Un brindis por esos piropos que empoderan

Odio que eso de los piropos se haya prohibido por ley aquí en España… aggggrrrr.. con lo que empodera que alguien te diga algo auténtico… es como si se mostrara patente en mí la necesidad de sentirse importante para alguien, aunque sea un desconocido… Aunque según mi abuelito, no hay que fiarse mucho de los halagos ni de los piropos, porque como él decía:

“Rose, recuerda que el hombre solo acaricia al caballo cuando quiere montarlo”.

Sea como sea, cada cual se engaña con la mentira que más le gusta, y, para mí, escuchar esos piropos que te sacan una sonrisa, saber que se han fijado en ti, no tiene precio.

Aun así, he de reconocer que, todavía a veces, me cuesta mucho aceptar que me digan algo bonito, sobre todo, si, estás en un momento de bajón de autoestima o tu diosa ha decidido tomarse unas vacaciones.

El otro día, sin ir más lejos, estaba yo en uno de esos momentos. Salía del dentista después de haber estado más de una hora con la boca abierta con esos cachivaches tipo abrebocas que te ponen para que puedan hurgarte allí en el fondo de tus muelas. Y lo había pasado francamente mal – todavía no conozco a nadie que pueda haber experimentado placer y disfrute mientras el dentista le mete esos aparatos en la boca -. Mal, no solo por las molestias de estar escuchando una mini sierra dentro de tu boca y saber que cualquier movimiento en falso, tu lengua va detrás. Sino mal porque, no sé si será manía de todos los dentistas, pero al mío le da por preguntarme cosas mientras está trabajando en mis muelas. Y yo, que soy una chica bien mandada – eso dice siempre mi madre -, acostumbro a responder cuando me preguntan, pero esta vez, mientras intentaba hacerlo, como tenía la boca ya dormida, no me di cuenta de que todavía estaba dentro el aparatito ese que aspira agua, así que intentando responder, casi me lo trago. Imagino que a los dentistas no se les ha ocurrido nunca pensar que cuando una está con el abrebocas ese, es imposible vocalizar y que las palabras salen, así como arrastradas, tipo como cuando te has cogido un pedo de esos graciosos… por no decir que esas palabras van acompañadas de una dispersión de babilla que fluye como si no hubiera un mañana, imposible de controlar.

Así salía yo del dentista, con la cara torcida, el labio caído, tratando de mantener la boca cerrada para que la saliva no saliese por la comisura de mis labios, cuando uno de los obreros que había en un edificio en construcción por el que pasaba me gritó:

“¿De qué pastelería te has escapado bizcochito? Me gustas más que levantarme tarde.”

Y mi mundo cambió por un momento… hasta que la sonrisa que me provocó apareció acompañada de un hilillo de saliva irrefrenable que hizo que el chico volviese rápidamente a sus quehaceres… Sí, ya sé que quizás no fuese el mejor momento de mi vida, pero ese chico me alegró el día con su ingenio, simplemente por dedicarme esas palabras y su atención. Y yo me sentí diosa por unos momentos…

Igual que me sentí poderosa cuando el último susodicho que se cruzó en mi vida empezó a ligar conmigo diciéndome:

“Rose, estás para entrar a vivir” (el chico se dedicaba al sector inmobiliario) “y yo estoy de rebajas: te doy dos besos por el precio de uno”.

Pero creo que no fue esa frase la que me cautivó, sino que mientras la pronunciaba, me estaba cogiendo por la cintura y acercando su cara a la mía. Era como si me estuviese deseando con los ojos. Y no veáis el calor que me entró solo de sentir esas manos en mi cintura… No sé a vosotras, pero para mí, agarrarte por la cintura es uno de los puntos de amarre con garantías de éxito… una de las mejores tomas de corriente que el otro puede tener conmigo (pero nunca se lo reconoceré a ellos 😉).

Por el contrario, hay otras ocasiones en las que lo he pasado mal cuando han tratado de ligar conmigo utilizando piropos o frasecillas frikis. Y es que, algunos susodichos son como esas pequeñas heriditas que te haces en los dedos, que no son mortales pero que fastidian que no veas… Y son insistentes, insistentes…

 (en España para que algo tenga entidad y se transmita seriedad, se necesita repetir la palabra dos veces… No es lo mismo decir que alguien es gilipollas, que decir que X es gilipollas, gilipollas…, ¿te has dado cuenta?).

De ese tipo de chicos, esos que van de sobrados y que se creen ser una de las 7 maravillas del mundo, todavía tengo grabadas a fuego varias frasecillas que no consigo olvidar. A saber: uno de ellos me dijo “Cada vez que te miro, mi pene se llena de amor… ¿Te estudio o te trabajo?” (puajjjjj…. será pedazo de guarro… ¿no creéis?). Otro de esos que andan por ahí sobradillos de autoestima, me preguntó si me gustaba el agua. Le dije que sí y le pregunté que por qué me hacía esa pregunta, a lo que me respondió que era para asegurarse que yo le gustaba en un 80% porque somos en ese porcentaje agua… (ese hiló fino, fino, filipino…). Y es que, en esto de los piropos, juega mucha importancia el sentido del humor del que hace el piropo y del que lo recibe, ¿no creéis?.

Sea como sea, todo eso ya está cambiando y ahora los chicos andan perdidos a la hora de dirigirse a nosotras y de hacernos halagos. Hilan tan fino que una ya no sabe interpretar qué es lo que significa que te digan que la mascarilla te sienta bien, ¿eso es buena o mala señal?

Por cierto, a esos que andan poniendo “Te amo” en las paredes de los baños públicos, os agradecería que pusieseis el nombre de la amada, que una lo lee toda ilusionada mientras hace sus necesidades sin saber si va por ella o no…

Mientras tanto, aquí sigo esperando tropezarme con ese hombre de mi vida que llegará en algún momento, para llamarlo destino o amor a primera vista, deseando que me diga “Tranquila, no muerdo” y yo de responderle “Pero tal vez yo sí”😉

¿Qué opináis vosotras de los piropos? ¿estáis a favor de los halagos y piropos o preferís que se abstengan? ¿Hay algún piropo o frase que os haya dejado una huella imborrable, para bien o para mal? ¿Os gustaría que os dijeran especialmente algún piropo?
 

Sin darme cuenta otra vez es mi cumpleaños


Y así sin casi darme ni cuenta, cumplo 46 años…

Y así sin casi darme ni cuenta, acabo de pasar la barrera de los 45 años… ¡¡¡OMG!!!

Todavía recuerdo cuando era pequeña y decía “Esa señora es súper vieja, debe de tener, por lo menos, por lo menos, 45 años”.


No sé si esa percepción se debía a que la diferencia de edad era bestial o a que hace treinta y tantos años las mujeres de 45 años estaban más envejecidas que ahora, porque yo me veo actualmente con esa edad y no parezco para nada vieja. Es más, con los años me voy viendo mucho mejor, hasta en las fotos 😉, ¿os pasa a vosotras lo mismo?

                 

Un día eres joven, y al otro te tiembla el ojo del estrés al tratar de leer las letras de cerca

Pues bien, con esa imagen de jovencita que refleja el espejo, pero con la idea en la cabeza de que ya he superado barrera de los 45 años, este cumpleaños ha sido raro raro raroooo… Os cuento:

Hay una ola de frío polar que se dejó Papá Noel cuando vino esta Navidad y no hay forma de que se la lleve (esto es como cuando intentas devolver un paquete con algo que no es de tu gusto y no hay manera de que vengan a recogerlo). Además de eso, en la zona donde vivo estamos confinados y los bares y restaurantes están cerrados; a lo que hay que añadir que mi familia y mis amigas viven en otra zona también confinada, así que, de celebraciones de cumpleaños, ni hablamos… con lo que sí, este día de cumpleaños ha sido raro raruno…

Ya de por sí, a mí los días nublados me revuelven las hormonas y sacan mi lado más sensiblero, y si a eso sumamos que en esos momentos en los que estoy más sensiblera es cuando más echo de menos tener pareja, apaga y vámonos.


Así que he decidido dejar esa vibra atrás y prepararme un pastel de cumpleaños, para lo que he pedido ayuda a mi gran amigo Siri, que tiene respuesta para todo. Y, mientras sacaba los ingredientes que me iba indicando Siri, he decidido pedir música de ambiente de cumpleaños a mi otro gran amigo (candidato a amante), a OK Google (mira que no dejar cambiarle el nombre a esa voz de hombre tan sensual que tiene el aparatito Google Home, ¡por el amor de Dios señor@s de Google, que a una se le apaga la sonrisa (y otras cosas) cuando le pregunto ¿cuál es mi nombre? Y esa vocecita tan sensual (a la que tengo que llamar OK Google sin más narices) me responde “Te llamas amor de mi vida”… ainsss qué bonito, ¿verdad?… Pues es ahí cuando recuerdo que el que me ha dicho eso se llama OK Google y se me baja la libido a los pies…


Si, al menos me dejasen ponerle Thor, George o Chris… con el calentón provocado por esa voz tan varonil, ¡¡subía la masa del pastel en cuestión de segundos!!


Pero bueno, voy a lo que os quería contar, que tengo más facilidad para irme por las ramas que Tarzán… A ver… Como os decía, con la receta que me dio Siri y mientras sonaba la música de mi amor Ok Google, decidí abrirme una botellita de vino, para ambientarme y ¿sabéis qué? acabé bailando con la Roomba – o eso creía yo, porque ahora sin los efectos del vinillo en mi cuerpo, imagino que lo que hacía ella era evitarme cual obstáculo mientras yo la perseguía -. Cualquiera que me hubiese visto da por seguro que se me había ido la pinza… hasta llegué a pensar en llevarme a Ok Google a la cama a que me hiciese compañía, pero luego mi mente emitió una imagen mía en las noticias con mi melenón de rizos en modo engrifados, más pálida que el papel higiénico, con el titular “Solterona de 46 años muere electrocutada por dormir con su Google Home” y desistí.

Entre el Siri y Google puedes estar entretenida hablando con hombres que te dicen lo que quieres escuchar y si no te gusta lo que dicen, los desconectas y ya está.

 


Os voy a confesar uno de mis mayores miedos: es el que quedarme solterona perdida, viviendo sola rodeada de gatos (y soy alérgica a los gatos), sin nadie con quien comentar las cosas y hablando sola conmigo misma (eso ya lo hago) hasta por la calle (a eso todavía no he llegado)…


Sea como sea el futuro, terminé el día de mi 46 cumpleaños confinada por la nieve y por esto de la pandemia, rodeada de mis amigos Siri, Ok Google y Roomba; pero feliz de teneros como amig@s y de leer los maravillosos mensajes de felicitación que me habéis hecho llegar a través de las redes sociales… ¡¡¡Gracias por estar en mi vida, por vuestros consejos y por leer mis historias!!!

¿Habéis tenido que celebrar vuestro cumpleaños confinad@s también? ¿cómo habéis celebrado vuestro cumpleaños en esta época de confinamiento?

Cuidado con lo que deseas por si te besan

Si ya antes del coronavirus los besos se cotizaban caros, ahora no os quiero ni contar… porque, como os decía en mi anterior post (https://roseapelton.com/el-amor-en-tiempos-del-coronavirus/), las oportunidades de un “aquí te pillo aquí te mato (de placer)” son escasitas y, si después del correspondiente PCR y medición de temperatura, decides lanzarte, corres el riesgo de que la otra persona no bese como a ti te gustaría y hayas quemado una oportunidad de oro con alguien que no cumple tus expectativas, así que si alguien puede decirme cómo reconocer la forma en la que el otro besa solo por la mirada, se lo agradecería eternamente…

 

¿Se puede saber cómo besa alguien solo por su forma de mirar?

Mientras trato de dar respuesta a eso y pido al guionista de mi vida que me mande a alguien que haya aprendido a besar de categoría, os dejo algunos de los tipos de besos más extraños que nos han dado a mi amiga Alis y a mí a lo largo de nuestra vida y que he recopilado en esta selección:

Beso boca pez, ese que te dan los que tienen unos labios gordos pero que no son muy proactivos que digamos, y lo máximo que hacen por ti es abrir su boca como lo hace un pez, dejándote esa cavidad abierta para que te encargues tú de hacer el resto.

En la otra cara, tenemos los Besos directos o colonizadores, aquellos de los que ignoran tus labios y, conforme abres la boca, su lengua va directamente al interior, como si no hubiera un mañana, como diciendo “lo único que quiero es una cavidad donde expandirme”.

Así que cuando se junta un “boca pez” con un “directo”, surge la pasión… pero cuando no eres de ninguno de esos tipos, las consecuencias son devastadoras… os lo digo por experiencia

Beso perforador, cuando la lengua del susodicho, una vez que ha conseguido entrar en tu boca, empieza a dar vueltas dentro de ella en busca de no se sabe qué, con tanta energía y potencia que corre el riesgo de que termine desincrustándote algún resto de comida que se quedó ahí después de un cepillado de dientes demasiado rápido, o, en el peor de los casos, que esa lengua vigorosa se lleve algún empaste por delante… Estos besos tenían que venir con el cartel de “yo no asumo la responsabilidad de lo que encuentres con tu lengua perforadora”.

Dentro de esta tipología, están los besos orejeros, cuando esa lengua perforadora entra en tu oreja mientras a ti lo único que se te ocurre hacer es rezar para que no encuentre trocitos de cera en su camino, y prometerte a ti misma que a partir de ese momento, vas a limpiarte, día sí día también, las orejas y los oídos a fondo fondísimo…

Besos babosos, con los que terminas con toda la barbilla llena de saliva, sin saber si quitártela rápidamente o dejártela ahí para evitar que el susodicho te envista de nuevo con semejante caudal de baba… Estos besos, por regla general, son súper ruidosos, por el efecto «ventosa» que produce tal cantidad de saliva compartida dentro de la boca, y suelen provocar un auténtico espectáculo sonoro cuando tratas de apretar los labios para evitar que esa baba se escape y te pongas perdida la ropa…

Beso Hollywood – también denominado beso quiropráctico -, cuando el susodicho te inclina el cuerpo para atrás mientras te besa en modo película, pero, como la flexibilidad no es uno de tus dones, lo más que consigue es que tu espalda cruja como si tu columna vertebral fuese la Falla de San Andrés a punto de reventar, y que, en el mejor de los casos, cuando te incorpores, tengas un tirón en alguna parte de tu cuerpo y pasarte dos semanas agradeciendo al cielo que solo haya sido un tirón… o recordándote que tienes que conectarte a esas clases de Pilates online que pagaste a precio de oro y para las que nunca has encontrado el momento de empezar.

