intercambiar saliva con ellos. Eso, o esperar a que se pongan de moda otra vez los besos castos con los labios cerrados y muy apretados que se daban los protagonistas de las películas en blanco y negro.

Aunque antes de llegar a ese momento beso – o sin llegar a él, porque ya se está recomendando hasta evitar las posturas sexuales cara a cara y el sexo oral-, tendremos que embadurnarnos con gel hidroalcohólico para poder tocarnos –con guantes o sin ellos, que eso no acabo de tenerlo claro-, e intercambiarnos información sobre lo que hemos hecho y con quién hemos estado los 15 días antes, para poder localizar los posibles focos de contagio por si alguno de los dos presentase síntomas (otra vez la intimidad al carajo… ainssss).

Vamos, que a este paso volverán a ponerse de moda las relaciones románticas, donde tendremos que estar viéndonos sin tocarnos hasta que no decidamos convivir juntos, con lo que eso puede ser catastrófico, no por la magia de conocer al otro lentamente – esa idea me gusta -, sino porque puedes estar conociendo a una persona años y verla mágica, pero en el momento del beso o de tener sexo con ella, querer echar a correr… Además, a mis cuarenta y tantos años el tiempo es oro y eso de no tener sexo durante largos periodos de tiempo no debe ser sano … ¡¡me entran sudores fríos nada más planteármelo!!.

Y si el tema del beso está crudo, no quiero ni pensar en el sexo con alguien que no es tu pareja. Eso del “rollito de una noche” no imagino cómo será, o si será posible ahora… ¿hay que medirle la temperatura antes, durante y después?

                                                      ¿Cómo lo lleváis vosotr@s?

Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos,

Me gustaría que hicieseis llegar esta carta a todos los hombres que andan buscando a la mujer de su vida, para ver si así empiezan a entendernos un poco más y conseguimos que este año triunfe de una vez por todas el amor en pareja. Ahí va:

 

Querido hombre que buscas a la mujer de tu vida,

No te imaginas lo importante que es hacer sonreír a esa mujer que te hace sentir especial: esos momentos de risas hacen que conectéis más y que hasta el amor sea más explosivo, ¡palabra de Rose Apelton!

Intenta ser cariñoso y romántico, pero en su justa medida, ya que, si te pasas de «pastelón», puedes provocar en ella subidas repentinas en sus niveles de azúcar que no pueda digerir. Si no sabes cómo hacerlo, simplemente pregúntale a ella o déjate fluir, pero no finjas ser lo que no eres por querer agradarla: ella te ha elegido a ti por ser así y, sabrás que es el amor de tu vida cuando podáis ser vosotros mismos sin que ninguno de los dos quiera cambiar al otro.

lo que no implica que no tengáis que adaptaros el uno al otro en determinadas ocasiones para poder compatibilizar su forma de ser con la tuya.

Ten en cuenta que los detalles nos encantan. De la misma forma que nos resulta importante saber que pensáis en nosotras, así que dedícale un ¡Buenos días!, un ¡Dulces sueños! o cualquier otra dedicatoria bonita y sincera. Sé que cuando recibes un mensaje de esa mujer especial, te encanta y sonríes, así que imagínate esa sensación multiplicada por tres y sabrás cómo se siente ella cada vez que recibe un detalle tuyo.

Sabrás que ella es la mujer de tu vida porque os sintáis a gusto a solas, conversando sin necesidad de estar rodeados de gente, mientras se os pasa el tiempo volando, y porque en la intimidad conectéis a la perfección, así que permítele y permítete ser natural, para que los complejos que podáis tener nos os bloqueen en esos maravillosos momentos de sexo explosivo y placentero.

Para tu información, a las mujeres nos encanta que nos abracen: aunque por fuera nos veáis como las mujeres más valientes y osadas del mundo, a veces guerreras, el simple hecho de poder sumergirnos entre vuestros brazos y permitirnos sentirnos débiles por un momento, no tiene precio, así que tenedlo en cuenta y permite a esa mujer que te hace sentir tan especial, refugiarse en uno de tus abrazos el tiempo que necesite y disfruta de esa sensación de sentirte un héroe para ella en ese instante.

