Un brindis por esos piropos que empoderan

Odio que eso de los piropos se haya prohibido por ley aquí en España… aggggrrrr.. con lo que empodera que alguien te diga algo auténtico… es como si se mostrara patente en mí la necesidad de sentirse importante para alguien, aunque sea un desconocido… Aunque según mi abuelito, no hay que fiarse mucho de los halagos ni de los piropos, porque como él decía:

“Rose, recuerda que el hombre solo acaricia al caballo cuando quiere montarlo”.

Sea como sea, cada cual se engaña con la mentira que más le gusta, y, para mí, escuchar esos piropos que te sacan una sonrisa, saber que se han fijado en ti, no tiene precio.

Aun así, he de reconocer que, todavía a veces, me cuesta mucho aceptar que me digan algo bonito, sobre todo, si, estás en un momento de bajón de autoestima o tu diosa ha decidido tomarse unas vacaciones.

El otro día, sin ir más lejos, estaba yo en uno de esos momentos. Salía del dentista después de haber estado más de una hora con la boca abierta con esos cachivaches tipo abrebocas que te ponen para que puedan hurgarte allí en el fondo de tus muelas. Y lo había pasado francamente mal – todavía no conozco a nadie que pueda haber experimentado placer y disfrute mientras el dentista le mete esos aparatos en la boca -. Mal, no solo por las molestias de estar escuchando una mini sierra dentro de tu boca y saber que cualquier movimiento en falso, tu lengua va detrás. Sino mal porque, no sé si será manía de todos los dentistas, pero al mío le da por preguntarme cosas mientras está trabajando en mis muelas. Y yo, que soy una chica bien mandada – eso dice siempre mi madre -, acostumbro a responder cuando me preguntan, pero esta vez, mientras intentaba hacerlo, como tenía la boca ya dormida, no me di cuenta de que todavía estaba dentro el aparatito ese que aspira agua, así que intentando responder, casi me lo trago. Imagino que a los dentistas no se les ha ocurrido nunca pensar que cuando una está con el abrebocas ese, es imposible vocalizar y que las palabras salen, así como arrastradas, tipo como cuando te has cogido un pedo de esos graciosos… por no decir que esas palabras van acompañadas de una dispersión de babilla que fluye como si no hubiera un mañana, imposible de controlar.

Así salía yo del dentista, con la cara torcida, el labio caído, tratando de mantener la boca cerrada para que la saliva no saliese por la comisura de mis labios, cuando uno de los obreros que había en un edificio en construcción por el que pasaba me gritó:

“¿De qué pastelería te has escapado bizcochito? Me gustas más que levantarme tarde.”

Y mi mundo cambió por un momento… hasta que la sonrisa que me provocó apareció acompañada de un hilillo de saliva irrefrenable que hizo que el chico volviese rápidamente a sus quehaceres… Sí, ya sé que quizás no fuese el mejor momento de mi vida, pero ese chico me alegró el día con su ingenio, simplemente por dedicarme esas palabras y su atención. Y yo me sentí diosa por unos momentos…

Igual que me sentí poderosa cuando el último susodicho que se cruzó en mi vida empezó a ligar conmigo diciéndome:

“Rose, estás para entrar a vivir” (el chico se dedicaba al sector inmobiliario) “y yo estoy de rebajas: te doy dos besos por el precio de uno”.

Pero creo que no fue esa frase la que me cautivó, sino que mientras la pronunciaba, me estaba cogiendo por la cintura y acercando su cara a la mía. Era como si me estuviese deseando con los ojos. Y no veáis el calor que me entró solo de sentir esas manos en mi cintura… No sé a vosotras, pero para mí, agarrarte por la cintura es uno de los puntos de amarre con garantías de éxito… una de las mejores tomas de corriente que el otro puede tener conmigo (pero nunca se lo reconoceré a ellos 😉).

Por el contrario, hay otras ocasiones en las que lo he pasado mal cuando han tratado de ligar conmigo utilizando piropos o frasecillas frikis. Y es que, algunos susodichos son como esas pequeñas heriditas que te haces en los dedos, que no son mortales pero que fastidian que no veas… Y son insistentes, insistentes…

 (en España para que algo tenga entidad y se transmita seriedad, se necesita repetir la palabra dos veces… No es lo mismo decir que alguien es gilipollas, que decir que X es gilipollas, gilipollas…, ¿te has dado cuenta?).

De ese tipo de chicos, esos que van de sobrados y que se creen ser una de las 7 maravillas del mundo, todavía tengo grabadas a fuego varias frasecillas que no consigo olvidar. A saber: uno de ellos me dijo “Cada vez que te miro, mi pene se llena de amor… ¿Te estudio o te trabajo?” (puajjjjj…. será pedazo de guarro… ¿no creéis?). Otro de esos que andan por ahí sobradillos de autoestima, me preguntó si me gustaba el agua. Le dije que sí y le pregunté que por qué me hacía esa pregunta, a lo que me respondió que era para asegurarse que yo le gustaba en un 80% porque somos en ese porcentaje agua… (ese hiló fino, fino, filipino…). Y es que, en esto de los piropos, juega mucha importancia el sentido del humor del que hace el piropo y del que lo recibe, ¿no creéis?.

Sea como sea, todo eso ya está cambiando y ahora los chicos andan perdidos a la hora de dirigirse a nosotras y de hacernos halagos. Hilan tan fino que una ya no sabe interpretar qué es lo que significa que te digan que la mascarilla te sienta bien, ¿eso es buena o mala señal?

Por cierto, a esos que andan poniendo “Te amo” en las paredes de los baños públicos, os agradecería que pusieseis el nombre de la amada, que una lo lee toda ilusionada mientras hace sus necesidades sin saber si va por ella o no…

Mientras tanto, aquí sigo esperando tropezarme con ese hombre de mi vida que llegará en algún momento, para llamarlo destino o amor a primera vista, deseando que me diga “Tranquila, no muerdo” y yo de responderle “Pero tal vez yo sí”😉

¿Qué opináis vosotras de los piropos? ¿estáis a favor de los halagos y piropos o preferís que se abstengan? ¿Hay algún piropo o frase que os haya dejado una huella imborrable, para bien o para mal? ¿Os gustaría que os dijeran especialmente algún piropo?
 

Sin darme cuenta otra vez es mi cumpleaños


Y así sin casi darme ni cuenta, cumplo 46 años…

Y así sin casi darme ni cuenta, acabo de pasar la barrera de los 45 años… ¡¡¡OMG!!!

Todavía recuerdo cuando era pequeña y decía “Esa señora es súper vieja, debe de tener, por lo menos, por lo menos, 45 años”.


No sé si esa percepción se debía a que la diferencia de edad era bestial o a que hace treinta y tantos años las mujeres de 45 años estaban más envejecidas que ahora, porque yo me veo actualmente con esa edad y no parezco para nada vieja. Es más, con los años me voy viendo mucho mejor, hasta en las fotos 😉, ¿os pasa a vosotras lo mismo?