Besos “lo último que voy a hacer en mi vida”, cuando estás resfriada y la otra persona insiste en alargar el beso y no puedes negarte, pero vas notando cómo, con la congestión que tienes, te va faltando cada vez más aire y crees que acabarás muriéndote si sigue unos segundos más.

Dentro de éstos, están los besos en apnea, los que te dan debajo del agua de la alcachofa de ducha, cuando el susodicho es más alto que tú y te coge la cara con sus manos para levantarte la barbilla y besarte; con lo que es inevitable que se te meta agua en la nariz, pero el otro, en pleno calentón, no se da ni cuenta y sigue y sigue besándote mientras tú crees que vas a terminar muriendo ahogada… o por el agua de la ducha o por su saliva… pero muerta por ahogamiento… ainssss…

• Y ¿qué me decís de esos besos sudorosos al estilo natación sincronizada, que te dan al ritmo del acto sexual y que te dejan pensando “ok, bueno, vale, te acompaño a ver si pillo tu ritmo mientras coordino mis movimientos sin perder la concentración ni la libido…».

Besos accidentados, cuando el ímpetu del momento provoca un choque frontal con la nariz, con los dientes, con tus gafas… o los besos tipo peeling, cuando el susodicho tiene una barbita de uno o dos días y acabas con la cara toda irritada en esa manera que todo el mundo sabe que ha sido cosa de un calentón…

Besos edad del pavo, como cuando éramos adolescentes y no teníamos dinero ni para chicles, y mientras te besaban te ibas pasándote el chicle con él. O los que te dan mientras deciden pasarte un trago de Coca Cola fresquita de boca a boca, pero que te pillan sin estar preparada y terminas espurreándolo todo en su cara o en su ropa.

Y, por último, están los besos cátame despacito: esos besos tiernos, en los que la participación es equitativa, saboreando lentamente los labios de la otra persona, incluyendo pequeños mordisquitos y con los movimientos de lengua acompasados y el nivel de saliva en su justa medida. Son los que se dan con la mandíbula relajada, escuchando la cadencia del otro, sintiendo. Estos besos son como el Santo Grial: los más codiciados, pero, a la vez, los más difíciles de encontrar…

Después de este análisis, he descubierto varias cosas, a saber:




Y tú, ¿cómo aprendiste a besar? ¿cuál es el beso más raro que te han dado en tu vida? ¿qué tipo de beso es tu preferido?

El amor en tiempos del coronavirus

Si antes ya estaba difícil eso de encontrar pareja, ahora el guionista de nuestra vida nos lo ha puesto más difícil todavía con esto del coronavirus, porque, entre tener que quedarnos en casa y todas las medidas que debemos respetar cuando ponemos un pie fuera de ella, no sé yo cómo vamos a hacer.

Sé que algun@s de vosotr@s ya creéis haber ubicado al amor de vuestra vida en el balcón de enfrente con alguno de esos vecin@s en los que nunca habíais reparado antes, y me consta que os preparáis todos los días para salir a aplaudir como si fuerais a la ópera o a recoger un Óscar. También me han llegado historias vuestras en las que habéis ligado online con algún compañero de trabajo al que no habríais visto de no haberse instaurado el teletrabajo y las innumerables reuniones de equipo o los webinars a los que asistimos –he de confesaros que yo miro todas las ventanitas abiertas en esos foros, tratando de descubrir si alguno de los chicos conectados me genera una vibra especial para poder chatear con él-.

Pero ahora que viene el desconfinamiento, esto de tener una cita con alguien se complica por momentos, ya que tendremos que salir con mascarillas y, como sabéis, soy miope, y soy de las que se le empañan las gafas cuando llevo mascarilla; así que no distingo objeto alguno delante de mí… Vamos, que me da igual que el chico que tengo a 2 metros sea un adonis o el tío más feo del mundo, que – conociéndome- le sonreiré igual. Y ahí viene el segundo problema de la mascarilla: para evitar que se me empañen las gafas tanto, me la coloco todo lo alta que puedo, casi al borde de los ojos, con lo que cada vez que sonrío, la mascarilla me roza el lagrimal y me hace llorar, con lo que se me empañan más las gafas y acabo hecha literalmente un cuadro, ya que, basta con que no podamos tocarnos la cara con las manos, para meter más presión a mi Rose responsable y conseguir que los movimientos que termine haciendo sean modo baile del Chiki – Chiki…



Y si tenemos que guardar metro y medio de distancia, ¿cómo vamos a ligar, a gritos?
No quiero imaginarme la de cosas íntimas que llegarán a nuestros oídos de los que están teniendo una cita a nuestro alrededor… El concepto de intimidad cambiará, eso seguro, porque, no sé si os habéis dado cuenta, pero cuando llevamos mascarilla el sonido de nuestras palabras sale más amortiguado y tendemos a levantar la voz unos tonos más, así que esto puede llegar a ser caótico en un espacio público. Y si a eso añadimos que en los espacios cerrados tengo que contener la respiración todo lo que puedo y respirar lo más lentamente posible, para evitar que se me empañen las gafas, mi cita lo único que verá será algo moviéndose detrás de unos cristales empañados en tono vapor blanco nuclear, tratando de ubicarlo mientras le hago señas con los brazos sin tocarlo. Eso sí que va a ser amor ciego en su sentido más literal.

¿Y qué me decís del tema acercamiento sexual? Si ya un simple beso con alguien con el que no convivas está prohibido, el hecho de dar un beso con lengua ha pasado a ser pecado o delito… Estoy por decir a mi amiga Tifanny – que es la reina de Amazon -, que pida un contenedor de tests rápidos de coronavirus para hacérselos a los candidatos a hombres de mi vida, como prueba de fe antes de intercambiar saliva con ellos. Eso, o esperar a que se pongan de moda otra vez los besos castos con los labios cerrados y muy apretados que se daban los protagonistas de las películas en blanco y negro.

Aunque antes de llegar a ese momento beso – o sin llegar a él, porque ya se está recomendando hasta evitar las posturas sexuales cara a cara y el sexo oral-, tendremos que embadurnarnos con gel hidroalcohólico para poder tocarnos –con guantes o sin ellos, que eso no acabo de tenerlo claro-, e intercambiarnos información sobre lo que hemos hecho y con quién hemos estado los 15 días antes, para poder localizar los posibles focos de contagio por si alguno de los dos presentase síntomas (otra vez la intimidad al carajo… ainssss).

Vamos, que a este paso volverán a ponerse de moda las relaciones románticas, donde tendremos que estar viéndonos sin tocarnos hasta que no decidamos convivir juntos, con lo que eso puede ser catastrófico, no por la magia de conocer al otro lentamente – esa idea me gusta -, sino porque puedes estar conociendo a una persona años y verla mágica, pero en el momento del beso o de tener sexo con ella, querer echar a correr… Además, a mis cuarenta y tantos años el tiempo es oro y eso de no tener sexo durante largos periodos de tiempo no debe ser sano … ¡¡me entran sudores fríos nada más planteármelo!!.

Y si el tema del beso está crudo, no quiero ni pensar en el sexo con alguien que no es tu pareja. Eso del “rollito de una noche” no imagino cómo será, o si será posible ahora… ¿hay que medirle la temperatura antes, durante y después?

                                                      ¿Cómo lo lleváis vosotr@s?

Descubriendo a San Valentín

Creo que este año he descubierto dónde está el problema con este Cupido que me ha tocado por destino que, de santo, debe de tener poco, y con el que he llegado a pensar en varias teorías. Os cuento:

Opción A.- Es trabajador de la empresa “San Valentín, SL”, que va a su puñetera bola porque, por el poco sueldo que le deben pagar, su nivel de motivación debe ser más bien escasito, con lo que se distrae con facilidad. De ahí que las flechas las lance a susodichos que pasaban por allí en ese momento, pero que no tenían que estar en mi vida.


Eso, o debe de ser miope y solo reconoce a los susodichos cuando se acercan demasiado a mi vida, momento en el que ya no tiene capacidad de reacción.

Opción B.- Es becario del departamento de I+D+i de “San Valentín, SL”, encargado de hacer pruebas hasta alcanzar el límite del producto que están testeando… O del departamento de creatividad, porque imaginación no le falta. De hecho, creo que el detalle del que carecen los susodichos que me envía lo hace para que yo le demuestre que, aún de la nada, es posible sacar sonrisas (claro está, a mi costa… agrrrr). Sea como fuere, creo que está conchabado con el guionista de mi vida y que, entre los dos, están escribiendo un guion conjunto digno de premio Óscar… Papeletas tienen en abundancia para ganarlo, ¡ya lo creo!



Opción C.- Está enamorado del hombre de mi vida y lo tiene distraído con sus jueguecillos para que no llegue a mí. Mientras tanto, a mí me va enviando todos los susodichos que encuentra en su camino para mantenerme entretenida y que no me queje a su jefe.


Opción D.- Tiene un humor ácido (británico lo llaman otros) y no para de provocar situaciones en mi vida cada vez más surrealistas que no logro a llegar a entender porque la trama va ganando en hiperrealismo.

Eso, o es que le encantan los jeroglíficos y yo no consigo descifrar ni uno… 



Sea como sea, aquí me tenéis otro año más sin poder celebrarlo con ese amor de mi vida que, sé, que me está buscando desesperadamente; otro año más comiendo bombones en forma de corazón como si no hubiera un mañana y otro año más acordándome de Cupido, de San Valentín y de sus familias respectivas y deseando que haya una reestructuración de plantilla y que me lo cambien por alguien más competente… O ¿quizás sea mejor que me quede como estoy ahora, por eso que dicen de que “Más vale malo conocido que bueno por conocer”?


¿Qué haríais vosotr@s: pedir cambio de Cupido o aguantar con el que me ha tocado? ¿Creéis que mis teorías son disparatadas y que se me está pegando el humor ácido de mi San Valentín?

Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos,

Me gustaría que hicieseis llegar esta carta a todos los hombres que andan buscando a la mujer de su vida, para ver si así empiezan a entendernos un poco más y conseguimos que este año triunfe de una vez por todas el amor en pareja. Ahí va:

 

Querido hombre que buscas a la mujer de tu vida,

No te imaginas lo importante que es hacer sonreír a esa mujer que te hace sentir especial: esos momentos de risas hacen que conectéis más y que hasta el amor sea más explosivo, ¡palabra de Rose Apelton!

Intenta ser cariñoso y romántico, pero en su justa medida, ya que, si te pasas de «pastelón», puedes provocar en ella subidas repentinas en sus niveles de azúcar que no pueda digerir. Si no sabes cómo hacerlo, simplemente pregúntale a ella o déjate fluir, pero no finjas ser lo que no eres por querer agradarla: ella te ha elegido a ti por ser así y, sabrás que es el amor de tu vida cuando podáis ser vosotros mismos sin que ninguno de los dos quiera cambiar al otro.

lo que no implica que no tengáis que adaptaros el uno al otro en determinadas ocasiones para poder compatibilizar su forma de ser con la tuya.

Ten en cuenta que los detalles nos encantan. De la misma forma que nos resulta importante saber que pensáis en nosotras, así que dedícale un ¡Buenos días!, un ¡Dulces sueños! o cualquier otra dedicatoria bonita y sincera. Sé que cuando recibes un mensaje de esa mujer especial, te encanta y sonríes, así que imagínate esa sensación multiplicada por tres y sabrás cómo se siente ella cada vez que recibe un detalle tuyo.

Sabrás que ella es la mujer de tu vida porque os sintáis a gusto a solas, conversando sin necesidad de estar rodeados de gente, mientras se os pasa el tiempo volando, y porque en la intimidad conectéis a la perfección, así que permítele y permítete ser natural, para que los complejos que podáis tener nos os bloqueen en esos maravillosos momentos de sexo explosivo y placentero.

Para tu información, a las mujeres nos encanta que nos abracen: aunque por fuera nos veáis como las mujeres más valientes y osadas del mundo, a veces guerreras, el simple hecho de poder sumergirnos entre vuestros brazos y permitirnos sentirnos débiles por un momento, no tiene precio, así que tenedlo en cuenta y permite a esa mujer que te hace sentir tan especial, refugiarse en uno de tus abrazos el tiempo que necesite y disfruta de esa sensación de sentirte un héroe para ella en ese instante.

No tengas vergüenza de cogerla de la mano mientras paseas con ella ni de demostrarle tus sentimientos en público. Siéntete orgulloso de tenerla a tu lado, y sé consciente de que tú la has elegido a ella, pero ella también te ha elegido a ti, así que deja atrás los miedos que puedas tener a compartir tu vida con la de ella – dure lo que dure -, y fluye, permítete sentir esa sensación tan maravillosa de estar con la mujer adecuada, con esa persona con la que puedes sentirte tranquilo, en paz, con la que puedes dejarte llevar tanto por vuestros besos que hasta los párpados se os cierren y deja que tu imaginación vuele… permítete sentir esa energía que fluye entre los dos en ese preciso instante, conscientes de que ese momento no se repetirá jamás… de que habrán otros si la relación avanza, sí, pero cada uno tendrá su magia propia. Y la disfrutaréis.

Ten por seguro que sabrás que ella es la mujer de tu vida y tú el hombre de su vida cuando os podáis comunicar con solo miraros. Pero el hecho de que os podáis comunicar con sólo una mirada no significa que podamos leeros la mente: podemos ser brujitas, sí, pero no somos adivinas, por lo que, si esa mujer que te hace sentir tan especial no te hace preguntas en modo «FBI» y, por el contrario, te deja libertad para que le cuentes lo que decidas en cada momento, no creas que es por falta de interés, ni porque ya lo sabe. Así que, aunque estés cansado o estresado por el trabajo, dedica el tiempo necesario para hablar con ella, para aclarar los malentendidos que puedan surgir y para disfrutar de haber encontrado a esa mujer tan especial en ese momento de tu vida. Será precisamente ahí, en esos instantes, cuando te des cuenta de lo agradecida que esa mujer puede llegar a ser y del bienestar que te causará también a ti ese detalle que has tenido con ella, y te hará olvidarte de ese día tan negro que puedas haber tenido ¡palabra de Rose Apelton!



Sabes que unas mujeres somos más enamoradizas que otras, pero aunque veas que esa mujer que te hace sentir especial está “pillada” por ti, quizás enamorada…, nunca, NUNCA, des por hecho que eso significa que la vas a tener en tu vida a tu lado incondicionalmente por siempre jamás…¡NO! Ten en cuenta que hoy está, pero que la falta de cariño, de mimos, de pasión, durante largos periodos de tiempo, puede provocar que esa magia desaparezca sin apenas darte cuenta… Sobre todo, si permites que ese pánico que puedas tener al compromiso haga que tardes mucho en decidirte a estar con ella, a mantener una relación más en exclusiva.