No tengas vergüenza de cogerla de la mano mientras paseas con ella ni de demostrarle tus sentimientos en público. Siéntete orgulloso de tenerla a tu lado, y sé consciente de que tú la has elegido a ella, pero ella también te ha elegido a ti, así que deja atrás los miedos que puedas tener a compartir tu vida con la de ella – dure lo que dure -, y fluye, permítete sentir esa sensación tan maravillosa de estar con la mujer adecuada, con esa persona con la que puedes sentirte tranquilo, en paz, con la que puedes dejarte llevar tanto por vuestros besos que hasta los párpados se os cierren y deja que tu imaginación vuele… permítete sentir esa energía que fluye entre los dos en ese preciso instante, conscientes de que ese momento no se repetirá jamás… de que habrán otros si la relación avanza, sí, pero cada uno tendrá su magia propia. Y la disfrutaréis.

Ten por seguro que sabrás que ella es la mujer de tu vida y tú el hombre de su vida cuando os podáis comunicar con solo miraros. Pero el hecho de que os podáis comunicar con sólo una mirada no significa que podamos leeros la mente: podemos ser brujitas, sí, pero no somos adivinas, por lo que, si esa mujer que te hace sentir tan especial no te hace preguntas en modo «FBI» y, por el contrario, te deja libertad para que le cuentes lo que decidas en cada momento, no creas que es por falta de interés, ni porque ya lo sabe. Así que, aunque estés cansado o estresado por el trabajo, dedica el tiempo necesario para hablar con ella, para aclarar los malentendidos que puedan surgir y para disfrutar de haber encontrado a esa mujer tan especial en ese momento de tu vida. Será precisamente ahí, en esos instantes, cuando te des cuenta de lo agradecida que esa mujer puede llegar a ser y del bienestar que te causará también a ti ese detalle que has tenido con ella, y te hará olvidarte de ese día tan negro que puedas haber tenido ¡palabra de Rose Apelton!



Sabes que unas mujeres somos más enamoradizas que otras, pero aunque veas que esa mujer que te hace sentir especial está “pillada” por ti, quizás enamorada…, nunca, NUNCA, des por hecho que eso significa que la vas a tener en tu vida a tu lado incondicionalmente por siempre jamás…¡NO! Ten en cuenta que hoy está, pero que la falta de cariño, de mimos, de pasión, durante largos periodos de tiempo, puede provocar que esa magia desaparezca sin apenas darte cuenta… Sobre todo, si permites que ese pánico que puedas tener al compromiso haga que tardes mucho en decidirte a estar con ella, a mantener una relación más en exclusiva.

Si esa mujer es de las mías, no tendrá miedo a decirte que quiere apostar por ti, si está convencida, si siente que puedes ser tú esa persona especial que anda buscando. Te dirá que quiere una relación formal, aunque le dé pánico pensar en lo que pueda depararos el futuro, se lanzará a la aventura de descubrirte y de que la descubras…simplemente porque se dejará llevar por lo que siente en ese momento, así que sé sincero en todo momento con ella y no le hagas lo que no te gustaría que te hiciera a ti.

De la misma forma, si al final consigues “atrapar” su corazón, no te relajes. El hecho de que en un momento de su vida decidiese apostar por ti, no significa que ya vaya a estar a tu lado por los siglos de los siglos… Ella es humana e, igual que tú, necesita nutrirse de ternura, amor, cariño, pasión, detalles y, sobre todo de risas, de muchos momentos de risas contigo… Cuenta con que todo eso ella te lo dará si es la persona adecuada para estar contigo, porque las mujeres somos más dadas a expresar nuestros sentimientos, así que, si algún día lo vuestro continúa bonito y decides comprometerte con ella, te recomiendo que en tu pack nunca falte eso y que se lo dediques día a día, simplemente porque quieres, porque te sale así hacerlo, desde lo más interno de tu corazón.