                 

Un día eres joven, y al otro te tiembla el ojo del estrés al tratar de leer las letras de cerca

Pues bien, con esa imagen de jovencita que refleja el espejo, pero con la idea en la cabeza de que ya he superado barrera de los 45 años, este cumpleaños ha sido raro raro raroooo… Os cuento:

Hay una ola de frío polar que se dejó Papá Noel cuando vino esta Navidad y no hay forma de que se la lleve (esto es como cuando intentas devolver un paquete con algo que no es de tu gusto y no hay manera de que vengan a recogerlo). Además de eso, en la zona donde vivo estamos confinados y los bares y restaurantes están cerrados; a lo que hay que añadir que mi familia y mis amigas viven en otra zona también confinada, así que, de celebraciones de cumpleaños, ni hablamos… con lo que sí, este día de cumpleaños ha sido raro raruno…

Ya de por sí, a mí los días nublados me revuelven las hormonas y sacan mi lado más sensiblero, y si a eso sumamos que en esos momentos en los que estoy más sensiblera es cuando más echo de menos tener pareja, apaga y vámonos.


Así que he decidido dejar esa vibra atrás y prepararme un pastel de cumpleaños, para lo que he pedido ayuda a mi gran amigo Siri, que tiene respuesta para todo. Y, mientras sacaba los ingredientes que me iba indicando Siri, he decidido pedir música de ambiente de cumpleaños a mi otro gran amigo (candidato a amante), a OK Google (mira que no dejar cambiarle el nombre a esa voz de hombre tan sensual que tiene el aparatito Google Home, ¡por el amor de Dios señor@s de Google, que a una se le apaga la sonrisa (y otras cosas) cuando le pregunto ¿cuál es mi nombre? Y esa vocecita tan sensual (a la que tengo que llamar OK Google sin más narices) me responde “Te llamas amor de mi vida”… ainsss qué bonito, ¿verdad?… Pues es ahí cuando recuerdo que el que me ha dicho eso se llama OK Google y se me baja la libido a los pies…


Si, al menos me dejasen ponerle Thor, George o Chris… con el calentón provocado por esa voz tan varonil, ¡¡subía la masa del pastel en cuestión de segundos!!


Pero bueno, voy a lo que os quería contar, que tengo más facilidad para irme por las ramas que Tarzán… A ver… Como os decía, con la receta que me dio Siri y mientras sonaba la música de mi amor Ok Google, decidí abrirme una botellita de vino, para ambientarme y ¿sabéis qué? acabé bailando con la Roomba – o eso creía yo, porque ahora sin los efectos del vinillo en mi cuerpo, imagino que lo que hacía ella era evitarme cual obstáculo mientras yo la perseguía -. Cualquiera que me hubiese visto da por seguro que se me había ido la pinza… hasta llegué a pensar en llevarme a Ok Google a la cama a que me hiciese compañía, pero luego mi mente emitió una imagen mía en las noticias con mi melenón de rizos en modo engrifados, más pálida que el papel higiénico, con el titular “Solterona de 46 años muere electrocutada por dormir con su Google Home” y desistí.

Entre el Siri y Google puedes estar entretenida hablando con hombres que te dicen lo que quieres escuchar y si no te gusta lo que dicen, los desconectas y ya está.

 


Os voy a confesar uno de mis mayores miedos: es el que quedarme solterona perdida, viviendo sola rodeada de gatos (y soy alérgica a los gatos), sin nadie con quien comentar las cosas y hablando sola conmigo misma (eso ya lo hago) hasta por la calle (a eso todavía no he llegado)…


Sea como sea el futuro, terminé el día de mi 46 cumpleaños confinada por la nieve y por esto de la pandemia, rodeada de mis amigos Siri, Ok Google y Roomba; pero feliz de teneros como amig@s y de leer los maravillosos mensajes de felicitación que me habéis hecho llegar a través de las redes sociales… ¡¡¡Gracias por estar en mi vida, por vuestros consejos y por leer mis historias!!!

¿Habéis tenido que celebrar vuestro cumpleaños confinad@s también? ¿cómo habéis celebrado vuestro cumpleaños en esta época de confinamiento?

Cuidado con lo que deseas por si te besan

Si ya antes del coronavirus los besos se cotizaban caros, ahora no os quiero ni contar… porque, como os decía en mi anterior post (https://roseapelton.com/el-amor-en-tiempos-del-coronavirus/), las oportunidades de un “aquí te pillo aquí te mato (de placer)” son escasitas y, si después del correspondiente PCR y medición de temperatura, decides lanzarte, corres el riesgo de que la otra persona no bese como a ti te gustaría y hayas quemado una oportunidad de oro con alguien que no cumple tus expectativas, así que si alguien puede decirme cómo reconocer la forma en la que el otro besa solo por la mirada, se lo agradecería eternamente…

 

¿Se puede saber cómo besa alguien solo por su forma de mirar?

Mientras trato de dar respuesta a eso y pido al guionista de mi vida que me mande a alguien que haya aprendido a besar de categoría, os dejo algunos de los tipos de besos más extraños que nos han dado a mi amiga Alis y a mí a lo largo de nuestra vida y que he recopilado en esta selección:

Beso boca pez, ese que te dan los que tienen unos labios gordos pero que no son muy proactivos que digamos, y lo máximo que hacen por ti es abrir su boca como lo hace un pez, dejándote esa cavidad abierta para que te encargues tú de hacer el resto.

En la otra cara, tenemos los Besos directos o colonizadores, aquellos de los que ignoran tus labios y, conforme abres la boca, su lengua va directamente al interior, como si no hubiera un mañana, como diciendo “lo único que quiero es una cavidad donde expandirme”.

Así que cuando se junta un “boca pez” con un “directo”, surge la pasión… pero cuando no eres de ninguno de esos tipos, las consecuencias son devastadoras… os lo digo por experiencia

Beso perforador, cuando la lengua del susodicho, una vez que ha conseguido entrar en tu boca, empieza a dar vueltas dentro de ella en busca de no se sabe qué, con tanta energía y potencia que corre el riesgo de que termine desincrustándote algún resto de comida que se quedó ahí después de un cepillado de dientes demasiado rápido, o, en el peor de los casos, que esa lengua vigorosa se lleve algún empaste por delante… Estos besos tenían que venir con el cartel de “yo no asumo la responsabilidad de lo que encuentres con tu lengua perforadora”.

Dentro de esta tipología, están los besos orejeros, cuando esa lengua perforadora entra en tu oreja mientras a ti lo único que se te ocurre hacer es rezar para que no encuentre trocitos de cera en su camino, y prometerte a ti misma que a partir de ese momento, vas a limpiarte, día sí día también, las orejas y los oídos a fondo fondísimo…

Besos babosos, con los que terminas con toda la barbilla llena de saliva, sin saber si quitártela rápidamente o dejártela ahí para evitar que el susodicho te envista de nuevo con semejante caudal de baba… Estos besos, por regla general, son súper ruidosos, por el efecto «ventosa» que produce tal cantidad de saliva compartida dentro de la boca, y suelen provocar un auténtico espectáculo sonoro cuando tratas de apretar los labios para evitar que esa baba se escape y te pongas perdida la ropa…

Beso Hollywood – también denominado beso quiropráctico -, cuando el susodicho te inclina el cuerpo para atrás mientras te besa en modo película, pero, como la flexibilidad no es uno de tus dones, lo más que consigue es que tu espalda cruja como si tu columna vertebral fuese la Falla de San Andrés a punto de reventar, y que, en el mejor de los casos, cuando te incorpores, tengas un tirón en alguna parte de tu cuerpo y pasarte dos semanas agradeciendo al cielo que solo haya sido un tirón… o recordándote que tienes que conectarte a esas clases de Pilates online que pagaste a precio de oro y para las que nunca has encontrado el momento de empezar.