Si esa mujer es de las mías, no tendrá miedo a decirte que quiere apostar por ti, si está convencida, si siente que puedes ser tú esa persona especial que anda buscando. Te dirá que quiere una relación formal, aunque le dé pánico pensar en lo que pueda depararos el futuro, se lanzará a la aventura de descubrirte y de que la descubras…simplemente porque se dejará llevar por lo que siente en ese momento, así que sé sincero en todo momento con ella y no le hagas lo que no te gustaría que te hiciera a ti.

De la misma forma, si al final consigues “atrapar” su corazón, no te relajes. El hecho de que en un momento de su vida decidiese apostar por ti, no significa que ya vaya a estar a tu lado por los siglos de los siglos… Ella es humana e, igual que tú, necesita nutrirse de ternura, amor, cariño, pasión, detalles y, sobre todo de risas, de muchos momentos de risas contigo… Cuenta con que todo eso ella te lo dará si es la persona adecuada para estar contigo, porque las mujeres somos más dadas a expresar nuestros sentimientos, así que, si algún día lo vuestro continúa bonito y decides comprometerte con ella, te recomiendo que en tu pack nunca falte eso y que se lo dediques día a día, simplemente porque quieres, porque te sale así hacerlo, desde lo más interno de tu corazón.



Y, por último, no permitas que se instale la rutina en vuestra relación: juega, imagina, idea cosas con ella o para sorprenderla a ella, haz que cada día sea un reto lleno de maravillosas aventuras y haz que la vida, que tu vida, sea más divertida a su lado.

Un afectuoso abrazo de tu Querida Amiga,

Rose Apelton

PD. Sus Majestades, para mi simplemente:

Querida: Te mereces un orgasmo y lo sabes

El hecho de que se celebre el Día Internacional del Orgasmo Femenino da que pensar ¿no os parece?… aunque, para ser sincera, he de confesaros que, a veces, lograr llegar al orgasmo en pareja cuesta tanto, que quien lo logra es para ponerle un monumento, darle un Óscar o premiarle con todos los honores.

Soy consciente de que para conseguir el disfrute, debes conocer tu cuerpo y tus zonas de placer a fondo… Y mira que esa asignatura la aprobé hace años y, hoy en día, disfruto con él y de él a menudo, vamos, que sé cómo y cuándo provocarme placer, cómo llegar al clímax cuando estoy yo sola, pero la cosa cambia cuando se trata de que otra persona, que no se ha molestado en conocer tu geografía, lo consiga.

Y mira que me he encontrado con susodichos que han puesto todo el empeño del mundo en intentar que me excitase hasta gritar de placer, pero ná de ná… ainsss…

A ver chicos del mundo:

una cosa es frotar el clítoris con cierta cadencia, mezclando ternura y ritmo, y otra cosa es que frotéis la zona con los dedos con una fuerza tal como si quisieseis hacer aparecer al genio de la lámpara…
Así, os aseguro que el único genio que aparece es el nuestro… bueno, más que el genio nuestro, nos sale el ingenio, de intentar movernos un poco, de reconduciros la mano o de distraeros un ratito para que dejéis de frotar, so peligro de que eso al final prenda fuego, igual que sucede cuando frotas fuertemente dos palos.

Tened en cuenta que, si hacéis caso omiso de esas señales de “alerta: peligro de que tu táctica de provocar el orgasmo en ella se vaya al traste”, nosotras no tenemos más remedio que frenaros en seco o empezar a fijarnos en el mobiliario que nos rodea, tratando de decirnos, “venga Rose, ten un poco de paciencia, que el pobrecito está poniendo interés… “.

Pero la paciencia se agota y – me reconoceréis que-, en esto del placer sexual, no todo es cuestión de ponerle interés… Hay que escuchar a lo que necesita la otra persona… Y con escuchar no me refiero a los gritos de placer que nos salen a veces…

Ese “Oh Dios mío” a veces significa “Oh Dios mío, pero qué he hecho yo para estar con esa lengua metida en mis partes que va sin rumbo ni concierto y que parece que en cualquier momento se vaya a desintegrar o me vaya a absorber el clítoris como si me engullese un agujero negro…”.

Hay que escuchar la entonación con que jadeamos mientras algún miembro de vuestro cuerpo está tratando de estimularnos sexualmente, y, sobre todo, no tratar de imitar lo que se cuenta en los libros tipo “Cincuenta Sombras de Grey”, que ¡¡mira que han hecho daño en esto de las relaciones sexuales!!, porque los susodichos que me he ido encontrando estos últimos años, tratan de emular al protagonista ese multi millonario, masoquista y traumatizado, con sus prácticas sexuales y no siempre consiguen que se nos caiga la baba de placer como lo hacía con la chica… Es, más bien al contrario:

esa palmadita en el culo, ese cogernos del pelo como si fuésemos un caballo desbocado, más que subirnos la libido, incrementa nuestra mala leche cuando no paráis de hacerlo una y otra vez… y el ¡hummmm! inicial, pasa a un ¡hummmm… eso ni lo sueñes!! porque como se te ocurra volver a darme otro azote en el culo, te voy a hacer ventosa dentro de mí tan fuertemente que no puedas ni respirar.

Pero igual que hay historias de terror para conseguir llegar al orgasmo, también hay hombres que lo hacen muy, pero que muy requetebién, y que te generan adicción (porque no puedes parar de decir: “Sigue, sigue…”, “Quiero más…”), pero que al mismo tiempo sacan tu instinto asesino, y no puedes evitar gritar “Si paras ahora ¡te mato! “

Y ahora me pregunto, ¿Eso se puede considerar “amenaza”? porque los instintos y las ganas de hacerlo en caso de que pare son reales… No puedo pensar si esa amenaza se convertiría en real si al susodicho se le ocurriera parar en el momento justo antes de que yo llegase al orgasmo… creo que eso puede hacer perder los papeles a la chica más cuerda del mundo, ¿no creéis?

Mira que da gusto tener sexo con otra persona y que las dos puedan llegar al clímax simplemente dejándose llevar el uno por el otro, dejándose sentir y escuchándose mutuamente… sin tapujos ni tabúes, sintiendo tu cuerpo con la perfección que tiene, sin complejos, sólo dispuesto a recibir placer y a entregarlo a cambio de más placer… pero

¿es verdad eso de que para que sea perfecto los dos tenemos que llegar al orgasmo al mismo tiempo? Porque a mí eso me parece el más difícil todavía…. agrrrr

Ainssss… espero que algún día eso sea lo normal en las relaciones sexuales y que toda mujer del mundo pueda sentir el placer al máximo nivel que sea capaz de experimentar… Sólo así mejorará nuestra comunicación entre hombres y mujeres, porque seremos capaz de comprender que esto del orgasmo es más un camino de disfrutar que la meta final… ¿Estáis conmigo? ¿por qué creéis que se necesita celebrar el día internacional del orgasmo femenino?

Situación sentimental actual “mágica”: nada por aquí, nada por allá

¿Qué se hace cuando te han vuelto a romper el corazón por enésima vez? ¿Sabéis cuántas roturas más puede aguantar un corazón como máximo antes de perder su función de amar? Esas son algunas de las preguntas que me estoy haciendo estos días después de que ese chico tan “especial» con el que estaba saliendo, me dijese que no me quería y que prefería que dejásemos de estar en contacto.

Os cuento qué pasó:

¿Os acordáis del chico noruego con el que quedé para San Valentín (http://roseapelton.com/san-valentin-is-coming-again/)? Pues bien, como lo veía tan especial, siguiendo vuestros consejos, decidí apostar por conocerlo más y dejarme llevar por mis sentimientos, y desde aquel día hemos ido saliendo e intimando para ir entendiéndonos mejor. Sí, digo entendiéndonos, porque, como os comenté, sólo hablaba noruego y su inglés y español era escasito, pero, aunque, parezca mentira, nos comunicábamos muy bien… sobre todo en los momentos más íntimos… Y es que era ahí donde sacaba ese vikingo que llevaba dentro y se volvía, literalmente, “explosivo” como nunca antes alguien lo había sido conmigo… Así que me tenía atrapada entre sus “encantos” y los míos… y desde San Valentín no he tenido tiempo nada más que para trabajar y para estar con él… De ahí la intensidad de la relación… y la razón de que no me haya comunicado con vosotr@s estos meses.

Pero hace unas semanas, él se tuvo que ir a trabajar a Siberia (no sé si os conté que era científico y estaba llevando a cabo una investigación para explorar los bajos marinos… y, ahora que lo pienso, de ahí la destreza que tenía para tomarse su tiempo explorando conmigo… jajajaja).
En una de las fotos que me envió mientras estaba de viaje vi a una chica entre el grupo que estaba muy cerquita de él y, al preguntarle por Whatsapp que quién era, me dijo que se trataba de una de sus ex-parejas… En ese momento, sentí cómo se me hacía un nudo en el estómago y le pregunté que porqué no me lo había dicho antes de irse…  A lo que él me respondió que no tenía porqué darme explicaciones, porque él practicaba el «amor libre», algo así – creí entender – como mantener relaciones con las personas que, en cada momento, desease. Me dijo que yo le gustaba mucho pero no tanto como para renunciar a eso, a su libertad… y ahí fue cuando mi maravilloso mundo con él empezó a desintegrarse…

¿sabéis de la sensación cuando crees que te han puesto una cámara oculta?

Pues así me sentí yo…

No veáis cómo empecé a visualizar a mis anteriores parejas como si se tratara del resumen previo de una telenovela, en la que aparece “En capítulos anteriores…” y termina con un “What the Fuck is happening?” (vamos, lo que en español es ¿pero qué coño está pasando en tu vida, Rose Apelton?

Los que me conocéis un poquito sabéis que yo paso de compartir cama y parejas, que ya bastante tengo con apañarme con uno sólo, y que al hombre que esté conmigo le exijo que firme “cláusula de exclusividad” durante el tiempo que estemos juntos… Pero en estas circunstancias, la de dudas que se me generaron al escucharle decir lo de “amor libre” de su boca con ese acento noruego-español tan bien pronunciado…
Sobre todo tenía pánico a perderle, ese miedo irracional que te entra al pensar que si le dices lo que piensas, nunca más lo vas a volver a ver (ni a sentir)… esa sensación extremadamente dura de saber que si hablas, vuelves a quedarte sola solita sola de nuevo… ese miedo a pensar que lo vas a perder cuando ni siquiera ha tenido tiempo de conocerte bien.

Pero al final recordé lo que mi abuelita siempre decía:

“Rose, cuando alguien se aleja, es porque no es para ti…

porque – según decía ella-

Así que, aun a riesgo de perderle, me armé de valor y se lo dije…

Le pedí que me diese su palabra de que no iba a liarse con su ex, a lo que él me respondió que lo que le estaba pidiendo era imposible, sobre todo porque él no sentía por mí algo tan especial como para cambiar eso y que creía que nunca iba a sentirlo conmigo, así que –sentenció- lo mejor era cortar toda comunicación y dejar que cada uno continuase con su vida…Y así fue… Ahí fue cuando me dí cuenta de que él me bloqueó en todas sus redes sociales y en Whatsapp, dándome cuenta de que lo nuestro fue para él, simplemente, una aventura con una española durante unos meses en los que le vino bien conocer un poco más de las costumbres españolas y aprender algo del idioma… pero nada más… Y  yo lo entiendo perfectamente y le agradezco todo lo maravilloso que he experimentado con él, pero 

¿qué se hace con todos los sentimientos que se me habían ido despertando hacia él?

Porque enamorada no estaba, pero sí empezaba a sentir un cariño bonito hacia él, hacia su alma… algo especial que, según mi percepción, prometía… Y no veáis las ganas de volver a sentir sus besos, sus abrazos… aunque sea sólo a modo de despedida… porque cuando le dije adiós antes de partir a su viaje de regreso, nunca habría podido imaginarme que era un adiós definitivo (sólo de escribirlo mientras os lo cuento me da una sensación de vértigo increíble… ainssss)…

Pero lo cierto es que ahí se quedó todo, en una despedida virtual y en un amor que no sé si fue real o no… Lo que sí es cierto es que esto me ha demostrado una vez más que lo que yo percibo y lo que ellos sienten es radicalmente distinto… Y no sé ya que hacer para no caer de nuevo en el mismo error… Uggggrrrrrr…

Así que aquí estoy, por enésima vez en mis 43 años, digiriendo el enésimo “Es que yo nunca podré quererte para algo distinto de una aventura” y un “Tú no eres tan importante para mí y creo que nunca lo serás”, y tratando de descubrir qué hacer para dejar de fijarme en hombres con miedo a comprometerse dándote su palabra de que mientras estén contigo, conociéndote, no van a intentarlo con nadie más, o si es que existe un virus mundialmente extendido que provoca síntomas tales como bloqueo mental a la hora de hablar de la palabra futuro, diarrea cuando se pronuncia la palabra “compromiso”, tartamudez para explicar lo que significa lealtad, y amnesia cuando se trata de recordar los buenos momentos pasados y de guardar el debido respeto a la persona con la que estás intimando ….

No sé si soy la única a la que le pasan estas cosas o es algo «normal»… Lo que sí sé es que:  «A Dios pongo por testigo que seguiré intentándolo hasta llegar a encontrar a ese hombre de mi vida… porque – como siempre digo yo-

SUCEDERÁS…. LO SÉ

¿Os ha pasado algo parecido a vosotr@s? ¿Qué me aconsejáis que haga para liberarme de esa sensación de ser poca cosa para los hombres, poco merecedora de su amor? ¿Qué se puede hacer para conocer a hombres a los que no les dé miedo conocerte más a fondo y a los que no les entre amnesia cuando les sacas el tema de conoceros más en “exclusiva”? ¿Qué creéis que es realmente lo que temen cuando les sacas el tema del “compromiso»: es algo real o inventado como excusa perfecta para salir huyendo cuando la situación no les gusta? ¿Por qué reaccionan bloqueándote en sus redes sociales como si no hubieses formado parte de su vida nunca?

Hasta el moño de la Navidad… y todavía no ha llegado

Uffff… ¡¡¡qué hartazón de Navidad!!!