Y, por último, no permitas que se instale la rutina en vuestra relación: juega, imagina, idea cosas con ella o para sorprenderla a ella, haz que cada día sea un reto lleno de maravillosas aventuras y haz que la vida, que tu vida, sea más divertida a su lado.

Un afectuoso abrazo de tu Querida Amiga,

Rose Apelton

PD. Sus Majestades, para mi simplemente:

Querida: Te mereces un orgasmo y lo sabes

El hecho de que se celebre el Día Internacional del Orgasmo Femenino da que pensar ¿no os parece?… aunque, para ser sincera, he de confesaros que, a veces, lograr llegar al orgasmo en pareja cuesta tanto, que quien lo logra es para ponerle un monumento, darle un Óscar o premiarle con todos los honores.

Soy consciente de que para conseguir el disfrute, debes conocer tu cuerpo y tus zonas de placer a fondo… Y mira que esa asignatura la aprobé hace años y, hoy en día, disfruto con él y de él a menudo, vamos, que sé cómo y cuándo provocarme placer, cómo llegar al clímax cuando estoy yo sola, pero la cosa cambia cuando se trata de que otra persona, que no se ha molestado en conocer tu geografía, lo consiga.

Y mira que me he encontrado con susodichos que han puesto todo el empeño del mundo en intentar que me excitase hasta gritar de placer, pero ná de ná… ainsss…

A ver chicos del mundo:

una cosa es frotar el clítoris con cierta cadencia, mezclando ternura y ritmo, y otra cosa es que frotéis la zona con los dedos con una fuerza tal como si quisieseis hacer aparecer al genio de la lámpara…
Así, os aseguro que el único genio que aparece es el nuestro… bueno, más que el genio nuestro, nos sale el ingenio, de intentar movernos un poco, de reconduciros la mano o de distraeros un ratito para que dejéis de frotar, so peligro de que eso al final prenda fuego, igual que sucede cuando frotas fuertemente dos palos.

Tened en cuenta que, si hacéis caso omiso de esas señales de “alerta: peligro de que tu táctica de provocar el orgasmo en ella se vaya al traste”, nosotras no tenemos más remedio que frenaros en seco o empezar a fijarnos en el mobiliario que nos rodea, tratando de decirnos, “venga Rose, ten un poco de paciencia, que el pobrecito está poniendo interés… “.

Pero la paciencia se agota y – me reconoceréis que-, en esto del placer sexual, no todo es cuestión de ponerle interés… Hay que escuchar a lo que necesita la otra persona… Y con escuchar no me refiero a los gritos de placer que nos salen a veces…

Ese “Oh Dios mío” a veces significa “Oh Dios mío, pero qué he hecho yo para estar con esa lengua metida en mis partes que va sin rumbo ni concierto y que parece que en cualquier momento se vaya a desintegrar o me vaya a absorber el clítoris como si me engullese un agujero negro…”.

Hay que escuchar la entonación con que jadeamos mientras algún miembro de vuestro cuerpo está tratando de estimularnos sexualmente, y, sobre todo, no tratar de imitar lo que se cuenta en los libros tipo “Cincuenta Sombras de Grey”, que ¡¡mira que han hecho daño en esto de las relaciones sexuales!!, porque los susodichos que me he ido encontrando estos últimos años, tratan de emular al protagonista ese multi millonario, masoquista y traumatizado, con sus prácticas sexuales y no siempre consiguen que se nos caiga la baba de placer como lo hacía con la chica… Es, más bien al contrario:

esa palmadita en el culo, ese cogernos del pelo como si fuésemos un caballo desbocado, más que subirnos la libido, incrementa nuestra mala leche cuando no paráis de hacerlo una y otra vez… y el ¡hummmm! inicial, pasa a un ¡hummmm… eso ni lo sueñes!! porque como se te ocurra volver a darme otro azote en el culo, te voy a hacer ventosa dentro de mí tan fuertemente que no puedas ni respirar.

