Historias de solteras, Sexo

Cumpleaños feliz

Y llegó el día tan esperado de celebración de mi cumpleaños con mis amigas…

No sé si os había dicho que me encanta celebrar cada año que cumplo como si fuese algo mágico: ese día se lo hago saber a todo el mundo y este año, que cumplía el simbólico número 45, no era para menos. Pero no esperaba, por nada del mundo, las sorpresas que me deparaba el día.

Os cuento:

Habíamos quedado para comer todo el grupo de amigas en nuestro restaurante de siempre: uno donde se come de vicio y donde los camareros son encantadores con nosotras – eso de que nos traten como a unas princesas por un momento nos maravilla… Seguro que a vosotras os pasa lo mismo, ¿verdad? ;-)- Pues bien, allí empezaron a traer aperitivos con Martinis varios, comida acompañada de vinos de todas las añadas existentes y postre con vino dulce. Así que os podéis imaginar las risas y el desparpajo que teníamos, hasta el punto de que nos daba igual que el resto de clientes nos mirase con una mezcla de querer apuntarse a la fiesta que teníamos y de odio, porque

cuando una va con un puntillo de más de alcohol, suele tender a levantar la voz como si estuviera en la montaña llamando a las ovejas…




Cuando llega el momento de la tarta de cumpleaños y de abrir los regalos que mis amigas me habían hecho, se apagaron las luces del restaurante y comenzó a sonar “Cumpleaños feliz” de boca de unos chicos que estaban sentados cerca de nosotras. Mis amigas les habían pedido el favor de que las ayudasen con la sorpresa, y ahí estaban ellas y los cuatro chicos cantando a pleno pulmón la consabida cancioncilla, emocionados… ellos y yo, que no podía parar de llorar.

He de confesaros que soy una blandengue que se emociona con cualquier pequeño detalle y que no puede evitar que las lágrimas broten cual Cataratas del Niágara, sin poder parar y, a veces, sin sentido… sólo porque todo lo que sucede a mi alrededor me parece mágico y lo vivo con tal intensidad que, en ocasiones, me resulta agotador, incluso, a mí.

Cuando encendieron las luces, mientras dejaba de llorar y empezaba a ver con claridad, me di cuenta de que uno de esos chicos ya le estaba haciendo ojitos a Tifanny y el otro no paraba de hacer reír a Khalesi… Ainsss… el amor, ¡qué bonito y qué complejo es! – pensé, y me emocioné todavía más…-.




Simplemente darte cuenta de que la vida va pasando, que sigues cumpliendo años y que no acabas de encontrar a esa persona maravillosa que sabes que te mereces, que no sabes si lo que estás haciendo para encontrar al amor de tu vida está bien o lo estás haciendo mal, o deberías hacer otras cosas diferentes, pero no tienes ni idea de qué es lo que debes hacer…

Esa mezcla de frustración y tristeza, mezclada con la alegría de ver a los que te rodean ya emparejad@s, disfrutando de una relación… Es difícil de digerir, sobre todo si te has bebido hasta el agua de los floreros… agrrrrr.

Pero como decía Freddie Mercury, el show siempre debe continuar estés como estés, así que decidí dejar de lado esa sensación agridulce y me levanté para agradecer a esos chicos que se hubieran atrevido a cantarme la canción, cuando, de repente, me di cuenta que la cara de uno de ellos me resultaba familiar… Me acerqué y, fue oír su voz, y decirme su nombre, cuando el mundo se me vino encima… ¡¡Era mi primer amor!! El primer chico con el que había salido… ¿sabéis ese primer amor que nunca se llega a olvidar, pase el tiempo que pase? Pues ahí estaba el mío… Y seguía teniendo esa sonrisa encantadora y –según me enteré-, estaba sin pareja… ainssss…. Mientras nos mirábamos creo que el tiempo se detuvo, porque dejé de oír el griterío de mis amigas, y tuve la sensación de que estábamos solos él y yo, como en las películas… con una luz iluminándonos a los dos y todo a nuestro alrededor tranquilo, sin sonido… (eso debió de ser fruto de la mezcla de alcohol que nos habíamos tomado… o que, por un instante, él y yo fuimos abducidos…porque normal, lo que se dice normal, la sensación no era… ).




De golpe noté la mano de alguien en mi hombro derecho y una voz: era mi amiga Blanche que que decía que volviese a sentarme para que pudiesen darme los regalos. Así que, mientras volvía a mi silla, él me anotó su número de teléfono para que lo llamase y pudiésemos quedar para ponernos al día.

Ya centrada otra vez en mis amigas y le di un trago al vino dulce espumoso que nos habían servido -necesitaba beber algo fuerte que me hiciese reaccionar -, y empecé a abrir los regalos. Entre ellos estaba, como no, ¡¡¡el tan famoso Satisfyer®!!!

Y es que, al parecer, era la única del grupo a la que le faltaba por probar ese estimulador de clítoris del que todos hablan: las mujeres para bien (lo ensalzan como un milagro sobrenatural) y los hombres para mal (han visto en él un competidor aventajado). Y no es para menos… ¡Madre mía qué escándalo de aparatito! Y eso que – aunque sea políticamente incorrecto decirlo- tengo una colección interesante de juguetitos eróticos, fruto de las múltiples reuniones de Tapersex a las que he asistido con mis amigas y de tener espíritu de exploradora que me caracteriza en todos los ámbitos de mi vida 😉 

Cuando llegué el sábado por la noche a mi casa, después de la celebración del cumpleaños, lo primero que hice fue cargar el aparatito y sacar la servilleta con el número de teléfono de mi primer amor. Y fue despertar el domingo por la mañana, y mirar el uno y la otra y decidirme, sin lugar a duda, por el Satisfyer. Definitivamente, en ese estado resacoso no estaba preparada para enviar un mensaje a ese primer amor que me rompió el corazón por primera vez en mi vida…




Y ¡vaya si lo probé! En cuestión de segundos estaba sintiendo una sensación de placer que no sabía que era posible…Así que se lo comenté a mis amigas en el grupo de WhatsApp y, desde entonces, estamos todas en modo competición a ver quién dura más de no sé cuantos segundos con el aparatito funcionando… Eso sí que es una competencia sana, ¿no creéis? Jajajaja…

Ahora no sé si quiero un hombre a mi lado – el último no sabía pronunciar bien las erres, así que podéis imaginaros su destreza en este ámbito… – o me centro en probar durante una temporada a mi nuevo “amiguito”, que ese sí que sabe hacerme vibrar maravillosamente bien y siempre que lo necesite estará a mi lado, no como los susodichos que se me han cruzado en mi vida últimamente.




Ainssss…. Y aquí me tenéis con el Satisfyer cargándose y pensando si llamo a ese chico que fue el primer amor de mi vida y que me rompió por primera vez el corazón o me dedico al aparatito y me dejo de complicaciones…Y con la duda de si el amor de mi vida echaría a correr si se enterase de que me gustan los juguetes eróticos… ¿Qué pensáis vosotr@s?





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