¿Os habéis fijado que cada año la Navidad empieza antes? Y es que, es acabar Halloween y los comercios y las calles empiezan a llenarse decoraciones navideñas en las que los «Merry Christmas» y “Feliz Navidad” van asomando poco a poco hasta inundar todos los rincones de la ciudad…  Y es como si ese ambiente que se crea te obligase a sonreír y a estar feliz permanentemente hasta que termine esta festividad… como si no pudieses enfadarte con nadie ni ponerle las cosas claritas a alguna que otra persona que se te cruza en tu día a día… Así que

Lo bueno de las Navidades es que está permitido sentirse nostálgico, aunque no tengas pareja para compartirlas… Lo malo, que te recuerdan que acabas el año otra vez sin pareja… y te hace plantearte dónde está el error… pero como sabéis

mi lema es «Rendirse no es una opción»

así que aquí me tenéis, tratando de planificar la nueva estrategia para encontrar al hombre de mi vida de cara al año próximo…

Pues bien, en esa labor de investigación me paré en un artículo que aparecía en una revista sobre un síndrome que, al parecer, sólo sufren algunos hombres – es una de esas enfermedades raras – … no veáis lo identificada que me sentí después de leerlo y darme cuenta de que, al parecer, varios de los susodichos con los que me he liado tienen pinta de sufrirlo… Agggggggrrrr… y no sé qué hacer….

Os comento, a ver si podéis detectar a algún hombre más enfermo de esto y los unimos para que les salga más barata la terapia conjunta….

A ver, a ver… cómo os lo cuento…. Ummmmm

Se llama Síndrome de Enfermedad Post-orgásmica y, por lo visto, los hombres que lo padecen se sienten extremadamente fatigados, con dificultades de memoria y problemas de concentración después de haber tenido un orgasmo.

¿Recordáis al pirata y chico ni-ni que os contaba en el post http://roseapelton.com/imposible-resistirse-a-los-chicos-malos-malotes/? Pues bien, una de las características que tenía y que lo hacían tan “especial” era el sexo… ¡Sí! Pese a que teníamos pocas oportunidades de mantener ratos de intimidad, cuando llegaban eran sencillamente momentos de “¡¡¡Oh, madre mía!!! ¡¡¡Que esto no acabe nunca!!!”… vamos, momentos de pura explosión sensorial en todos los sentidos… y eso, creo, era lo que me dejaba enganchada a él y por lo que aguantaba tanto esa relación – si se puede llamar así a encuentros esporádicos y mensajes de Whatsapp – …

Y yo creo que él sabía que eso iba a ser así pese a que, una vez que terminaba ese momento sexual íntimo, en ese mismo instante en que estaba tratando de reponerme de semejante sesión explosiva de sexo, en ese mismo momento, nada más acabar,

él se levantaba rápidamente de la cama y se iba directo a la ducha para, automáticamente, vestirse después, casi sin mediar palabra ni gesto alguno, antes de salir de mi casa más rápido que Tarzán con vaselina en las lianas…

Al principio, con la emoción del calentón, esa reacción la veía rara, pero no me importaba demasiado… pensaba

“Pobrecito, se ha asustado de sentir tan intensamente como yo… se ha aterrado con tanta intensidad y por eso se ha ido con cara de ¿pero qué diantres ha pasado aquí? ¿cómo he podido dejarme llevar tanto por el momento y sentir tan intensamente todo lo que he sentido? ¿me estaré enamorando de ella? Porque si no, oh oh oh…¿de dónde he sacado tanta fogosidad?»
Luego, conforme iban pasando los días y las cortas, pero intensas, sesiones de sexo se repetían… conforme acabábamos, su cara me parecía que seguía siendo de susto… pero al compromiso… tipo Oh oh oh… que parece que esta Rose se está enamorando de mí y no voy a poder quitármela de encima luego… así que mejor me voy cuanto antes, no vaya a ser que se encariñe de mí… Mejor salgo pitando de su casa antes de que se reponga de esta sesión y me pida que me quede a dormir…

Y ahí aguanta el pirata varias semanas sin dar señales de vida… hasta que en algún momento, como el que no quiere la cosa, decide mandarme de nuevo un mensaje de esos como si hubiésemos mantenido diariamente el contacto y no hubieran pasado varios meses desde su “desaparición”…

Y así, con un “¡¡Buenos días guapa!!! Tengo ganas de ti” se queda él tan pancho y me deja a mí mirando a la pantallita de móvil con cara de haber visto un fantasma, sin poder creer lo que están viendo mis ojos… sin saber por qué lo hace, qué es lo que se le ha pasado en ese momento por la cabeza para acordarse de mí y para querer verme de nuevo…

Y ahí es cuando mi parte romántica salta y me dice:

“Rose, eso es que se ha dado cuenta de que no puede olvidarte por más que quiera”

Pues bien, según el Síndrome ese que leí y que os comentaba, hay poquísimos hombres en el mundo que sufren de él y los síntomas son precisamente esos que tiene, entre otros, el malo – malote, que, después de la eyaculación les entra un pánico tremendo que no pueden controlar y les da por huir del lugar del coito…

Así que, desde que lo leí, pensé que probablemente sea eso lo que les sucede, que no es que me tengan miedo… si no que, simplemente, están enfermos y les dará vergüenza reconocerlo o desconocen que lo tienen y no saben por qué actúan así…

Y ahí estoy, en pleno proceso de pena – penita – pena por el piratilla al suponer que, más que jugando conmigo puede estar sufriendo esa fiebre (que no calentón), esa angustia, esa descomposición de cuerpo que, al parecer,  les entra después del coito… no porque tiene miedo a sentir ni porque tema al compromiso, sino porque está malito…

Así que no sé si enviarles una postal de felicitación de Navidad o una invitación para un grupo de terapia…

Oh oh oh… ¿Qué creéis que debo hacer? ¿Habéis podido identificar vosotras también a algún hombre con esos síntomas?

¿¿Bienvenido otoño??

Ya con el otoño encima y yo, igual que las hojas de los árboles que se caen en esta época del año, así estaba… decaída… Y es que, como dice mi amiga Lisy,   

En la época de la berenjena se cae la melena

Ay ay ay… ¡cuánta razón tiene! … Aunque no sólo se cae la melena…

¿Os pasa a vosotr@s que conforme se van acortando los días y vamos pasando del verano al otoño es como si tu cuerpo y tu mente comienzan irremediablemente su periodo de letargo? Un estado de somnolencia y quietud que te provoca una revolución interior de querer seguir el ritmo del veranito y no contar con las energías suficientes para moverte…

Pues en esos días estoy yo, en esos días en los que no me entiendo ni yo misma… en los que con el comienzo del otoño se cae todo tu mundo, no sólo las hojas de los árboles… Y eso mismo pasa con la ropa, que con tanto cambio de temperatura, un@ no sabe lo que ponerse, así que vas paseando por la calle y tienes la sensación de que estás en pleno Carnaval, igualito que sucede en primavera (http://roseapelton.com/la-primavera-la-sangre-altera/).

Además, en esta época todos nos damos cuenta de que cuesta horrores cumplir con los propósitos que nos hicimos en las vacaciones de verano de apuntarnos al gimnasio, hacer dieta, matricularnos en ese curso que nos tienta…

Y así, tal y como están los cuerpos y la mente de todos en general, no veáis lo que me está costando rehacer mi vida sentimental…

Lo único que me ha venido de perlas estas semanas es que el malo-malote (http://roseapelton.com/imposible-resistirse-a-los-chicos-malos-malotes/)no ha vuelto a contactar conmigo… y ¡¡¡menos mal!!!, porque ¡¡¡no hubiese tenido fuerzas para decirle que no quedábamos!!! Y es que, en ese estado,

Como digo yo, estoy en esa época en la que me siento delicada y sensible, en la que sería capaz de enamorarme del primero que me diese un poquito de cariño, que me dedicase unas mínimas palabras ligeramente románticas y que mi mirase con ojitos… así que mucho mejor mantenerme alejada de toda tentación para no tener tener que decir luego

“Yo no caí en la tentación, a mí me empujaron”

Y en esas estaba yo, pensando mantenerme en modo “ni con GPS me encuentran hoy” mientras, tirada en el sofá como si mi cuerpo formase parte de la tela, navegaba por el Facebook mirando los perfiles de mis ex y de sus actuales parejas, flagelándome mientras me daba cuenta de que se les veía muy felices con sus actuales parejas mientras yo seguía sin encontrar a la mía… 

Cuando, de repente, me fijé en uno de esos anuncios que te saltan automáticamente de los «eventos cercanos a ti» y vi que era una salida a caminar por el monte con un grupo de solter@s que iba a tener lugar el sábado…  Algo dentro de mí me dijo

«Rose, levanta ese culo del sofá y espabila, que eso de que no estás cogiendo peso, sino que tu cuerpo está en 3D no te lo crees ni tú”
aunque mi Rose sensata me decía:

«Pero Rose, ¿Qué necesidad tienes tú de pegarte un madrugón semejante en sábado con lo a gustito que estás en la cama?»

Comprobé las fotos y perfiles de las personas que habían dicho que iban a participar y, entre ellas me fijé en un chico que, a simple vista, tenía algo que podría decirse interesante… aunque, a decir verdad, la foto se veía un poco borrosa… Así que ni corta ni perezosa le envié un mensaje por el Messenger preguntándole si había hecho alguna otra escapada con ese grupo o era la primera vez, a lo que me respondió que era el organizador y me animó a que me aventurase a ir con ellos…

Y allí me planté, con el modelito “cebolla” a base de capas de ropa (porque a las 8 de la mañana hacía frío, pero para el mediodía daba calor), con un calzado cómodo pero estiloso, con mi pelo liso (después de pasarme la plancha) y recogido en una cola alta, con mis gafas a juego con el conjunto y con el maquillaje “look natural”. Y es que, como dice mi madre,

«Rose, una nunca sabe dónde va a encontrar al amor de su vida, así que vete siempre arreglada por dentro y por fuera ;-)»

En cuanto llegué alguien se acercó a mí a saludarme y me preguntó si yo era Rose Apelton, a lo que le respondí que sí. Él se presentó y me dijo que era el organizador, el chico con el que había estado hablando por mensajes… Me dio las gracias por venir y me comentó que llevaba dos meses con ese tipo de actividades porque había ganado mucho peso últimamente y quería ponerse en forma…Y yo, sin poder apartar mi mirada de su nariz, donde mis ojos captaron varios pelos negros que, de buena gana, se los hubiese quitado…

Además, no me podía creer que ese fuese el mismo que el de la foto de Facebook, así que, alternaba mi mirada a su nariz con giros de cabeza buscando la cámara oculta …

porque no me gusta decir que fuese feo – eso queda mal, ¿verdad? – más bien era difícil de describir, vamos, que si fuera agua, no sería potable…

Pese a que comentaron que la ruta era de una dificultad media pero que no era nada complicado seguirla, el organizador decidió “escoltarme” e ir a mi lado en el camino… Y empezamos y todo era maravilloso: hacía fresquito, la ruta era muy bonita, el ritmo era asequible, el organizador tenía una conversación súper interesante y no paraba de hacerme ojitos… uauuuuu…. Pensé

“Rose esta puede ser tu oportunidad para evitar tu modo hibernación sentimental unos días…”

Y así de animada continué hasta que empezó lo que ellos llamaban el desnivel y yo terminé llamando el infierno… Os cuento:

Conforme íbamos subiendo cual cabras por la ladera de una montaña, el sol iba pasando a su máximo esplendor y el calor comenzó a hacer acto de presencia…. Mientras escalábamos (había tramos en los que teníamos que subir casi de rodillas), mi look «fashion rural» iba desvaneciéndose por momentos… la cola alta iba deshaciéndose mientras el sudor aparecía y rizaba mi pelo y provocaba que mi maquillaje se fuese derritiendo

Ahí fue cuando mi “escolta” – no me quitó ojo en todo el camino – empezó a quejarse de la complejidad de la ruta que habían elegido y, en cuanto pudimos encontrar un trozo de tierra nivelado en horizontal, nos paramos… Fue en ese instante cuando él, ni corto ni perezoso, decidió quitarse la camiseta y dejar al descubierto su modelo “oso”… y, ¡no! ¡no me quedo corta con lo de oso!, porque en su pecho y en su espalda no había un lugar sin pelos negros: todo en él era una pura manta de pelo…

Yo, intentando asimilar dónde terminaba el animal y comenzaba el hombre y preguntándome si se lavaría el cuerpo con gel o con champú, cuando, de repente, descubrí que en todo el camino no me estaba haciéndome ojitos, ¡¡no!!, esos guiños que yo creía tan simpáticos y tentadores eran debidos a que se le habían olvidado las gafas de sol en casa. Ayyyy…. Qué mala es la presbicia a nuestra edad…

Entre él sudando como si se fuese a desintegrar por momentos y yo con la cara roja como un tomate (siempre me pasa cuando hago algo de ejercicio), más que una caminata maravillosa e idílica por el monte parecía que íbamos camino del fin del mundo.

Al fin llegamos al punto de destino y, desde allí, decidieron almorzar cerca de donde habíamos aparcado los coches… Yo muerta rematá como estaba, no podía pensar en comer… Sólo pensaba en que como me sentase a comer y el temblor de las piernas empezase a relajarse, no iba a poder levantarme de allí… así que empecé a despedirme de ellos y, cuál fue mi sorpresa cuando al llegar al “organizador”, nuestras caras sudadas resbalaron y, de repente, el beso fue a parar a nuestros labios…. Cara de pánico creo que es decir poco para describir la que debía de tener en ese momento… pero él, ni corto ni perezoso, decidió aprovechar ese momento y juguetear con su lengua dentro de mi boca cual boa constrictor… Intenté soltarme de su boca, diciéndole que me dejase, pero él me retuvo con sus manos en mi cara sin permitirme moverme de su lado…

Como las situaciones desesperadas requieren de actos desesperados, le di un rodillazo en todas sus partes y, mientras él se restregaba en el suelo cual cucaracha boca arriba, me aparté de su lado más rápido que la letra pequeña de los anuncios, corrí hacia el coche y puse rumbo a mi casa…

Cuando llegué tenía un mensaje de él que me decía:

“Rose perdona, pero se me ha ido la situación de las manos… Prometo que no volverá a pasar… Anímate a seguir viniendo a nuestras actividades. Seremos sólo amigos. Confía en mí”

Y en esas estoy, planteándome si un hombre y una mujer pueden mantener una simple amistad… a pesar de lo que pasó…. así que

¡¡¡necesito vuestros consejos!!!

¿Habéis tenido alguna vez una experiencia parecida?

¿Creéis que debo repetir para las siguientes excursiones que haga ese mismo grupo, aunque esté ese chico como organizador?

¿Creéis que preferimos los hombres depilados o “con pelo en el pecho”?