Pero igual que hay historias de terror para conseguir llegar al orgasmo, también hay hombres que lo hacen muy, pero que muy requetebién, y que te generan adicción (porque no puedes parar de decir: “Sigue, sigue…”, “Quiero más…”), pero que al mismo tiempo sacan tu instinto asesino, y no puedes evitar gritar “Si paras ahora ¡te mato! “

Y ahora me pregunto, ¿Eso se puede considerar “amenaza”? porque los instintos y las ganas de hacerlo en caso de que pare son reales… No puedo pensar si esa amenaza se convertiría en real si al susodicho se le ocurriera parar en el momento justo antes de que yo llegase al orgasmo… creo que eso puede hacer perder los papeles a la chica más cuerda del mundo, ¿no creéis?

Mira que da gusto tener sexo con otra persona y que las dos puedan llegar al clímax simplemente dejándose llevar el uno por el otro, dejándose sentir y escuchándose mutuamente… sin tapujos ni tabúes, sintiendo tu cuerpo con la perfección que tiene, sin complejos, sólo dispuesto a recibir placer y a entregarlo a cambio de más placer… pero

¿es verdad eso de que para que sea perfecto los dos tenemos que llegar al orgasmo al mismo tiempo? Porque a mí eso me parece el más difícil todavía…. agrrrr

Ainssss… espero que algún día eso sea lo normal en las relaciones sexuales y que toda mujer del mundo pueda sentir el placer al máximo nivel que sea capaz de experimentar… Sólo así mejorará nuestra comunicación entre hombres y mujeres, porque seremos capaz de comprender que esto del orgasmo es más un camino de disfrutar que la meta final… ¿Estáis conmigo? ¿por qué creéis que se necesita celebrar el día internacional del orgasmo femenino?

Hasta el moño de la Navidad… y todavía no ha llegado

Uffff… ¡¡¡qué hartazón de Navidad!!!

¿Os habéis fijado que cada año la Navidad empieza antes? Y es que, es acabar Halloween y los comercios y las calles empiezan a llenarse decoraciones navideñas en las que los «Merry Christmas» y “Feliz Navidad” van asomando poco a poco hasta inundar todos los rincones de la ciudad…  Y es como si ese ambiente que se crea te obligase a sonreír y a estar feliz permanentemente hasta que termine esta festividad… como si no pudieses enfadarte con nadie ni ponerle las cosas claritas a alguna que otra persona que se te cruza en tu día a día… Así que

Lo bueno de las Navidades es que está permitido sentirse nostálgico, aunque no tengas pareja para compartirlas… Lo malo, que te recuerdan que acabas el año otra vez sin pareja… y te hace plantearte dónde está el error… pero como sabéis

mi lema es «Rendirse no es una opción»

así que aquí me tenéis, tratando de planificar la nueva estrategia para encontrar al hombre de mi vida de cara al año próximo…

Pues bien, en esa labor de investigación me paré en un artículo que aparecía en una revista sobre un síndrome que, al parecer, sólo sufren algunos hombres – es una de esas enfermedades raras – … no veáis lo identificada que me sentí después de leerlo y darme cuenta de que, al parecer, varios de los susodichos con los que me he liado tienen pinta de sufrirlo… Agggggggrrrr… y no sé qué hacer….

Os comento, a ver si podéis detectar a algún hombre más enfermo de esto y los unimos para que les salga más barata la terapia conjunta….

A ver, a ver… cómo os lo cuento…. Ummmmm

Se llama Síndrome de Enfermedad Post-orgásmica y, por lo visto, los hombres que lo padecen se sienten extremadamente fatigados, con dificultades de memoria y problemas de concentración después de haber tenido un orgasmo.