Besos “lo último que voy a hacer en mi vida”, cuando estás resfriada y la otra persona insiste en alargar el beso y no puedes negarte, pero vas notando cómo, con la congestión que tienes, te va faltando cada vez más aire y crees que acabarás muriéndote si sigue unos segundos más.

Dentro de éstos, están los besos en apnea, los que te dan debajo del agua de la alcachofa de ducha, cuando el susodicho es más alto que tú y te coge la cara con sus manos para levantarte la barbilla y besarte; con lo que es inevitable que se te meta agua en la nariz, pero el otro, en pleno calentón, no se da ni cuenta y sigue y sigue besándote mientras tú crees que vas a terminar muriendo ahogada… o por el agua de la ducha o por su saliva… pero muerta por ahogamiento… ainssss…

• Y ¿qué me decís de esos besos sudorosos al estilo natación sincronizada, que te dan al ritmo del acto sexual y que te dejan pensando “ok, bueno, vale, te acompaño a ver si pillo tu ritmo mientras coordino mis movimientos sin perder la concentración ni la libido…».

Besos accidentados, cuando el ímpetu del momento provoca un choque frontal con la nariz, con los dientes, con tus gafas… o los besos tipo peeling, cuando el susodicho tiene una barbita de uno o dos días y acabas con la cara toda irritada en esa manera que todo el mundo sabe que ha sido cosa de un calentón…

Besos edad del pavo, como cuando éramos adolescentes y no teníamos dinero ni para chicles, y mientras te besaban te ibas pasándote el chicle con él. O los que te dan mientras deciden pasarte un trago de Coca Cola fresquita de boca a boca, pero que te pillan sin estar preparada y terminas espurreándolo todo en su cara o en su ropa.

Y, por último, están los besos cátame despacito: esos besos tiernos, en los que la participación es equitativa, saboreando lentamente los labios de la otra persona, incluyendo pequeños mordisquitos y con los movimientos de lengua acompasados y el nivel de saliva en su justa medida. Son los que se dan con la mandíbula relajada, escuchando la cadencia del otro, sintiendo. Estos besos son como el Santo Grial: los más codiciados, pero, a la vez, los más difíciles de encontrar…

Después de este análisis, he descubierto varias cosas, a saber:




Y tú, ¿cómo aprendiste a besar? ¿cuál es el beso más raro que te han dado en tu vida? ¿qué tipo de beso es tu preferido?

El amor en tiempos del coronavirus

Si antes ya estaba difícil eso de encontrar pareja, ahora el guionista de nuestra vida nos lo ha puesto más difícil todavía con esto del coronavirus, porque, entre tener que quedarnos en casa y todas las medidas que debemos respetar cuando ponemos un pie fuera de ella, no sé yo cómo vamos a hacer.

Sé que algun@s de vosotr@s ya creéis haber ubicado al amor de vuestra vida en el balcón de enfrente con alguno de esos vecin@s en los que nunca habíais reparado antes, y me consta que os preparáis todos los días para salir a aplaudir como si fuerais a la ópera o a recoger un Óscar. También me han llegado historias vuestras en las que habéis ligado online con algún compañero de trabajo al que no habríais visto de no haberse instaurado el teletrabajo y las innumerables reuniones de equipo o los webinars a los que asistimos –he de confesaros que yo miro todas las ventanitas abiertas en esos foros, tratando de descubrir si alguno de los chicos conectados me genera una vibra especial para poder chatear con él-.

Pero ahora que viene el desconfinamiento, esto de tener una cita con alguien se complica por momentos, ya que tendremos que salir con mascarillas y, como sabéis, soy miope, y soy de las que se le empañan las gafas cuando llevo mascarilla; así que no distingo objeto alguno delante de mí… Vamos, que me da igual que el chico que tengo a 2 metros sea un adonis o el tío más feo del mundo, que – conociéndome- le sonreiré igual. Y ahí viene el segundo problema de la mascarilla: para evitar que se me empañen las gafas tanto, me la coloco todo lo alta que puedo, casi al borde de los ojos, con lo que cada vez que sonrío, la mascarilla me roza el lagrimal y me hace llorar, con lo que se me empañan más las gafas y acabo hecha literalmente un cuadro, ya que, basta con que no podamos tocarnos la cara con las manos, para meter más presión a mi Rose responsable y conseguir que los movimientos que termine haciendo sean modo baile del Chiki – Chiki…



Y si tenemos que guardar metro y medio de distancia, ¿cómo vamos a ligar, a gritos?
No quiero imaginarme la de cosas íntimas que llegarán a nuestros oídos de los que están teniendo una cita a nuestro alrededor… El concepto de intimidad cambiará, eso seguro, porque, no sé si os habéis dado cuenta, pero cuando llevamos mascarilla el sonido de nuestras palabras sale más amortiguado y tendemos a levantar la voz unos tonos más, así que esto puede llegar a ser caótico en un espacio público. Y si a eso añadimos que en los espacios cerrados tengo que contener la respiración todo lo que puedo y respirar lo más lentamente posible, para evitar que se me empañen las gafas, mi cita lo único que verá será algo moviéndose detrás de unos cristales empañados en tono vapor blanco nuclear, tratando de ubicarlo mientras le hago señas con los brazos sin tocarlo. Eso sí que va a ser amor ciego en su sentido más literal.

¿Y qué me decís del tema acercamiento sexual? Si ya un simple beso con alguien con el que no convivas está prohibido, el hecho de dar un beso con lengua ha pasado a ser pecado o delito… Estoy por decir a mi amiga Tifanny – que es la reina de Amazon -, que pida un contenedor de tests rápidos de coronavirus para hacérselos a los candidatos a hombres de mi vida, como prueba de fe antes de intercambiar saliva con ellos. Eso, o esperar a que se pongan de moda otra vez los besos castos con los labios cerrados y muy apretados que se daban los protagonistas de las películas en blanco y negro.

Aunque antes de llegar a ese momento beso – o sin llegar a él, porque ya se está recomendando hasta evitar las posturas sexuales cara a cara y el sexo oral-, tendremos que embadurnarnos con gel hidroalcohólico para poder tocarnos –con guantes o sin ellos, que eso no acabo de tenerlo claro-, e intercambiarnos información sobre lo que hemos hecho y con quién hemos estado los 15 días antes, para poder localizar los posibles focos de contagio por si alguno de los dos presentase síntomas (otra vez la intimidad al carajo… ainssss).

Vamos, que a este paso volverán a ponerse de moda las relaciones románticas, donde tendremos que estar viéndonos sin tocarnos hasta que no decidamos convivir juntos, con lo que eso puede ser catastrófico, no por la magia de conocer al otro lentamente – esa idea me gusta -, sino porque puedes estar conociendo a una persona años y verla mágica, pero en el momento del beso o de tener sexo con ella, querer echar a correr… Además, a mis cuarenta y tantos años el tiempo es oro y eso de no tener sexo durante largos periodos de tiempo no debe ser sano … ¡¡me entran sudores fríos nada más planteármelo!!.