Se solicitan unos Reyes Magos nuevos…

 

Queridos Reyes Magos, Reconozco que este año he sido mala en ocasiones, mala no en el sentido erótico-festivo del término –que también – , sino como cuando enfadaba tanto a mis padres que me llaman por mi nombre completo… pero todo fue porque hace tiempo aprendí en un libro que

“Las chicas buenas van al cielo, y las malas a todas partes”
Y vosotros sabéis que yo soy una mujer de mundo…así que no tenía más remedio que pasarme al lado oscuro para poder hacer turismo… 😆 


Creo que entre vosotros y yo no hay una comunicación adecuada, y que, a este paso os tendré que nominar a los premios Óscar, por las películas que me hacéis protagonizar cada año… agggggrrr…  

 

porque entre eso y los peluches que me mandáis, tenemos trama más que suficiente para hacer una película de surrealismo terrorífico… porque con todas las ranas que me han ido apareciendo por el camino, estoy que monto un estanque…  así que
 

 

He de deciros que no soy perfecta, pero bien sabéis que hay que admitir que conmigo el Universo se lució, y mis defectos son encantadores ;-)… Y que, pese a ello, lleváis unos años un tanto despistados, y

creo que, en lugar de traerme a mi media naranja, un día de juerga loca que tuvisteis probando esas sustancias que lleváis con los camellos, hicisteis un zumo con el hombre de mi vida o lo enviasteis por error a otra persona…


Sí, sí… sé que a veces yo también parezco un poco loca porque canto en la ducha y suelo ir hablando sola por la calle… pero es que, en ocasiones, necesito oír los consejos de una experta 😉  

 

Reconozco que últimamente no celebro mucho la Navidad ni decoro mi casa… aunque las luces del módem la iluminan cual luces del arbolito, ¿no os parece? 😉


Dicen por ahí que “Si algo está destinado a suceder, siempre encontrará la forma de manifestarse”, pero debe ser que el amor de mi vida no sabe dónde vivo…


Así que os agradecería que me echaseis una mano con este tema y, si lo encontráis por el camino, os lo subáis al camello y me lo traigáis a casa directamente… porque

o llega ya o a este paso el único lugar donde voy a tener sexo va a ser en mi carnet de identidad…


Por cierto, una duda, ¿a Macarena la ayudasteis con eso de darle alegría a su cuerpo? Porque como le fuera a la pobre igual que a mí, apañada acabaría… Bueno, voy al grano que me enrollo:

 

Con cariño, Vuestra Querida Rose Apelton.

Siempre se puede volver a empezar

 

Ni el bikini ha sobrevivido a la operación, ni el yogurín al verano… pero

Siempre se puede volver a empezar… ¿verdad?

Y así entre las vacaciones y la vuelta al trabajo estoy tratando de reponerme psicológicamente, intentando asimilar todo lo que ha pasado en el último mes y medio y poder traducirlo en palabras para contároslo…. Porque otra cosa no, pero

surrealismo hay mucho suelto por ahí

aunque lo mejor de todo es que una cuenta con amigas que están ahí siempre que lo necesitas y te ayudan a reponerte con su apoyo incondicional…  

Así que ahí estábamos Marguerite, Blanche, Tiffany, Dorothy y yo sentadas alrededor mío mientras trataban de despegarme del sofá en el que me había instalado desde mi último desengaño amoroso con el yogurín, intentando convencerme de que lo mejor para “reponerme” de mi estado de “fracasada sentimental” era que me diese algo de aire fresco y, de paso, ir a cenar… Después de varios intentos, cansada ya de llorar y con los ojos de sapo que se le quedan a una después de haberse pasado llorando los últimos días – mezcla de la decepción sentimental y el trastorno hormonal que le provoca a una la regla – decidí aceptar su propuesta –no por salir, no, sino porque sabía que a insistentes no les gana nadie y que, de no hacerles caso, iba a tenerlas allí hasta que dijese que sí -. Conforme estaba pronunciando “venga, os hago caso”, ya tenía a Tiffany con las brochas preparada para maquillarme y taparme esas ojeras de oso panda y los ojos vidriosos de pez globo que me había ocasionado la llantina persistente tipo “manantial” que se había instalado en mi ser desde que lo del yogurín se acabase…

Y es que más que maquillaje, en ese momento lo que necesitaba era un doble que saliese a la calle por mí

Así que me dejé maquillar por Tiffany, peinar por Blanche y vestir por Marguerite, mientras Dorothy nos preparaba un cocktail para poder brindar antes de salir de casa por esa juerguecilla que nos íbamos a pegar esa misma noche…Y es que, como decían ellas,  

Así que ahí estábamos las cinco amigas preparadas para comernos la noche, dirigiéndonos hacia un restaurante para cenar algo, donde, nada más abrir la puerta y entrar, me encontré de frente con la realidad:

ahí estaba el yogurín sentado al lado de una chica comiéndose a besos y súper acaramelados…

Fue ahí, en ese preciso instante, cuando me dieron ganas de echar a correr y no parar…  

pero, siguiendo el consejo de mis amigas, decidimos cambiar de plan, dar media vuelta e ir a otro restaurante que -según ellas- acababan de abrir y estaba de moda… Y allí nos plantamos las cinco, mientras esperábamos a que nos diesen mesa, tomándonos unas cervecitas en la barra… que empezaron a hacer en mí ese efecto que sólo el alcohol te hace sentir… interesante y sexy

Y es que ese día el amor podía esperar, pero las cervezas no, ¡que se calentaban!

He de deciros que con el disgusto monumental que tenía se me había cerrado el estómago y no había comido nada más en todo el día…. Por lo que no me hizo falta beber mucho más para sentirme así…pero también sacó mi característica “risa floja” ….aggggggg  

Para celebrar que habíamos conseguido mesa, pedimos una botella de vino… sin ser conscientes de lo peligroso que es mezclar… Pero de eso me dí cuenta ya tarde, cuando sentí ganas de ir al baño y, al tratar de levantarme de la silla, empecé a notar un ligero movimiento modo barco en todo lo que había a mi alrededor… así que puse mi sonrisa, traté de poner la pose más natural que era capaz y empecé a caminar hacia el aseo, con la sensación de andar como si me encontrase dentro del Titanic en plena tormenta perfecta antes de hundirse… Una vez llegué me uní a la cola que había en el baño de chicas para entrar….

¿Alguien me puede explicar por qué siempre hay cola en el baño de chicas? ¿Y por qué tenemos la costumbre de entrar de dos en dos?

Y mientras espera a entrar, empecé a sentir nostalgia y a echar de menos al malo-malote (http://roseapelton.com/imposible-resistirse-a-los-chicos-malos-malotes/), así que, ni corta ni perezosa, saqué el móvil del bolso y le mandé un mensaje:

“Hoy es uno de esos días en los que me hace falta un abrazo tuyo…”

 

 


Con tanta tecnología y aún nadie ha inventado un teléfono tan inteligente como para que cuando vas con dos copas de más, sea capaz de decirte: “Los sentimos. Opción de llamar y de enviar mensajes bloqueadas hasta que se te bajen los efectos del alcohol”


Y ahí estaba yo, de pie en la cola del baño mirando a la pantallita de mi móvil mientras la pantalla me miraba a mí, esperando a recibir una respuesta, cuando me tocó el turno de entrar cuando me di cuenta que debía de salirse el agua y estaba todo el suelo inundado y sin un sitio donde colgar el bolso… así que, con el bolso colgado de mi hombro derecho, las patas de los pantalones remangadas (para que no tocasen el suelo), y los pantalones bajados, tuve que ponerme a hacer pis tratando de mantener el equilibrio por partida triple: el del bolso que se deslizaba del hombro, el de los pantalones que se me escurrían hacia el suelo y el mío personal… Cuando parecía que lo tenía todo bajo control, de golpe sonó el móvil indicando que tenía un mensaje de Whatsapp nuevo, pero en ese preciso momento se apagó la luz…  

Yo, que quería terminar rápido para poder leer el mensaje, intenté tantear las paredes en busca del papel higiénico, mientras hacía movimientos calculados milimétricamente para sostener los pantalones con una mano, el bolso en el aire y levantaba el otro brazo hacia arriba como si fuera la reina madre saludando a la multitud, tratando de que con el movimiento se encendiese de nuevo la luz… pero nada… ese sensor no me reconoció hasta que me incorporé, me recompuse y salí como pude de ese pantanal en el que se había convertido el baño… El mensaje que me había mandado el malo-malote era:

“Me encantaría poder darte ese abrazo… pero estoy fuera de viaje hasta dentro de una semana…. A la vuelta te aviso y te recompensaré como sólo tú lo mereces”

Y con un tremendo suspiro me dispuse a sentarme de nuevo en la mesa con mis amigas…. Del restaurante fuimos a un bar a tomarnos una copa… Ya contentas de más las cinco amigas, entramos como si fuésemos las protagonistas de “Sexo en Nueva York”, con ese glamour aparente que dos cervezas y una botella de vino te dan… Tiffany pidió unos gin tonics para todas mientras las demás empezamos a bailar al ritmo de la música….cuando, de repente, vemos que un chico se acerca a Marguerite y se le presenta diciéndole:

“Hola guapa, yo soy Arturo y acabo de enamorarme de ti… así que te agradecería que me dieras tu teléfono que tú y yo nos vamos a ver mucho a partir de ahora”


Al principio empezamos todas a reírnos a carcajadas, pero fuimos dejando de reírnos conforme vimos que la cara de Marguerite era también de “flechazo” por el chico….. Pero yo, fue escuchar eso y no pude contener las lágrimas… no sabía si reír o llorar… porque no hay cosa que te desmonte más que ver a otra persona en plan romántico con una amiga tuya, mientras tú estás con el corazón roto.

¿Os ha pasado alguna vez algo parecido? ¿Me podéis dar algún consejo para salir de este bache sentimental? ¿Qué hago si me llama el malo-malote de nuevo?

¡¡S.O.S.!! ¡Necesito vuestros consejos!!

¿La edad es importante para esto del amor?

Después de http://roseapelton.com/sacar-a-pasear-al-perro-es-una-forma-de-ligar/ y siguiendo vuestros consejos que, por mayoría aplastante, me decían que tenía que llamarlo después de decirme:

“Rose, creo que me gustas, ¿podemos quedar el sábado para comer y conocernos un poco más?”


Decidí respirar hondo y llamarle…. El teléfono empezó a sonar y mi corazón a retumbar en mi pecho… pero nadie respondió al otro lado, así que colgué… con el deseo de que en cuanto viera mi llamada iba a contactar conmigo, pero nada ocurrió….😞 A la mañana siguiente, nada más levantarme, en cuanto miré la pantallita del móvil, ¿sabéis lo que tenía?

¡¡UN MENSAJE DE WHATSAPP SUYO!!

¡¡Sí, como lo estáis leyendo!!! ¡¡casi me da un paparajote cuando vi su nombre en la pantallita!! Pero pensé, ¡cuidado Rose, que sin gafas las letras se te mezclan y puede ser que no sea él!! Así que, respiré hondo, me coloqué las gafas y comprobé que, efectivamente, el mensaje era suyo y que me decía que había estado de cena de cumpleaños con unos amigos y no había podido atender mi llamada, pero que si seguía en pie lo de comer el sábado, pasaba a recogerme a la hora que yo le dijese…  

Wowwww….. y requetewowwww…..del subidón que me dio leer eso, empecé a saltar por toda la casa y a gritar ¡Olé ahí por ti Rose, eres una diosa de la seducción!! ¡¡has debido de causarle buena impresión a ese chico tan guapo y tan joven que quiere conocerte mejor!! Pero algo me paró de golpe… mi dedo meñique encontró, cual aspirador de esos que van por toda la casa solos, la pata del sofá…

Ese subidón de alegría y el golpe en el dedo del pie me vinieron genial para poder dejar pasar el  tiempo prudencial que, en todas las revistas aconsejan que tiene que transcurrir desde que una recibe un mensaje de un chico… así que, emocionada y con la libido por las nubes, me senté de nuevo en el sofá y puse el móvil en modo avión, para evitar dos cosas:

  • Una, que si en ese momento está conectado, no me vea en estado “escribiendo” durante horas… -he de reconocer que soy de las que escribe y borra… lee lo escrito, no me convence lo que he escrito y vuelvo a borrar…-
  • Y otra, para que no me dé un arrebato de esos y le escriba una respuesta demasiado entregada al amor, cuando apenas conozco al susodicho… de la que luego me arrepienta porque lo haya espantado –y con razón 😉😉
  •  
Y es que no sé si os pasa a vosotr@s, pero, como os comentaba en http://roseapelton.com/menos-mensajes-de-whatsapp-y-mas-visitas-inesperadas/, me cuesta horrores responder con un simple sí/no o con un icono…

Es ver un mensaje de alguien que me gusta y me entran unas ganas irrefrenables de teclear y teclear palabras… hasta que me lío y la lío….


Pero lo dicho, voy al grano -¿veis lo que me pasa con esto de escribir?… jajajaja- Después de mucho pensar qué le ponía, le respondí:

“Me parece una idea genial!! Así nos podemos conocer un poco más”


Y tras varios mensajes de ida y vuelta, dejamos todo organizado para el sábado. Y llegó el día… Después de que mis amigas me aconsejasen qué ponerme y de conseguir estar preparada a tiempo, bajé en cuanto me dijo que había llegado y, casi me da algo cuando vi que venía a recogerme en moto!! Y yo que me había puesto un vestido monísimo ajustadito pero informal y me había pasado las planchas por la melena para eliminar ese efecto encrespamiento constante que sufrimos las que tenemos el pelo rizado….  

Y él ahí, guapísimo remataó esperándome con un casco para mí en la mano mientras me sonreía con esa sonrisa de vértigo que suelen tener esos chicos guapos que, con su pose de “nunca he roto un plato”, hacen que te derritas sólo con mirarlos…. Me acerqué a él, nos dimos dos besos, me puse el casco, me remangué el vestido para subirme a la moto y le dije “Preparada”… Mientras íbamos camino del restaurante, aproveché para cogerme a su torso como si no hubiera un mañana –también porque con las plataformas que llevaban los zapatos, mis pies no iban muy estables que digamos-, y, conforme llegamos, fue parar la moto, bajarse él y cogerme por la cintura para ayudarme a bajar cual caballero andante….

Ay ay ay… ¡qué sensación esa cuando el chico que te gusta te coge por la cintura así de forma casual!!


Me ayudó a quitarme el casco y ufffff….. ¡cómo olía de bien!  