¿Recordáis al pirata y chico ni-ni que os contaba en el post http://roseapelton.com/imposible-resistirse-a-los-chicos-malos-malotes/? Pues bien, una de las características que tenía y que lo hacían tan “especial” era el sexo… ¡Sí! Pese a que teníamos pocas oportunidades de mantener ratos de intimidad, cuando llegaban eran sencillamente momentos de “¡¡¡Oh, madre mía!!! ¡¡¡Que esto no acabe nunca!!!”… vamos, momentos de pura explosión sensorial en todos los sentidos… y eso, creo, era lo que me dejaba enganchada a él y por lo que aguantaba tanto esa relación – si se puede llamar así a encuentros esporádicos y mensajes de Whatsapp – …

Y yo creo que él sabía que eso iba a ser así pese a que, una vez que terminaba ese momento sexual íntimo, en ese mismo instante en que estaba tratando de reponerme de semejante sesión explosiva de sexo, en ese mismo momento, nada más acabar,

él se levantaba rápidamente de la cama y se iba directo a la ducha para, automáticamente, vestirse después, casi sin mediar palabra ni gesto alguno, antes de salir de mi casa más rápido que Tarzán con vaselina en las lianas…

Al principio, con la emoción del calentón, esa reacción la veía rara, pero no me importaba demasiado… pensaba

“Pobrecito, se ha asustado de sentir tan intensamente como yo… se ha aterrado con tanta intensidad y por eso se ha ido con cara de ¿pero qué diantres ha pasado aquí? ¿cómo he podido dejarme llevar tanto por el momento y sentir tan intensamente todo lo que he sentido? ¿me estaré enamorando de ella? Porque si no, oh oh oh…¿de dónde he sacado tanta fogosidad?»
Luego, conforme iban pasando los días y las cortas, pero intensas, sesiones de sexo se repetían… conforme acabábamos, su cara me parecía que seguía siendo de susto… pero al compromiso… tipo Oh oh oh… que parece que esta Rose se está enamorando de mí y no voy a poder quitármela de encima luego… así que mejor me voy cuanto antes, no vaya a ser que se encariñe de mí… Mejor salgo pitando de su casa antes de que se reponga de esta sesión y me pida que me quede a dormir…

Y ahí aguanta el pirata varias semanas sin dar señales de vida… hasta que en algún momento, como el que no quiere la cosa, decide mandarme de nuevo un mensaje de esos como si hubiésemos mantenido diariamente el contacto y no hubieran pasado varios meses desde su “desaparición”…

Y así, con un “¡¡Buenos días guapa!!! Tengo ganas de ti” se queda él tan pancho y me deja a mí mirando a la pantallita de móvil con cara de haber visto un fantasma, sin poder creer lo que están viendo mis ojos… sin saber por qué lo hace, qué es lo que se le ha pasado en ese momento por la cabeza para acordarse de mí y para querer verme de nuevo…

Y ahí es cuando mi parte romántica salta y me dice:

“Rose, eso es que se ha dado cuenta de que no puede olvidarte por más que quiera”

Pues bien, según el Síndrome ese que leí y que os comentaba, hay poquísimos hombres en el mundo que sufren de él y los síntomas son precisamente esos que tiene, entre otros, el malo – malote, que, después de la eyaculación les entra un pánico tremendo que no pueden controlar y les da por huir del lugar del coito…

Así que, desde que lo leí, pensé que probablemente sea eso lo que les sucede, que no es que me tengan miedo… si no que, simplemente, están enfermos y les dará vergüenza reconocerlo o desconocen que lo tienen y no saben por qué actúan así…

Y ahí estoy, en pleno proceso de pena – penita – pena por el piratilla al suponer que, más que jugando conmigo puede estar sufriendo esa fiebre (que no calentón), esa angustia, esa descomposición de cuerpo que, al parecer,  les entra después del coito… no porque tiene miedo a sentir ni porque tema al compromiso, sino porque está malito…

Así que no sé si enviarles una postal de felicitación de Navidad o una invitación para un grupo de terapia…

Oh oh oh… ¿Qué creéis que debo hacer? ¿Habéis podido identificar vosotras también a algún hombre con esos síntomas?