Y si el tema del beso está crudo, no quiero ni pensar en el sexo con alguien que no es tu pareja. Eso del “rollito de una noche” no imagino cómo será, o si será posible ahora… ¿hay que medirle la temperatura antes, durante y después?

                                                      ¿Cómo lo lleváis vosotr@s?

Cumpleaños feliz

Y llegó el día tan esperado de celebración de mi cumpleaños con mis amigas…

No sé si os había dicho que me encanta celebrar cada año que cumplo como si fuese algo mágico: ese día se lo hago saber a todo el mundo y este año, que cumplía el simbólico número 45, no era para menos. Pero no esperaba, por nada del mundo, las sorpresas que me deparaba el día.

Os cuento:

Habíamos quedado para comer todo el grupo de amigas en nuestro restaurante de siempre: uno donde se come de vicio y donde los camareros son encantadores con nosotras – eso de que nos traten como a unas princesas por un momento nos maravilla… Seguro que a vosotras os pasa lo mismo, ¿verdad? ;-)- Pues bien, allí empezaron a traer aperitivos con Martinis varios, comida acompañada de vinos de todas las añadas existentes y postre con vino dulce. Así que os podéis imaginar las risas y el desparpajo que teníamos, hasta el punto de que nos daba igual que el resto de clientes nos mirase con una mezcla de querer apuntarse a la fiesta que teníamos y de odio, porque

cuando una va con un puntillo de más de alcohol, suele tender a levantar la voz como si estuviera en la montaña llamando a las ovejas…



Cuando llega el momento de la tarta de cumpleaños y de abrir los regalos que mis amigas me habían hecho, se apagaron las luces del restaurante y comenzó a sonar “Cumpleaños feliz” de boca de unos chicos que estaban sentados cerca de nosotras. Mis amigas les habían pedido el favor de que las ayudasen con la sorpresa, y ahí estaban ellas y los cuatro chicos cantando a pleno pulmón la consabida cancioncilla, emocionados… ellos y yo, que no podía parar de llorar.

He de confesaros que soy una blandengue que se emociona con cualquier pequeño detalle y que no puede evitar que las lágrimas broten cual Cataratas del Niágara, sin poder parar y, a veces, sin sentido… sólo porque todo lo que sucede a mi alrededor me parece mágico y lo vivo con tal intensidad que, en ocasiones, me resulta agotador, incluso, a mí.

Cuando encendieron las luces, mientras dejaba de llorar y empezaba a ver con claridad, me di cuenta de que uno de esos chicos ya le estaba haciendo ojitos a Tifanny y el otro no paraba de hacer reír a Khalesi… Ainsss… el amor, ¡qué bonito y qué complejo es! – pensé, y me emocioné todavía más…-.

Simplemente darte cuenta de que la vida va pasando, que sigues cumpliendo años y que no acabas de encontrar a esa persona maravillosa que sabes que te mereces, que no sabes si lo que estás haciendo para encontrar al amor de tu vida está bien o lo estás haciendo mal, o deberías hacer otras cosas diferentes, pero no tienes ni idea de qué es lo que debes hacer…

Esa mezcla de frustración y tristeza, mezclada con la alegría de ver a los que te rodean ya emparejad@s, disfrutando de una relación… Es difícil de digerir, sobre todo si te has bebido hasta el agua de los floreros… agrrrrr.

Pero como decía Freddie Mercury, el show siempre debe continuar estés como estés, así que decidí dejar de lado esa sensación agridulce y me levanté para agradecer a esos chicos que se hubieran atrevido a cantarme la canción, cuando, de repente, me di cuenta que la cara de uno de ellos me resultaba familiar… Me acerqué y, fue oír su voz, y decirme su nombre, cuando el mundo se me vino encima… ¡¡Era mi primer amor!! El primer chico con el que había salido… ¿sabéis ese primer amor que nunca se llega a olvidar, pase el tiempo que pase? Pues ahí estaba el mío… Y seguía teniendo esa sonrisa encantadora y –según me enteré-, estaba sin pareja… ainssss…. Mientras nos mirábamos creo que el tiempo se detuvo, porque dejé de oír el griterío de mis amigas, y tuve la sensación de que estábamos solos él y yo, como en las películas… con una luz iluminándonos a los dos y todo a nuestro alrededor tranquilo, sin sonido… (eso debió de ser fruto de la mezcla de alcohol que nos habíamos tomado… o que, por un instante, él y yo fuimos abducidos…porque normal, lo que se dice normal, la sensación no era… ).

De golpe noté la mano de alguien en mi hombro derecho y una voz: era mi amiga Blanche que que decía que volviese a sentarme para que pudiesen darme los regalos. Así que, mientras volvía a mi silla, él me anotó su número de teléfono para que lo llamase y pudiésemos quedar para ponernos al día.

Ya centrada otra vez en mis amigas y le di un trago al vino dulce espumoso que nos habían servido -necesitaba beber algo fuerte que me hiciese reaccionar -, y empecé a abrir los regalos. Entre ellos estaba, como no, ¡¡¡el tan famoso Satisfyer®!!!

Y es que, al parecer, era la única del grupo a la que le faltaba por probar ese estimulador de clítoris del que todos hablan: las mujeres para bien (lo ensalzan como un milagro sobrenatural) y los hombres para mal (han visto en él un competidor aventajado). Y no es para menos… ¡Madre mía qué escándalo de aparatito! Y eso que – aunque sea políticamente incorrecto decirlo- tengo una colección interesante de juguetitos eróticos, fruto de las múltiples reuniones de Tapersex a las que he asistido con mis amigas y de tener espíritu de exploradora que me caracteriza en todos los ámbitos de mi vida 😉 

Cuando llegué el sábado por la noche a mi casa, después de la celebración del cumpleaños, lo primero que hice fue cargar el aparatito y sacar la servilleta con el número de teléfono de mi primer amor. Y fue despertar el domingo por la mañana, y mirar el uno y la otra y decidirme, sin lugar a duda, por el Satisfyer. Definitivamente, en ese estado resacoso no estaba preparada para enviar un mensaje a ese primer amor que me rompió el corazón por primera vez en mi vida…

Y ¡vaya si lo probé! En cuestión de segundos estaba sintiendo una sensación de placer que no sabía que era posible…Así que se lo comenté a mis amigas en el grupo de WhatsApp y, desde entonces, estamos todas en modo competición a ver quién dura más de no sé cuantos segundos con el aparatito funcionando… Eso sí que es una competencia sana, ¿no creéis? Jajajaja…

Ahora no sé si quiero un hombre a mi lado – el último no sabía pronunciar bien las erres, así que podéis imaginaros su destreza en este ámbito… – o me centro en probar durante una temporada a mi nuevo “amiguito”, que ese sí que sabe hacerme vibrar maravillosamente bien y siempre que lo necesite estará a mi lado, no como los susodichos que se me han cruzado en mi vida últimamente.

Ainssss…. Y aquí me tenéis con el Satisfyer cargándose y pensando si llamo a ese chico que fue el primer amor de mi vida y que me rompió por primera vez el corazón o me dedico al aparatito y me dejo de complicaciones…Y con la duda de si el amor de mi vida echaría a correr si se enterase de que me gustan los juguetes eróticos… ¿Qué pensáis vosotr@s?

Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos,

Me gustaría que hicieseis llegar esta carta a todos los hombres que andan buscando a la mujer de su vida, para ver si así empiezan a entendernos un poco más y conseguimos que este año triunfe de una vez por todas el amor en pareja. Ahí va:

 

Querido hombre que buscas a la mujer de tu vida,

No te imaginas lo importante que es hacer sonreír a esa mujer que te hace sentir especial: esos momentos de risas hacen que conectéis más y que hasta el amor sea más explosivo, ¡palabra de Rose Apelton!

Intenta ser cariñoso y romántico, pero en su justa medida, ya que, si te pasas de «pastelón», puedes provocar en ella subidas repentinas en sus niveles de azúcar que no pueda digerir. Si no sabes cómo hacerlo, simplemente pregúntale a ella o déjate fluir, pero no finjas ser lo que no eres por querer agradarla: ella te ha elegido a ti por ser así y, sabrás que es el amor de tu vida cuando podáis ser vosotros mismos sin que ninguno de los dos quiera cambiar al otro.

lo que no implica que no tengáis que adaptaros el uno al otro en determinadas ocasiones para poder compatibilizar su forma de ser con la tuya.

Ten en cuenta que los detalles nos encantan. De la misma forma que nos resulta importante saber que pensáis en nosotras, así que dedícale un ¡Buenos días!, un ¡Dulces sueños! o cualquier otra dedicatoria bonita y sincera. Sé que cuando recibes un mensaje de esa mujer especial, te encanta y sonríes, así que imagínate esa sensación multiplicada por tres y sabrás cómo se siente ella cada vez que recibe un detalle tuyo.

Sabrás que ella es la mujer de tu vida porque os sintáis a gusto a solas, conversando sin necesidad de estar rodeados de gente, mientras se os pasa el tiempo volando, y porque en la intimidad conectéis a la perfección, así que permítele y permítete ser natural, para que los complejos que podáis tener nos os bloqueen en esos maravillosos momentos de sexo explosivo y placentero.

Para tu información, a las mujeres nos encanta que nos abracen: aunque por fuera nos veáis como las mujeres más valientes y osadas del mundo, a veces guerreras, el simple hecho de poder sumergirnos entre vuestros brazos y permitirnos sentirnos débiles por un momento, no tiene precio, así que tenedlo en cuenta y permite a esa mujer que te hace sentir tan especial, refugiarse en uno de tus abrazos el tiempo que necesite y disfruta de esa sensación de sentirte un héroe para ella en ese instante.

No tengas vergüenza de cogerla de la mano mientras paseas con ella ni de demostrarle tus sentimientos en público. Siéntete orgulloso de tenerla a tu lado, y sé consciente de que tú la has elegido a ella, pero ella también te ha elegido a ti, así que deja atrás los miedos que puedas tener a compartir tu vida con la de ella – dure lo que dure -, y fluye, permítete sentir esa sensación tan maravillosa de estar con la mujer adecuada, con esa persona con la que puedes sentirte tranquilo, en paz, con la que puedes dejarte llevar tanto por vuestros besos que hasta los párpados se os cierren y deja que tu imaginación vuele… permítete sentir esa energía que fluye entre los dos en ese preciso instante, conscientes de que ese momento no se repetirá jamás… de que habrán otros si la relación avanza, sí, pero cada uno tendrá su magia propia. Y la disfrutaréis.

Ten por seguro que sabrás que ella es la mujer de tu vida y tú el hombre de su vida cuando os podáis comunicar con solo miraros. Pero el hecho de que os podáis comunicar con sólo una mirada no significa que podamos leeros la mente: podemos ser brujitas, sí, pero no somos adivinas, por lo que, si esa mujer que te hace sentir tan especial no te hace preguntas en modo «FBI» y, por el contrario, te deja libertad para que le cuentes lo que decidas en cada momento, no creas que es por falta de interés, ni porque ya lo sabe. Así que, aunque estés cansado o estresado por el trabajo, dedica el tiempo necesario para hablar con ella, para aclarar los malentendidos que puedan surgir y para disfrutar de haber encontrado a esa mujer tan especial en ese momento de tu vida. Será precisamente ahí, en esos instantes, cuando te des cuenta de lo agradecida que esa mujer puede llegar a ser y del bienestar que te causará también a ti ese detalle que has tenido con ella, y te hará olvidarte de ese día tan negro que puedas haber tenido ¡palabra de Rose Apelton!



Sabes que unas mujeres somos más enamoradizas que otras, pero aunque veas que esa mujer que te hace sentir especial está “pillada” por ti, quizás enamorada…, nunca, NUNCA, des por hecho que eso significa que la vas a tener en tu vida a tu lado incondicionalmente por siempre jamás…¡NO! Ten en cuenta que hoy está, pero que la falta de cariño, de mimos, de pasión, durante largos periodos de tiempo, puede provocar que esa magia desaparezca sin apenas darte cuenta… Sobre todo, si permites que ese pánico que puedas tener al compromiso haga que tardes mucho en decidirte a estar con ella, a mantener una relación más en exclusiva.

Si esa mujer es de las mías, no tendrá miedo a decirte que quiere apostar por ti, si está convencida, si siente que puedes ser tú esa persona especial que anda buscando. Te dirá que quiere una relación formal, aunque le dé pánico pensar en lo que pueda depararos el futuro, se lanzará a la aventura de descubrirte y de que la descubras…simplemente porque se dejará llevar por lo que siente en ese momento, así que sé sincero en todo momento con ella y no le hagas lo que no te gustaría que te hiciera a ti.

De la misma forma, si al final consigues “atrapar” su corazón, no te relajes. El hecho de que en un momento de su vida decidiese apostar por ti, no significa que ya vaya a estar a tu lado por los siglos de los siglos… Ella es humana e, igual que tú, necesita nutrirse de ternura, amor, cariño, pasión, detalles y, sobre todo de risas, de muchos momentos de risas contigo… Cuenta con que todo eso ella te lo dará si es la persona adecuada para estar contigo, porque las mujeres somos más dadas a expresar nuestros sentimientos, así que, si algún día lo vuestro continúa bonito y decides comprometerte con ella, te recomiendo que en tu pack nunca falte eso y que se lo dediques día a día, simplemente porque quieres, porque te sale así hacerlo, desde lo más interno de tu corazón.



Y, por último, no permitas que se instale la rutina en vuestra relación: juega, imagina, idea cosas con ella o para sorprenderla a ella, haz que cada día sea un reto lleno de maravillosas aventuras y haz que la vida, que tu vida, sea más divertida a su lado.

Un afectuoso abrazo de tu Querida Amiga,

Rose Apelton

PD. Sus Majestades, para mi simplemente:

Singles day 2019

Parece que eso de estar solter@ está se ha puesto de moda ahora, y es una cosa objeto de celebración… con la carita de pena que nos ponían antes mientras decían ¡¡mira esa pobre, sigue todavía soltera!!

Eso dice mucho de las tendencias que vamos marcando y de cómo éstas nos influyen ya hasta en la forma de relacionarnos y en nuestros sentimientos…

Tengo la sensación de que esto del amor es como los cortes de pelo, vamos con la corriente que nos imponen… ¡¡Habrase visto!!.