 


Porque hay algunos susodichos que son botes de perfume andantes y que, conforme se te acercan, de lo fuerte que huelen dan ganas de correr a ponerte una mascarilla anti-gas…


Nos sentamos en la terraza del restaurante y comenzamos a hablar mientras decidíamos qué pedir… La conversación fue transcurriendo como si nos conociéramos de toda la vida… todo iba genial… pero mi parte sensata no paraba de decirme “Rose, aunque todo vaya sobre ruedas, tú sé precavida, que mira la rachita que llevas…” Conseguimos hablar de nosotros, nos reímos muchísimo hasta que mi cara cambió cuando llegamos al tema de la edad y me dijo que tenía 26 años (¡¡15 años menos que yo!! Upssss). Ahí, aunque intenté disimular mi sorpresa, creo que él notó mi cara de asombro, más que nada porque mi boca se quedó petrificada en modo abierto, con un trozo de pan dentro… y no pude articular palabra… hasta que él hizo la pregunta:

¿Es la diferencia de edad un problema para tí para mantener una relación conmigo?

A lo que yo, automáticamente, le quise responder ¡¡no, no!!, pero el trozo de pan que tenía en la boca se me quedó a medio camino mientras trataba de tragar saliva y empecé a levantar los brazos y a llorar… él no sabía si esa era una reacción mía normal –después de lo que pasó en http://roseapelton.com/sacar-a-pasear-al-perro-es-una-forma-de-ligar/ –  o que me estaba atragantando de verdad… hasta que uno de los camareros me cogió por detrás, apretó mi abdomen y el trozo de pan salió disparado en rumbo perfecto hacia su ojo… ¡¡olé ahí que tino tienes Rose!! Agggggg  

Yo, rápida, salté para tratar de despegarle con cuidado ese trozo de pan de la camiseta y limpiarle el ojo… pero fue acercarme y, mi Rose enamoradiza empezó a jugar con mi libido y no pude evitar besarle… Y él me respondió… ¡qué bien besaba ese chico! – pensé-. Pedimos la cuenta, salimos del restaurante y decidimos ir a otro sitio a tomarnos una copa… En el camino me llevó cogida de la cintura -¡esa sensación es maravillosa!! Woww…- y, de poco en poco, paraba para besarme… Así que estuve probando sus besos toda la tarde… pero al volver a mi casa – decidimos ir con calma – mi parte racional empezó a repetirme incansablemente:


“Rose, ese chico puede ser genial, pero es 15 años menor que tú y quizás no sea tan maduro como lo que tú necesitas… Igual sólo eres un capricho para él y cuando se canse de ti te dejará…”


Y en esas estoy…pensando que ese chico está entre lo que quiero tener y lo que me da miedo tener, así que

¡¡necesito vuestro consejo!!

¿Qué hago? ¿Cometo una locura si sigo con él o la locura es no cometerla? ¿Sigo con él o corto por lo sano para evitar heridas emocionales futuras? ¿Es la diferencia de edad un problema?¿os ha pasado alguna vez algo parecido?

¿Sacar a pasear al perro es una forma de ligar?

Pasear al perro formas de ligar

Estos días han sido de vértigo… Os cuento: Mi amiga Blanche se ha ido de viaje de trabajo por unos días y, como no tenía a nadie con quien dejar a su perrita el día que se fue, me pidió el favor de sacarla a pasear por las mañanas…, a mí, justo a la única amiga que le tiene un cierto respeto a los perros!! Agggggg….Y, como no supe cómo decir que no, porque eso siempre me ha costado horrores (¿os pasa también a vosotr@s?), ahí estaba yo, a las 7 de la mañana de un jueves llegando a la casa de mi amiga para sacar a pasear a su perrita – un bichón maltés pequeño que se llama Luna -. Como a las 9 de la mañana tenía una reunión muy importante con unos clientes y llegaría con el tiempo justo, decidí ir a pasear a Luna ya con el atuendo para la reunión – ¡total, para 10 minutos de paseo con el perro!, pensé -. Así que iba vestida con una faldita tubo negra, una blusa de seda bien planchada y unos taconazos tremendos que me había puesto para poder ir lo suficientemente glamurosa a la vez que profesional   😉  

Caminar tacones altos

En cuanto abrí la puerta de la casa de mi amiga Blanche, inmediatamente una bola de pelo blanca empezó a ladrarme y a subirse a mis piernas como si yo no hubiera un mañana… – no lo hubo para mis medias, desde luego, que se deshicieron en pedazos con las uñas de esa perrita- Aggggg…..Mi falda tuvo mejor suerte, porque pude quitar los miles de pelitos blancos que se pegaron en la tela…Así que, una vez que tiré las medias a la basura, cogí la correa de Luna, que iba llena de bolsitas atadas cual lazos -¡¡¡qué glamurosa es esta Blanche!!!, pensé – y se la puse todo lo mejor que pude, teniendo en cuenta que esa cosa tan pequeña y tan llena de pelo, no paraba de saltar ni de moverse….¡¡¡qué energía tenía ese bicho!!! (uyuyuy… perdón, ese bichón!!). Fue salir del ascensor y abrirse la puerta de la calle y la perrita empezó a correr y a tirar de la correa, de tal manera que se me escapó mientras una de mis uñas postizas salía disparada… -he de reconocer que tengo tendencia a morderme las uñas y eso de estético tiene bien poco… así que para la presentación de ese día a los clientes quería ir perfecta y,

como dice mi Querida Marian Keyes, las uñas largas son como los tacones altos para las manos…

Y mientras corría por la calle gritando, primero, “Luna, Luna… párate!!!” y conforme veía que esa perrita no se paraba “¡¡¡pedazo pichón haz de favor de parar ya!!!” Luna se paró en seco, apoyó su diminuto culito en la acera y ¡Oh, Dios Mío! ¡lo que salió por ahí!! No daba crédito, pero por fin entendí para qué eran todas esas bolsitas que tenía atadas en la correa… puajjjjj…. así que cogí unas cuantas y conforme me agaché oí el sonido de mi falda de tubo rasgándose por la parte trasera mientras mi cuerpo notaba una sensación de libertad como no lo había hecho desde que me había enfundado esa falda tan estrecha…😣  

Como no tenía tiempo para llorar ni lamentarme, decidí utilizar algunas de las bolsitas que sobraron para atármelas a la cintura y disimular la raja tan tremenda que se me había hecho en las costuras traseras de la falda, mientras me decía

“Rose, arriba ese ánimo que esto no te puede afectar para todo el día”…

Así continué calle arriba, sumida en mis pensamientos y con Luna ya paseando mucho más tranquila, cuando, de repente, uno de los tacones se quedó anclado a uno de los agujeritos de la acera como si se hubiese parado el mundo para él 👠  

En ese momento levanté la mirada al cielo, pidiéndole explicaciones al guionista de mi vida, y, conforme emitía un Arrggggg y bajaba la cabeza, vi a un chico desternillándose de risa mientras caminaba hacia mí…. Era un mucho más joven que yo, de cuerpo atlético, vestido con ropa de running fluorescente tipo http://roseapelton.com/running-deporte-alto-riesgo-para-encontrar-el-amor/, y sin anillo de casado 💍

otra cosa no, pero lo primero en que me fijo de un chico es en si lleva o no ese aro de metal que automáticamente genera la alerta en mí de “¡Rápido Rose! ¡huye! ¡Está casado!”

Cuando estaba ya a mi lado, con una sonrisa me preguntó “¿me permites ayudarte?” y suavemente, sacó el zapato del agujerito en el que se había metido con la tapa del tacón intacta… Yo, loca de contenta, no paraba de decirle “gracias, gracias” y él empezó a contarme que no había podido evitar partirse de risa porque me llevaba viendo desde la otra parte de la calle hacía un rato… Se me presentó y en ese preciso momento, mi mundo se paró… hasta que Luna empezó a ladrar y yo me dí cuenta de golpe que tenía que volver a dejar a la perrita a casa de Blanche y salir pitando a mi casa a cambiarme de falda si no quería llegar tarde al trabajo… Pero él insistió en acompañarme un trozo del camino mientras íbamos hablando y riendo… Y al aproximarnos al portal de mi casa, se despidió de mí, no sin antes decirme

Rose, creo que me gustas, ¿podemos quedar el sábado para comer y conocernos un poco más? Yo, boquiabierta como estaba, le dije que sí… y pensé: «Rose, comienza por hacerle caso a tu sonrisa …  Si no vas a por todo, ¿para qué vives?»


y de repente vi que tenía una de esas sonrisas que no sabes si te alegran la vida o te la desordenan…. Nos dimos los teléfonos y se marchó…

¿Creéis que me llamará? Y si no me llama, ¿debería llamarle yo? ¿Cuánto tiempo se supone que es el normal para que te llamen en estos casos?

¡¡S.O.S!! ¡¡Necesito vuestra ayuda!! Espero vuestros consejos…

A vueltas con la operación bikini

operación bikini

Después de estos días de atracones de chocolate y de varios de esos que, yo denomino, “superalimentos”

porque es comerlos y parece que te dan súper poderes (de repente pasas de un estado de apatía e inactividad a otro de querer comerte el mundo de la energía que tienes de golpe), pero también, conforme comes más y más, tu apariencia pasa a la de parecerse a la de un superhéroe, porque, como a ellos, empieza a apretarnos la ropa hasta sacar unos trozos de carne –que no músculo- cual morcillas ensartadas sin orden ni concierto alguno…

superhéroe súper poderes chocolate dulces

luchando contra alergias y la astenia primaveral, decidí coger de nuevo las riendas de mi vida y empezar ya con la operación bikini, consciente de que no me hace falta atiborrarme a chocolate, que ya soy yo suficientemente dulce, y que, aunque ir por la calle estos días es como asistir a un desfile de carnaval permanente


La primavera es un desfile de carnaval permanente: ves a gente con cuello vuelto, en tirantes, con botas de nieve…


cuando el calor hace acto de presencia, una no tiene más remedio que ponerse ligerita de ropa y enseñar algún trozo de este cuerpo de hueso ancho que me dio la naturaleza… porque

Si hago caso a la báscula, peso como una persona de 2´30 metros, así que tengo dos opciones: crecer o adelgazar…


Y, preguntando a un@s y a otr@, me aconsejaron que, antes de ir al gimnasio con mi amiga Tiffany, probase unas sesiones de “gimnasia pasiva”… Ainsss…¡¡Menudo nombre tan seductor para alguien que el único ejercicio que ha hecho en años es masticar y pensar..!!  

cintura agua gorda michelines verano

Así que, siguiendo el consejo de mi amiga Libby, decidí probar la electroestimulación!! Olé ahí!! Y allí me presenté en el sitio, donde me hicieron vestirme con un mono pegado al cuerpo que, más que una vigilante de la playa, me hacía sentir como una morsa de las lorcitas que se asomaban… Así que, tratando de respirar como podía, salí del vestuario para sentarme en una bici sin ruedas mientras me ponían electrodos por todo el cuerpo y me decían:


“Rose, tú pedalea como si no tuvieras nada de esto pegado al cuerpo… y cuando notes que las descargas son demasiado fuertes, avísame, ¿vale?”


La verdad que he de decir que el chico del gimnasio que estaba monitorizando mi cuerpo y me daba instrucciones, no estaba nada, pero que nada mal… Es más, juraría que ese cuerpo y esa cara la había visto en algún perfil de esos millones que se cruzaron por mi pantallita de móvil cuando estaba probando a buscar pareja a través de una App… Y en esos pensamientos estaba yo cuando, de repente, oigo a alguien gritar mi nombre por encima de la música: “Rose, que ya hemos empezado la clase”…

Así que empecé a mover las piernas como si no hubiera un mañana, como si me fuera la vida en ello… pero, conforme iba acelerando, empezaron a recorrerme por todo el cuerpo unos pinchacitos que, al cabo de diez minutos, se convirtieron en descargas en toda regla… y que, unido al cansancio que se iba acumulando en mi cuerpo, respirar profundo se estaba convirtiendo en una odisea…Eso y el miedo a morir electrocutada que me invadió conforme me di cuenta de que había empezado a sudar…

Pero mi “yo” presumida no paraba de decirme: “Rose, ni se te ocurra mostrarte débil delante de este monitor tan guapo… Tú aguanta hasta que termine la sesión… así que ¡nada de decirle que te baje la intensidad de esas cosas que tienes pegadas al cuerpo cual ventosas de pulpo!!” Y de esa forma aguanté los 30 minutos que duró el experimento… Me fui a duchar y cuando empecé a vestirme, ya comencé a notar los primeros efectos secundarios… porque agacharme para ponerme los calcetines se convirtió en toda una proeza… y más aguantar esa posición para colocarme las zapatillas de deporte… por no deciros el dolor que me recorrió cuando tuve que volver a enderezarme… Pero pensé “Rose, tienes que estar orgullosa de lo que has hecho, ¡¡seguro que has ejercitado músculos de tu cuerpo que estaban escondidos y que no sabías que existían por eso sientes ese dolor…!!”

agujetas músculos ejercicio cartón abejas africanas pinchazos

Con esos pensamientos, tratando de caminar lo más erguida posible – a pesar de que los pasos me salían en modo robot R2D2 – , me dirigí a casa a prepararme para una cita que tenía con un susodicho que había conocido en el trabajo… La cita fue de maravilla… hasta que el susodicho decidió acompañarme a casa y empezó a seducirme…pero fue a poner una mano en mis muslos y soltarle un

¡¡ni se te ocurra tocarme las piernas!! ¡¡por lo que más quieras!!


y, de la cara que le debí poner cogió rápidamente la indirecta de que no estaba mi cuerpo como para fiestas erótico-festivas y decidió marcharse… Así que di la noche por finalizada y me acosté para tratar de descansar… Y digo “tratar de descansar” porque intentarlo lo intenté ¡claro que lo hice! Pero no hubo forma:

fue poner los músculos en reposo y era como si una de esas fiebres tropicales se hubiese apoderado de mi cuerpo y me provocase latidos y hormigueo en todas sus partes, acompañado de una mezcla de calor y escalofríos insoportable…


Y así pasaron dos días más… cuando recibí una llamada de mi monitor recordándome que tenía otra vez sesión con él para lo de los electrodos… ¡un carajo –pensé – no vuelvo otra vez por allí..! Así que

muñeco vudú gimnasio por favor

que no vuelvo a perder una oportunidad de divertirme con un chico por no poder moverme por querer estar en forma… Eso de que el amor llame a mi puerta y yo con agujetas no puedo permitir que vuelva a pasar… ¿no creéis?

¿Debería volver a llamar a ese susodicho con el que se quedó el tema a medias y quedar de nuevo con él?

¿Os ha pasado alguna vez algo parecido de perder alguna oportunidad por tener agujetas y no poder moveros?

 ¿Hacéis algo para poneros en forma antes del verano?

Este corazón está en modo inventario…

corazón roto reparación
Dicen por ahí que si empiezas una relación con alguien que no ha superado su relación anterior, es como si te vistes de un amor usado… Y así he estado yo estas semanas… tratando de esperar ese tiempo necesario para no hilar una historia de amor con otra… porque la última vez que lo hice, al chico con el que estaba no paraba de llamarlo con el nombre del susodicho con el que acababa de romper… Y no veáis la vergüenza que me daba cuando, al darme cuenta de que había pronunciado un nombre que no era “en plena faena”, quería que la tierra me tragase al ver la cara de asombro que se le quedaba al chico en cuestión… ainsssss


Ahora mi Plan “A” es no ser el Plan “B” de nadie


El problema es que una nunca sabe cuánto es el tiempo que tiene que esperar entre relación y relación para que se considere “correcto” y que no mezcles cosas de unos con otro… aggggghhh

dejar de pensar en alguien

Así que –pensé – “Rose espera unos días antes de volver a la carga… Eso o busca a un chico con potencial para ser el hombre de tu vida que se llame igual que ese malo-malote que te ha dejado una huella tan imborrable… Y mira que ya sabías que eso te podía pasar… agggghhh”


Te lo dije

Cordialmente, tu intuición 😉

Pues ahí he estado, en modo “Inventario” con el cartel de “Este corazón no está en venta” colgado de mi pecho… – como dice mi bendita madre, a dramatismo no me gana nadie… jijijijij….- Y no sé si os pasa a vosotr@s, pero después de ese desengaño amoroso con el piratilla, no puedo parar de escuchar canciones ñoñas… De hecho, el pobre CD de Alex Ubago lo tengo ya rayado de tanto ponerlo… Y es que ¿qué haríamos sin esas canciones con cuya letra nos sentimos identificadas en cada momento? Ainsssss

Pobre Alex Ubago… a ese chico le ha pasado de todo en sus relaciones… Mira que no salirle una limpia… Creo que deberíamos invitarlo al grupo para que se desahogue con nosotras y vaya aprendiendo de todas nuestras experiencias, ¿no os parece?

recuerdos canciones memoria

Y parece que, después de romper con alguien, todo (absolutamente todo) te recuerda a él…parece que todo conspira para evitar que te olvides de él… los que pasan a tu alrededor ese día se han puesto el perfume que solía utilizar el susodicho, y en la radio no paran de sonar canciones de amor que te hacen recordar lo que puedo haber sido y ya no fue…

Olvidar el pasado no es lo difícil, sino dejar de acordarte del futuro que imaginaste… y recuperar el tiempo que le has dedicado…


y en la tele resulta que es temporada de películas románticas (¡¡Manda narices!!), esas que te provocan la lagrimilla porque al final siempre él se da cuenta de que ella es la mujer de su vida y se tira, si es preciso, al río, para ir a su encuentro (ella casualmente ese día ha decidido dar un paseo en barca… – como si dar un paseo en barca fuese lo más normal del mundo -) y él, calado de arriba abajo logra subir a la barquita con una facilidad pasmosa ¡¡¡como si hacer eso fuese fácil ¡!! …y se besan y todo se supone que, a partir de ahí, la felicidad está instalada para siempre jamás con ellos…. ¿Y cuando oyes su nombre por todas partes o lo ves en todos los rótulos y furgonetas que se te van cruzando? o parece que lo ves por todos los sitios a los que vas… Y ¿qué me decís de la cantidad de chocolate y otras variantes de dulces que nos da por comer para saciar ese vacío inmenso que se te queda cuando te han dejado o has tenido un desengaño amoroso?

mariposas en el estómago

Y es que es sorprendente el poder de la mente para permitir lo que no quieres admitir… porque sí, puede que nos haya dejado o puede que nos hayamos dado cuenta de que ese hombre no nos convenía en absoluto y nuestra parte racional lo sabe perfectamente… pero en esos   momentos lo único que tu parte visceral piensa es “Rose, ese chico, en el fondo, es maravilloso, sólo es cuestión de tiempo…., deberías hacer algo como:  

Pero, visto lo visto, al final al único al que le importa que tengas buen corazón es al cardiólogo… así que ahí he estado, en silencio estos días para ver si se me iba el “mono” de contactar de nuevo con el malo-malote… mientras buscaba chocolate por toda la casa y pedía al cielo que para la próxima vez me avise con una música especial que eche a correr conforme me cruce con otro chico que no me convenga en absoluto (como pasa en las pelis de miedo..)  

Y vosotr@s… ¿Qué hacéis cuando habéis tenido un desengaño amoroso? ¿Qué canciones escucháis? ¿Qué coméis? ¿Qué pensáis? ¿Qué pensarán ellos de esto del amor? ¿Nos echan de menos? ¿Se acuerdan de nosotras? ¿Habéis tenido relaciones con personas que tenían el mismo nombre?

                                                                                              ¡¡Espero vuestros comentarios!!

La primavera la sangre altera…



No sé si os pasa a vosotr@s pero a mí este año ha sido llegar la primavera y mis hormonas se han revolucionado a más no poder… Y ahí estoy, luchando contra los síntomas de la alergia, de la astenia primaveral y de la revolución hormonal que me hace ver hombres maravillosos donde no los hay… Y con esa revoltijo de síntomas, después de recoger todas vuestras votaciones y siguiendo vuestros consejos (http://roseapelton.com/imposible-resistirse-a-los-chicos-malos-malotes/), decidí tomar una decisión sobre el hombre con el que me iba a quedar… Y (redoble de tambor)
                                                 ¡¡decidí probar con el chico bueno!!

a ese que veía como futuro padre de mis hijos, que me iba a dar la estabilidad que necesitaba… ¡sí! Y en esta ocasión, tal y como me habíais sugerido, ser yo la que encendiese esa chispa que le faltaba al susodicho, tratando de hacer aparecer su parte picarona detrás de esa bondad infinita que le caracterizaba…

                             Así que me dije: “Rose, a tomar las riendas del erotismo en esta relación!! Que esto tiene que funcionar, ¡sí o sí!”  


Y decidí darle una oportunidad al Dios del amor con el chico bueno organizando una velada picarona un sábado con una buena cenita y unas esencias con aroma a chocolate para regalarnos unos masajes como postre… Para que no pasase lo mismo que  (http://roseapelton.com/querido-invierno-dejate-ya-de-bromitas/) le propuse que fuese él el que cocinase (así también sabría cómo era de hábil el futuro padre de mis hijos para la cocina). Quedamos sobre las ocho de la tarde en su casa y allí aparecí puntual como un reloj, preparada de arriba abajo, de dentro afuera…

Llamé al timbre de su puerta y, conforme abrió, me abalancé sobre él con la intención de darle un beso apasionado, de esos de película.. pero creo que él no se esperaba tal envestida de golpe y se pegó tal susto que echó para atrás la cabeza y se dio con el borde de una columna que tenía justo detrás…

Cuando se repuso del susto – y todavía con la mano en la cabeza (creo que le dolía)- me acerqué a él pero me echó para atrás con la excusa de que llevaba el delantal manchado y no quería que me manchase mi ropa… Así que una vez que pasé dentro, todo quedó en un escueto y virginal besito  de bienvenida…pero en la frente.. agggggg Ganas me dieron de decirle ya ahí:

 

Pasé a la cocina y comencé a abrir una botella de vino que había llevado para la ocasión, y, en el momento en que preparé dos copas y fui a llevársela al chico bueno, se la bebió de un trago antes de poder darme la oportunidad de brindar por nosotros y por ese nuevo giro que iba a tomar la relación… Ahí fue cuando pensé:

“Rose, está muy nervioso de verte en su casa… Dale tiempo y espacio…”

y decidí preparar la mesa y el dormitorio encendiendo velitas y esparciendo unos pétalos de rosa trazando el camino hacia la cama… Cuando salió para decirme que la cena la estaba preparada, ya parecía que tenía un aspecto más relajado, así que

subí un poco más el volumen de la música “sexy” que había llevado para la ocasión y me dispuse a acercarme a él bailándole al ritmo de una canción, moviendo mis caderas de tal forma que la campeona mundial de julajop se quedaba desbancada a mi lado…, con el fin de provocar en él ese apetito feroz de mí que yo tanto ansiaba…

Pero conforme me iba acercando a él con mis movimientos sensuales, su expresión iba tensándose y su cara empezaba a sudarle, la expresión de sus ojos y su boca abiertos como platos decían más “tierra trágame” que “Wowww… ¡¡qué cachondo me estoy poniendo!!”…

Y ahí, sin saber qué hacer ni hacia dónde moverse, se quedó inmóvil cual estatua de la libertad, con la copa de vino en la mano y el gorro de cocinero que se había plantado…

Así que, visto lo visto, decidí abortar la misión y, con una vergüenza que no me cabía dentro, correr un tupido velo, recomponerme de nuevo y ayudarle a sacar la cena…  

He de reconocer que todo estaba deliciosísimo… pero mi mente estaba en descubrir cómo creaba ese ambiente que le sacase su punto de tiburón dispuesto a comerse a su presa…: cada vez que le sacaba un tema “caliente” él de desmarcaba con otra cosa y cambiaba de tema…

Ganas me daban de decirle: ¿Cómo te voy a conquistar si sólo respondes con monosílabos…? ¡¡Colabora!!

Así que, cansada ya de intentarlo, me relajé hasta que, a la hora del postre, le propuse darnos un masaje de chocolate con el botecito que había comprado para la ocasión… El, caballeroso como siempre, me dijo que empezaría a darme ese masaje, que había hecho varios cursos y sabía cómo hacerlo para “activarme” –eso lo dijo con una voz picarona-. Me dio un beso apasionado y me ayudó a quitarme la ropa hasta dejarme tumbada boca abajo en la cama… Yo, esperando con una sonrisa que no me cabía en la cara, a recibir los preliminares de una noche loca de sexo…

Él, conforme abrió el bote y empezó a frotarme la espalda, comenzó a quejarse sobre si ese potingue iba a mancharle las sábanas y a saber si se iban a quitar las manchas… Así que cansada de escucharle, a mitad de masaje, me dí la vuelta para sorprenderle con la imagen de mi cuerpo desnudo y, fue apoyar mi espalda llena de chocolate de masaje en la cama, cuando pegó tal grito que Tarzán hubiese quedado como afónico a su lado ¡¡Cuidado!! ¡¡Que vas a poner todo perdido!! Así que agotada del día y cansada de no poder conseguir sacar de él la vena “piratilla”, decidí vestirme y decirle que creía que esto no iba a funcionar y que era mejor dejarlo ahí.. El asintió y me dejó ir… sin más… con el subtítulo de

“fueron felices por siempre… nadie dijo que los dos juntos”

Camino de mi casa, mientras iba recolocando mi orgullo y autoestima de mujer y me preguntaba cómo era capaz que ese hubiese sido el espermatozoide más rápido, mi parte valiente me dijo:


“Recuerda Rose, ¡¡rendirse no es una opción”!!

Así que decidí seguir probando mi vena de “piratilla picarona” y mandé un mensaje al malo – malote con la foto del tarro de chocolate para masaje y el texto ¿Te apetece probar algo dulce? Y al segundo tenía una respuesta suya:

“Ummmm… qué hambre de ti me acaba de entrar… Te espero en mi casa. No tardes mucho”

Y así fue cómo terminó ese fin de semana y los siguientes, con pasión y erotismo desenfrenado, gracias al malo-malote… disfrutando de la revolución hormonal que tenía mezcla fruto de la llegada de la primavera y de lo picante que se siente una cuando actúa sin inhibiciones creyéndose la diosa del erotismo…  

Pero el tarro de chocolate para masajes se acabó cuando, uno de los días siguientes a ese maravilloso fin de semana, fui a cenar con una amiga porque el malo-malote me había dicho que esa noche se encontraba mal y me lo encontré sentado en la barra charlando con una chica… Así que, ni corta ni perezosa, le envié un mensaje de WhatsApp diciéndole:  

Ahí la libido me dio de repente una doble voltereta lateral con salto mortal y desapareció… Y con ellas mis ganas de volver a verlo… A partir de ese día creo que ya no podré verlo como mi Dios del sexo particular, será un pirata más… pero ¡¡que me quiten lo bailao!! ¿no os parece?

¿Es normal esta revolución de hormonas que llevo dentro de mí esta primavera? ¿Es normal sentirse culpable por haberme liado con el malo-malote justo al terminar de romper con el chico buenazo pero soso? ¿Cómo darse una cuenta de si lo de la otra persona son manías, nervios o simplemente falta de atracción sexual? Espero vuestras sugerencias, consejos y respuestas!!!

¡¡Imposible resistirse a los chicos malos – malotes!!



¡¡Madre mía qué cacao tengo encima!! ¡¡Estoy de los nervios!! ¡¡Necesito vuestra ayuda urgente para aclararme y que me aconsejéis a cuál de los dos chicos elijo!!! Os cuento: ¿Os acordáis del chico detallista que os comentaba en http://roseapelton.com/esos-detalles-inesperados-que-te-dejan-sin-habla-sin-capacidad-de-reaccion/ ? Pues ha seguido teniendo detalles preciosísimos conmigo, hemos quedado varias veces y es ¡sencillamente encantador!… buena persona como él solo, con un corazón que no le cabe en el pecho… y romántico a más no poder…

Es tan dulce que, he de reconocer, si sigo con él debería empezar a tomar insulina para controlar los niveles de azúcar por esa dulzura tan extrema que le da de vez en cuando…

Vamos, que es el yerno perfecto, el padre ideal para mis hijos… Y ya me ha dicho que él no quiere relaciones de “aquí te pillo aquí te mato”, que él quiere encontrar a alguien con quien tener un futuro como pareja y poder formar una familia… Ainsss…. ¡¡¡algo con lo que siempre he soñado!!! Todo parece tan de película, pero yo me siento súper culpable, porque tengo la sensación de que con él me falta “algo”, esa picardía de malo-malote que tiene el chico NI-NI… Y que, después del mensaje que le envié (http://roseapelton.com/tarari-que-te-vi/), no ha parado de mandarme mensajes diciéndome que no puede pasar sin mí… que necesita verme, sentirme, tocarme… Vamos, un auténtico “pirata” en toda regla, malo-malote… que me ha dedicado hasta una canción porque, como buen malo – malote, sabe tocar la guitarra… (de hecho lo conocí a través de mi profesora de guitarra, Estephanie, cuando decidí probar con las clases de guitarra para conocer a gente diferente…  y ahí, entre nota y nota, me quedé enganchada de ese NI-NI malo malote….aggggg)  

 


y con sólo una mirada suya pierdes la noción del tiempo y de tu cuerpo… y eres capaz de obedecer a lo que te pida cual corderita… sin mostrar resistencia alguna… Ay ay ay…

¿Por qué será que nos resultan tan irresistibles los chicos malos – malotes?