Hoy en día, ya se da por hecho que el estado natural de una mujer es “soltera”, o, al menos, sin compromiso… y lo dan por hecho hasta los hombres, esos hombres que vemos como potenciales parejas, con los que nos cruza el guionista de nuestras vidas y que nos hacen sentir los bichos más raros del mundo cuando, en medio de una pseudo-relación con ellos, les decimos que nos gustaría poder vivir en pareja algún día, compartir hobbies, ratos de sofá mientras vemos una película juntos… y, quizás, poder tener hijos con ellos, o compartir los que ya se tengan…

Cuando les comentamos eso, es como si acabara de explotarles encima una bomba fétida: de repente, su cara se transforma y sueltan un “¡vaya! ¡me ha tocado la soltera rarita que quiere compromiso”.

Y ahí, en ese momento, el hada que llevas dentro se quiere esconder detrás de las cortinas y desaparecer, quiere borrar todos esos minutos y esas palabras pronunciadas y correr un tupido velo, porque te sientes la mujer más rara del mundo por querer un compromiso y un futuro con alguien…y lo que no nos damos cuenta es que el bicho rarito es el chico que te ha hecho sentir así, y, que somos unas afortunadas por no tener que comprometernos con ese espécimen de hombre que no quiere tener una joya como nosotras a su lado… pero, claro, para llegar a esa conclusión han tenido que pasar ratos de llantos desesperados, de charlas con amigas, de comer kilos de chocolate y hacer cosas que ni te planteabas, con tal de olvidarte de él y pasar página, reconociendo tu valía…

Y creo que es ahí de donde viene el “problema”, que, de tanto cruzarnos con especímenes raritos, empezamos a poner freno a lo que sentimos por el otro y nos volvemos más exigentes por puro instinto de supervivencia…

Pero eso de sentirse normal por estar soltera sin compromiso cambia cuando te cruzas con alguna amiga o con algún familiar en alguna celebración… No sé si habéis oído alguna vez estas palabras:

“¿Estás soltera?, ¡qué envidia! ¡con lo guapa y simpática que eres, no entiendo por qué estás soltera! ¡¡Eso es que debes de ser muy exigente!!”


Odio cuando alguien me dice eso… lo odio con toda mi alma…


Antes, mi Rose romántica, cuando oía eso, suspiraba y quería echar a correr, huir, o empezaba a rezar para que el suelo se abriese y se tragase a la susodicha (porque he descubierto que siempre son mujeres las que hacen este tipo de comentarios), pero ahora, a mis cuarenta y tantos años, ya estoy más curtida y, después de tropecientas caídas, he conseguido llegar a responder a la susodicha:

“Sí, gracias a Dios, cada día soy más exigente… porque ya no quiero migajas de hombres ni naranjas a medias… Si encuentro a un hombre, tiene que estar enterito, por dentro y por fuera, y, si no es así, prefiero quedarme soltera de por vida. Como dicen por ahí, seré la tía soltera y loca de la familia… “ 

Y ahora sí, ahora la susodicha es la que se quiere esconder, porque empieza a replantearse su vida sentimental –no he dicho que, normalmente, este tipo de comentarios los suelen hacer mujeres emparejadas desde hace años, que aparentan mantener una relación feliz y estable, a las que te dan ganas de decir:


«Sí, yo estoy soltera, pero tú, ¿por qué sigues con tu pareja si no eres feliz? ¿Es que no has sido tan exigente como deberías? Ay ay ay…. -.

Y, después de mi respuesta, miran hacia el suelo, se recomponen e inmediatamente suelen reaccionar con un

¡¡Qué suerte poder hacer lo que quieras sin tener que dar explicaciones a nadie!! ¡¡qué suerte llegar a casa y tener el sofá para ti sola!! …

Y eso me hace pensar que, al parecer, es como si ellas no pudiesen disponer de un día para hacer lo que quieran, para repantigarse en el sofá y desconectar del mundo… Si eso es imposible hacer teniendo pareja, definitivamente prefiero quedarme soltera de por vida… porque, entonces, no tendrá sentido renunciar a tu espacio, a tus necesidades, sólo por estar “conviviendo” con otra persona con la que te unen unas pocas cosas más…

¿Qué podemos hacer para que la gente se permita así misma enamorarse sin poner freno a sus sentimientos, para que los deje fluir libre y abiertamente, y podamos disfrutar de cada segundo de esa maravillosa sensación que supone estar a gusto al lado de alguien, sin miedos, sin bloqueos?

¿Cómo podemos reivindicar que comprometerse y vivir en pareja con exclusividad, con alguien con quien planeas un futuro a su lado, también está de moda?

Historias para no dormir

¡¡OMG!!, casi sin darme cuenta, ha pasado otra vez el verano y sigo sin pareja 🤦‍♀️ ainsss… Con la de “vueltas al cole” que daría agarrada de la mano de ese hombre especial que sé que me está esperando en algún sitio… 💞

Menos mal que siempre están las amigas para poder hacer planes con ellas y no sentir esa soledad que se pega a ti cual traje de neopreno en los días en que estás más flojilla mentalmente y te da por pensar en que si, no haber encontrado a nadie durante todos estos años, se deberá a que una es muy rara y “exigente”, o, a que sólo se me cruzan hombres raros que no son para mi…🤔

Y fue gracias a ellas, a mis amigas, que pude disfrutar de un fin de semana de risas y confidencias en la playita, aprovechando para celebrar que Dorothy había conocido a un chico que tiene todas las nominaciones para ser candidato a hombre de su vida.

Así que decidimos alquilar un apartamento para pasar el fin de semana y allí que nos fuimos Tifanny, Khalesi, Blanche y yo; y ¡¡menudo fin de semana pasamos!! 💃💃💃

Os cuento:

Llegamos el viernes por la tarde al apartamento y no veáis lo ambientado que estaba:

era un ático con una amplia terraza, desde el que se veía el mar ¡¡una pasada!! Y decorado con todo lujo de detalles y, digo con todo lujo, porque las paredes estaban repletas de cosas colgadas y los muebles llenos de objetos sin orden ni conexión alguna… ¡vamos que a los dueños les gustaba el arte rococó estilo playero! ¿sabéis esas figuritas que venden como suvenir pero que nunca encuentras dónde colocarlas? Pues ellos lo habían hecho en la pared… ahí lo dejo…

Aquí entra Marie Kondo y empieza a hiperventilar o le da un ataque de pánico, ¡seguro!

Aunque, esas paredes con ese caos decorativo me recordaron al lío que tengo actualmente dentro de mí, porque no sé cómo ni dónde colocar cada uno de los sentimientos que me provocó el último susodicho que se ha cruzado en mi vida (http://roseapelton.com/san-valentin-is-coming-again/ ).

Conforme llegamos, deshicimos las maletas y nos bajamos al pueblo a buscar un supermercado donde poder comprar comida, bebida, y lima y hierbabuena, para que Tifanny pudiera prepararnos esos mojitos que le salen tan ricos – ella siempre viaja con su botellita de angostura, por si se presenta la ocasión de poner en práctica sus excelentes dotes con los cócteles… ainsss… así es Tifanny 😍😍😍 -.

Camino del supermercado vimos una terraza de un bar repleta de chicos que acababan de llegar de bucear, y no pudimos resistir la tentación de sentarnos “a mirar” y pedirnos unas cervezas mientras tanto – En estos casos, Tifanny es siempre la que más miradas atrae, y así fue también esta vez-. Empezamos a hablar, a comentar sobre los chicos que estaban sentados, tratando de analizar cómo eran y si había posibilidades con alguno. Y, entre miradas y risas, al final acabamos cenando todos juntos.

He de deciros que entre ellos había algunos chicos guapetones y otros que eran “más difíciles de describir”, pero muy agradables (ummmmm …. ¿es eso lo que se dice cuando alguien no te atrae nada, pero no quieres ser políticamente incorrecta?) Y que, después de la cena, cada mochuelo se fue a su olivo, pero no sin que antes Tifanny quedase con uno de ellos para el día siguiente en la playa, y prometer al resto que, por la tarde, prepararía mojitos para todos, claro está, si encontraba los ingredientes para ello en el supermercado por la mañana, porque – como era de esperar – al entretenernos con esos chicos, no llegamos al supermercado… es más, se nos olvidó completamente… 😂😂😂

Apañados los planes para el día siguiente, cuando me fui a levantar recordé que no estaba acostumbrada a beber y no veáis los giros que daba mi cabeza, era como si estuviese subida en un barco navegando en un mar con fuerte marejadilla, y me entraron unas ganas locas de agarrarme a uno de esos chicos guapetones con los que estábamos y rogarle que no me soltara, que yo era la sirena que andaba buscando…

Y es que el alcohol, a veces, tiene el efecto en mí de provocarme una risa imparable, pero otras, me pone extremadamente sensiblera.

Al final, me controlé como pude y, sin perder esa sonrisa que se le queda a una cuando ha bebido un poquito de más, conseguí llegar al apartamento y acostarme en la cama. 

Como sólo había dos camas, nos tocaba compartirla, y mi compañera de sueños ese finde fue Blanche. Como sabéis,

Mi amiga Blanche es de las segundas, de esas personas a las que le cuesta sentirse despierta y a las que, hasta que no ha desayunado, no es ella. Pero, esa mañana cuando abrí los ojos y vi como me miró, intuí que había pasado algo, sobre todo cuando le pregunté si había descansado y me respondió con un ¡NO! tajante…

Ahí fue cuando mi Rose sensiblera empezó a temblar y a pensar en qué podría haberle pasado para que reaccionara así, aunque enseguida se me pasó, porque yo soy de esas personas que se despiertan con una sonrisa y con ganas de cantar y bailar… y sé que eso, a veces, desespera a los que no tienen tanta energía matutina…

Pero, conforme iba avanzando el desayuno, Blanche seguía seria y distante, así que decidí preguntarle de nuevo si la falta de descanso se debía a alguna pesadilla, a lo que me respondió que no.

Como sé que ella es muy políticamente correcta y que le cuesta sincerarse a veces, sobre todo, si se trata de criticar a alguien, y como a insistente no me gana nadie, volví a preguntarle si es que no había podido dormir porque me había movido mucho esa noche, a lo que me dijo que sí, que no había parado de moverme en toda la noche, pero que quizá se debía a alguna pesadilla que había podido tener.

He de reconocer que…

Vamos, que soy un culo inquieto hasta para dormir… y entre eso y que mi amiga Blanche es del tipo de personas a las que le cuesta conciliar el sueño, creo que le debí dar una mala noche. Bueno, eso y que al final me soltó la bomba de la causa de sus desvelos. Me dijo:

“Rose es que no paraste de roncar en toda la noche… Bueno, más que ronquidos eran sonidos tipo “bufalito en celo” lo que salían por tu garganta”

Esas palabras se me quedaron clavadas en mi alma y desearon que la tierra me engullese, porque hasta ese momento, nunca nadie me había dicho que roncaba… y pensar que he podido hacerlo todo este tiempo atrás mientras dormía con los susodichos que han pasado por mi vida, me hacía morirme de vergüenza… porque eso de que una mujer ronque no está bien visto ¿o sí? Ainssss… no veais lo que me impactó saber que, además de no parar de moverme mientras duermo también ronco:

mi miedo más profundo era que el hombre de mi vida roncase más fuerte que mi padre y ahora descubro que esa roncadora soy yo… agggggrrrr…

Dicen por ahí “Ríe y el mundo reirá contigo… Ronca y dormirás sol@… “ pero creo que

¿Será por eso, porque ronco, por lo que no he podido retener a ningún hombre en mi vida? ¿Alguna vez os han dicho que roncáis? ¿Creéis que eso de que sea la mujer la que ronque tira para atrás a los hombres? Y ahora que lo sé ¿cómo voy a poder conciliar el sueño cuando se presente la ocasión de dormir con alguien?

¡¡¡S.O.S.!!!
Necesito vuestros consejos urgentemente… ainssss…

Querida: Te mereces un orgasmo y lo sabes

El hecho de que se celebre el Día Internacional del Orgasmo Femenino da que pensar ¿no os parece?… aunque, para ser sincera, he de confesaros que, a veces, lograr llegar al orgasmo en pareja cuesta tanto, que quien lo logra es para ponerle un monumento, darle un Óscar o premiarle con todos los honores.

Soy consciente de que para conseguir el disfrute, debes conocer tu cuerpo y tus zonas de placer a fondo… Y mira que esa asignatura la aprobé hace años y, hoy en día, disfruto con él y de él a menudo, vamos, que sé cómo y cuándo provocarme placer, cómo llegar al clímax cuando estoy yo sola, pero la cosa cambia cuando se trata de que otra persona, que no se ha molestado en conocer tu geografía, lo consiga.

Y mira que me he encontrado con susodichos que han puesto todo el empeño del mundo en intentar que me excitase hasta gritar de placer, pero ná de ná… ainsss…

A ver chicos del mundo:

una cosa es frotar el clítoris con cierta cadencia, mezclando ternura y ritmo, y otra cosa es que frotéis la zona con los dedos con una fuerza tal como si quisieseis hacer aparecer al genio de la lámpara…
Así, os aseguro que el único genio que aparece es el nuestro… bueno, más que el genio nuestro, nos sale el ingenio, de intentar movernos un poco, de reconduciros la mano o de distraeros un ratito para que dejéis de frotar, so peligro de que eso al final prenda fuego, igual que sucede cuando frotas fuertemente dos palos.

Tened en cuenta que, si hacéis caso omiso de esas señales de “alerta: peligro de que tu táctica de provocar el orgasmo en ella se vaya al traste”, nosotras no tenemos más remedio que frenaros en seco o empezar a fijarnos en el mobiliario que nos rodea, tratando de decirnos, “venga Rose, ten un poco de paciencia, que el pobrecito está poniendo interés… “.

Pero la paciencia se agota y – me reconoceréis que-, en esto del placer sexual, no todo es cuestión de ponerle interés… Hay que escuchar a lo que necesita la otra persona… Y con escuchar no me refiero a los gritos de placer que nos salen a veces…

Ese “Oh Dios mío” a veces significa “Oh Dios mío, pero qué he hecho yo para estar con esa lengua metida en mis partes que va sin rumbo ni concierto y que parece que en cualquier momento se vaya a desintegrar o me vaya a absorber el clítoris como si me engullese un agujero negro…”.