 
Pues ahí estoy, en una encrucijada en la que mi parte racional no para de decirme:

“Rose, quédate con el chico bueno y detallista… que con él vas a estar segura por siempre jamás y vas a tener una vida equilibrada y sin sobresaltos…”


Pero… ufffff… mi parte visceral se resiste y no para de decirme:

“Rose, déjate de tonterías, que la vida se vive sólo una vez y tienes que quedarte con aquel hombretón que te haga vibrar, que te revolucione el cuerpo, el día, la vida… cual montaña rusa”


Y soy consciente de que esos hombretones malos – malotes que nos rondan, son los que nos llevan a las situaciones en modo “montaña rusa” como os comentaba en  http://roseapelton.com/s-o-s-rodeada-de-chicos-ni-ni/, te acabas pillando por ellos y terminas sufriendo y cortando con ellos, so pena de volverle loca de remate…


Con los malos – malotes no es amor, es vicio…Son como las bandas de música: llegan, tocan y ¡¡se van!!


Porque otra cosa no, pero cuando estás con uno de esos chicos “piratas”, sabes desde el inicio que con ellos es imposible tener algo serio (aunque luego se convierten en los buenos de corazón, como os comentaré en otro post), sabes que vas a acaban “enamorándote” de él y sabes perfectamente que eso no va a llevar a ninguna parte…  

Esa pillería podrían tenerla también los chicos tranquilitos, serenos y comprometidos… Entonces tendríamos clara la decisión… Es más, ni nos lo plantearíamos… Sería él… sin más…

Pero no, los malos – malotes juegan sólo a seducir: si te enamoras, pierdes…Y claro que cuentas con su apoyo, pero en la mesa, en las escaleras, en la cama…. A eso se reduce su apoyo “incondicional”…

Los malos – malotes no son buenos para comprometerse con ellos, porque eso no cabe en su mente (por lo menos contigo: siempre acaban casándose y teniendo hijos con otra que no eres tú… porque

hasta el más pirata no duda en bajarse del barco para hacerse con el tesoro que quiere…

Y los buenos, por mucho que me esfuerzo, no acaban de provocar en mí esa chispa que necesito para sentirme la “reina del paraíso”.

Esa mirada intimidante y seductora que sólo los hombres malos – malotes saben cómo hacer para que te derritas y pierdas el control

Ainsss..  y ahí estoy, planteándome si volver al infierno con ese demonio de hombretón piratilla, que no para de decirme que no le tenga miedo… que si me muerde es suavecito y de manera dulce, o esperar a que al chico detallista y buenazo se le despierten de una vez por sus demonios y que se entiendan con los míos… a ver si consigue el mismo efecto que el piratilla, de despertar esas maravillosas fantasías en mí con un simple mensaje, para que, de una vez por todas, salga a bailar mi reina del paraíso… porque  

Lo que daría por encontrarme un hombre sensible, guapo, simpático, picarón, que se enamore de mí y yo de él, que quiera formar una familia y envejecer a tu lado… pero creo que si lo encontrase, debería hacer un documental…  o una tesis…

¿Merece la pena repetir la locura de volver con el malo – malote?  ¿espero a que al chico detallista y buenazo le salga alguna sonrisa pícara de esas que provocan un terremoto sin necesidad de moverse del sitio ni de decir palabra alguna? ¿me meto en un convento de clausura por los siglos de los siglos para no sucumbir a más tentaciones? ¿¿Qué me aconsejáis??

El running es un deporte de alto riesgo para encontrar el amor

Running deporte alto riesgo amor

Tratando de reponerme del último desengaño amoroso (http://roseapelton.com/tarari-que-te-vi/), y teniendo en cuenta mi filosofía de que “Rendirse no es una opción”, decidí quedar a tomar café con mis amigas, Marguerite, Dorothy, Blanche, Deva y Tiffany, para ver qué camino tomar para salir de esta situación que no sabía si era flojera o paz interior… Y ahí, en un café que derivó en copas, llegamos a la conclusión de que

Conocer chicos diferentes

Y como el circo y las acrobacias no son lo mío, decidí probar con el running… vamos, con lo que de toda la vida ha sido “salir a correr” … pero con mallas… porque –pensé- no veas la de gente que hace eso ahora, debe estar de moda… y Rose Apelton no se va a quedar fuera… ¡faltaría más! Así que mis amigas organizaron un día de compras dedicado al running… porque ahora no vale salir a correr con la camiseta más gastada que tengas y cualquier pantalón de deporte, como hacíamos antes, no!!


Ahora hay un millón de prendas, cada cual más fosforita y tan brillantes que algún día un runner de esos que salen cuando la luz escasea, va a ser secuestrado directamente por una urraca…

Y cuatro horas después de que Marguerite y Tiffany me retuviesen en un probador bajo amenaza de que si no conseguía ir vestida de lo más cool, no iba a encontrar hombres interesantes, conseguí hacerme con el equipo entero, incluida una maravillosa gorra –para evitar que el sol me diese en toda la cara y que me saliesen las tan temidas pecas -.

Así que a la mañana ahí estaba yo, a las 8 de la mañana de un sábado, parada en uno de los lados de un parque cerca de casa, con un ruido de tripas tremendo por el hambre que llevaba (no desayuné por si se me cortaba la digestión) pero con la mejor de mis sonrisas, dispuesta a hacerme el recorrido enterito…

Y sí, empecé con mucha energía, y conforme iba avanzando me crucé con varios chicos guapísimos con cuerpos atléticos cual Adonis… -aunque no sé si los veía así por la emoción o por el hambre que llevaba -, con unas mallas que les marcaban bien las carnes y dejaban poco a la imaginación de una… No sé si os pasa a vosotras, pero



Y no habían pasado ni cinco minutos cuando uno de los chicos que iba corriendo me adelantó y se dio la vuelta para guiñarme un ojo.


En ese momento, sentí un pinchazo en el pecho y pensé, “Rose, te has enamorado… pero no, era el aro del sujetador que se me había salido”

Así, que, me lo arreglé como buenamente una puede arreglarse el sujetador en un espacio público… y continué corriendo a una velocidad – yo diría- bastante interesante, hasta que empecé a sentir un pinchazo en el costado y a notar que la zapatilla del pie derecho estaba empezando a rozarme el talón… Pero yo, enérgica que iba, decidí no hacer caso y seguir con mi “buen ritmo”, conforme notaba que la sangre iba acumulándose en mi cara, que cada vez sentía más caliente y roja…


Normalmente hago tan poco deporte que les tengo dicho a mis amigas que si un día me ven correr, empiecen ellas también a correr, porque algo grave pasa, ¡seguro!

Así que a los veinte minutos de haber empezado, casi sin poder respirar decidí pararme un poco y apoyarme en un árbol, momento en el que uno de los “runners” auténticos – y digo eso porque el susodicho llevaba, cual muñeco Iron Man, todo tipo de artilugios en los brazos, y más que salir a hacer deporte parecía que iba preparado para la guerra del fin del mundo- se paró y me preguntó:



Así que él, sin más, empezó a explicarme cómo tenía que poner el cuerpo, ayudándome con tal suavidad y sutileza que salió mi Rose seductora pensando ¡¡¡Ves Rose cómo es posible encontrar hombres apuestos y majos con esto del running!!! Y mientras me explicaba cómo hacer las rotaciones y estiramientos y me ayudaba a colocar el cuerpo… mi mente no paraba de pensar ¡qué bien huele! ¡y es guapísimo! – ¡esto está saliendo de maravilla Rose Apelton! Yuhuuuuu… Y fue cuestión de un segundo cuando, tratando de hacer una de esas “rotaciones”, mi cuerpo se tambaleó y, antes de caer al suelo, él me cogió en sus brazos…. a los que –he de decir que – me agarré como si no hubiera un mañana… Y ahí, tirados en el suelo, parecieron pasar horas… nuestras caras se acercaron y casi nos besamos…



Mi Rose seductora quería empezar a pegar saltos de alegría, pero el costado lo tenía casi paralizado de dolor…


Entonces, fue cuando él me sonrió y me dijo “Eres muy guapa”… Y yo, con la cara a punto de estallar de lo roja que la llevaba, quise levantar la mirada otra vez, pero no medí las distancias ni recordé que llevaba una gorra puesta… así que al levantar la cabeza para sonreírle, le clavé la visera de la gorra en la cara y casi le saco un ojo al pobre.


Yo: Ayayayayay… ¡qué desastre! ¡Lo siento mucho!
Él (llorando por el ojo que se le iba poniendo rojo-morado por momentos) ¡No te preocupes! ¡No pasa nada!.. Venga, vamos que te acompaño…

Y fue levantarme, hacer el esfuerzo de incorporarme, cuando un sonoro sonido salió de mi cuerpo cual monstruo que emerge de las aguas con toda su furia… Y no sabía dónde meterme… Mi sensación era mezcla de vergüenza, mezcla de alivio, porque fue salir ese aire que llevaba y desaparecer los pinchazos del costado… Y me volvía a sentir de nuevo ligera, cual pajarito…


Pero la cara de él era un poema: sus ojos desencajados y casi sin voz … ¿qué decir en esas situaciones, verdad? Ufffff… 


Así que me apresuré a decirle: No te preocupes, que tengo algo de prisa… me voy sola.. Y él asintió, con cara de alivio… Y ahí quedó todo…


Que sí… que sí… que eso de salir a correr está bien, pero, definitivamente, no es para encontrar el amor, no es para mí…


Después de esa experiencia he descubierto que eso del running es un deporte de alto riesgo para mí y que Rose Apelton no está hecha para ligar corriendo… Así que seguiré intentándolo a la manera tradicional, salvo que me indiquéis alguna otra sugerencia. ¿Habéis tenido alguna experiencia similar por querer hacer algo diferente para encontrar el amor?

Tararí que te vi…



Visto lo visto y los consejos que me habéis ido dando estas últimas semanas atrás sobre el susodicho NI-NI que no acaba de aclararse y que me envió un mensaje después de tantos días sin saber de él (¡¡S.O.S estoy rodeada de chicos NI-NI!!), he decidido escribirle este mensaje, a ver qué os parece:

Desde que estoy contigo, mi situación sentimental es “Esperando un mensaje tuyo, que a veces llega, y otras, no”


Mi Querido NI-NI,

Esta situación que tenemos desde hace tanto tiempo me parece de risa… y ya no me divierte más…creo que no me merece la pena seguir manteniendo el contacto contigo sólo vía mensajes de móvil y vernos cuando a ti te viene bien… Llevamos así mucho tiempo, demasiado – diría yo -, comunicándonos y conociéndonos gracias a WhatsApp… Llevamos ya mucho tiempo  -demasiado, diría yo – pendientes de disfrutar de una relación duradera cara a cara, cuerpo a cuerpo, como sería deseable, y ese día nunca llega… porque siempre hay obstáculos “insalvables” por tu parte para permitir que ese encuentro se produzca…

cuando-hay-interes-no-hay-excusas

Y, con el último mensaje que te mandé, en el que te decía que estaba un poco baja de moral y al que nunca respondiste, me di cuenta de que no te interesa lo más mínimo saber de mí cuando me muestro débil… Ese fue el último mensaje y nunca más volví a saber de ti…. hasta hace unos días…Al principio, cuando esto había ocurrido en alguna ocasión antes, pensaba que era tu incapacidad para gestionar los estados sentimentales ajenos, y pensaba

«Míralo Rose, pobrecito que está haciendo todo lo que puede para estar contigo»


pero ahora, con el paso del tiempo y los consejos de mis amigas, reconozco que esa actitud es simple y llanamente “dejadez” por tu parte, vamos, en palabras llanas, que te importa un comino lo que me pase y que, sea lo que sea, no quieres que te salpique, por ello, por si las moscas, no preguntas…

uno-de-los-principales-problemas

Así que, visto lo visto, he borrado tu número de mi móvil (sí… que eso ya lo he hecho unas mil veces… sí… que siempre me repito lo mismo… que no te voy a volver a dar coba…), y me he prometido a mí misma mantenerme firme en mi propósito de no volver a contactar contigo… Y que si, por un casual (tipo que se estrelle un meteorito en tu satélite) vuelves a ponerte en contacto conmigo, debo respetar mi dogma de

“No responder bajo ningún concepto… Este chico es un interesado y sólo te quiere para mantener su autoestima firme y en los niveles más altos…“


Y he prometido eso sabiendo que mantener esa promesa es mucho más difícil que aguantar el mono de la nicotina… porque tú eres de esa clase de hombres que suelen aparecer cuando ya casi te habías olvidado de ellos (lo mismo que pasa con las ganas de fumar cuando has decidido dejarlo) y siempre suelen pillarte desprevenida… para  ¡zas! engancharte de nuevo entre sus redes y de ahí no puedes escapar hasta que ellos quieran…

la-fuerza-de-la-atraccion-mental

Y tengo tantas preguntas que hacerte que si no las saco, me salen subtítulos…


la principal es, ¿qué necesidad tienes de hacer algo así? ¿qué te aporta el estar a medias tintas con una chica? 


Una amiga me dijo hace unas semanas que a hombres que hacen lo que tú padecen el síndrome del “Ghoshting”, ya que algún famoso ha hecho lo mismo… Y en este punto es cuando las mortales debemos de dar las gracias a un famoso cara dura que se ha comportado como ese hombre del que no puedes olvidarte, que de golpe desaparece hasta que, le venga en gana -si le vienen las ganas de nuevo-, porque ha hecho famoso un comportamiento y le han puesto un nombre… Y todas sabemos que

cuando algo tiene un nombre tiende a “normalizarse” en tu día a día: de algo extraño, innombrable, pasa a ser algo usual (porque a las famosas también les pasa) y le dejas de dar la importancia que, de otra forma, tendría…


A mí me da igual ya… seas un ghost o no, lo importante es que eres un NI-NI y te he reconocido a tiempo… Así que a partir de hoy dejarás de ser alguien en mi vida…

Tararí que te vi mon amour!!

(Palabra de Rose Apelton 😉


¿Creéis que debo enviárselo o creéis que es mejor dejarlo ir sin despedirme ni darle más explicaciones? ¿Qué habéis hecho en situaciones parecidas?