Hay que escuchar la entonación con que jadeamos mientras algún miembro de vuestro cuerpo está tratando de estimularnos sexualmente, y, sobre todo, no tratar de imitar lo que se cuenta en los libros tipo “Cincuenta Sombras de Grey”, que ¡¡mira que han hecho daño en esto de las relaciones sexuales!!, porque los susodichos que me he ido encontrando estos últimos años, tratan de emular al protagonista ese multi millonario, masoquista y traumatizado, con sus prácticas sexuales y no siempre consiguen que se nos caiga la baba de placer como lo hacía con la chica… Es, más bien al contrario:

esa palmadita en el culo, ese cogernos del pelo como si fuésemos un caballo desbocado, más que subirnos la libido, incrementa nuestra mala leche cuando no paráis de hacerlo una y otra vez… y el ¡hummmm! inicial, pasa a un ¡hummmm… eso ni lo sueñes!! porque como se te ocurra volver a darme otro azote en el culo, te voy a hacer ventosa dentro de mí tan fuertemente que no puedas ni respirar.

Pero igual que hay historias de terror para conseguir llegar al orgasmo, también hay hombres que lo hacen muy, pero que muy requetebién, y que te generan adicción (porque no puedes parar de decir: “Sigue, sigue…”, “Quiero más…”), pero que al mismo tiempo sacan tu instinto asesino, y no puedes evitar gritar “Si paras ahora ¡te mato! “

Y ahora me pregunto, ¿Eso se puede considerar “amenaza”? porque los instintos y las ganas de hacerlo en caso de que pare son reales… No puedo pensar si esa amenaza se convertiría en real si al susodicho se le ocurriera parar en el momento justo antes de que yo llegase al orgasmo… creo que eso puede hacer perder los papeles a la chica más cuerda del mundo, ¿no creéis?

Mira que da gusto tener sexo con otra persona y que las dos puedan llegar al clímax simplemente dejándose llevar el uno por el otro, dejándose sentir y escuchándose mutuamente… sin tapujos ni tabúes, sintiendo tu cuerpo con la perfección que tiene, sin complejos, sólo dispuesto a recibir placer y a entregarlo a cambio de más placer… pero

¿es verdad eso de que para que sea perfecto los dos tenemos que llegar al orgasmo al mismo tiempo? Porque a mí eso me parece el más difícil todavía…. agrrrr

Ainssss… espero que algún día eso sea lo normal en las relaciones sexuales y que toda mujer del mundo pueda sentir el placer al máximo nivel que sea capaz de experimentar… Sólo así mejorará nuestra comunicación entre hombres y mujeres, porque seremos capaz de comprender que esto del orgasmo es más un camino de disfrutar que la meta final… ¿Estáis conmigo? ¿por qué creéis que se necesita celebrar el día internacional del orgasmo femenino?

Tararí que te vi…



Visto lo visto y los consejos que me habéis ido dando estas últimas semanas atrás sobre el susodicho NI-NI que no acaba de aclararse y que me envió un mensaje después de tantos días sin saber de él (¡¡S.O.S estoy rodeada de chicos NI-NI!!), he decidido escribirle este mensaje, a ver qué os parece:

Desde que estoy contigo, mi situación sentimental es “Esperando un mensaje tuyo, que a veces llega, y otras, no”


Mi Querido NI-NI,

Esta situación que tenemos desde hace tanto tiempo me parece de risa… y ya no me divierte más…creo que no me merece la pena seguir manteniendo el contacto contigo sólo vía mensajes de móvil y vernos cuando a ti te viene bien… Llevamos así mucho tiempo, demasiado – diría yo -, comunicándonos y conociéndonos gracias a WhatsApp… Llevamos ya mucho tiempo  -demasiado, diría yo – pendientes de disfrutar de una relación duradera cara a cara, cuerpo a cuerpo, como sería deseable, y ese día nunca llega… porque siempre hay obstáculos “insalvables” por tu parte para permitir que ese encuentro se produzca…

cuando-hay-interes-no-hay-excusas

Y, con el último mensaje que te mandé, en el que te decía que estaba un poco baja de moral y al que nunca respondiste, me di cuenta de que no te interesa lo más mínimo saber de mí cuando me muestro débil… Ese fue el último mensaje y nunca más volví a saber de ti…. hasta hace unos días…Al principio, cuando esto había ocurrido en alguna ocasión antes, pensaba que era tu incapacidad para gestionar los estados sentimentales ajenos, y pensaba

«Míralo Rose, pobrecito que está haciendo todo lo que puede para estar contigo»


pero ahora, con el paso del tiempo y los consejos de mis amigas, reconozco que esa actitud es simple y llanamente “dejadez” por tu parte, vamos, en palabras llanas, que te importa un comino lo que me pase y que, sea lo que sea, no quieres que te salpique, por ello, por si las moscas, no preguntas…

uno-de-los-principales-problemas

Así que, visto lo visto, he borrado tu número de mi móvil (sí… que eso ya lo he hecho unas mil veces… sí… que siempre me repito lo mismo… que no te voy a volver a dar coba…), y me he prometido a mí misma mantenerme firme en mi propósito de no volver a contactar contigo… Y que si, por un casual (tipo que se estrelle un meteorito en tu satélite) vuelves a ponerte en contacto conmigo, debo respetar mi dogma de

“No responder bajo ningún concepto… Este chico es un interesado y sólo te quiere para mantener su autoestima firme y en los niveles más altos…“


Y he prometido eso sabiendo que mantener esa promesa es mucho más difícil que aguantar el mono de la nicotina… porque tú eres de esa clase de hombres que suelen aparecer cuando ya casi te habías olvidado de ellos (lo mismo que pasa con las ganas de fumar cuando has decidido dejarlo) y siempre suelen pillarte desprevenida… para  ¡zas! engancharte de nuevo entre sus redes y de ahí no puedes escapar hasta que ellos quieran…

la-fuerza-de-la-atraccion-mental

Y tengo tantas preguntas que hacerte que si no las saco, me salen subtítulos…


la principal es, ¿qué necesidad tienes de hacer algo así? ¿qué te aporta el estar a medias tintas con una chica? 


Una amiga me dijo hace unas semanas que a hombres que hacen lo que tú padecen el síndrome del “Ghoshting”, ya que algún famoso ha hecho lo mismo… Y en este punto es cuando las mortales debemos de dar las gracias a un famoso cara dura que se ha comportado como ese hombre del que no puedes olvidarte, que de golpe desaparece hasta que, le venga en gana -si le vienen las ganas de nuevo-, porque ha hecho famoso un comportamiento y le han puesto un nombre… Y todas sabemos que

cuando algo tiene un nombre tiende a “normalizarse” en tu día a día: de algo extraño, innombrable, pasa a ser algo usual (porque a las famosas también les pasa) y le dejas de dar la importancia que, de otra forma, tendría…


A mí me da igual ya… seas un ghost o no, lo importante es que eres un NI-NI y te he reconocido a tiempo… Así que a partir de hoy dejarás de ser alguien en mi vida…

Tararí que te vi mon amour!!

(Palabra de Rose Apelton 😉


¿Creéis que debo enviárselo o creéis que es mejor dejarlo ir sin despedirme ni darle más explicaciones? ¿Qué habéis hecho en situaciones parecidas?